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Ciencia, tecnología y economía      

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Los estudios para varios países muestran que el gasto en ciencia y la tecnología tiene un efecto positivo sobre la productividad y por esa vía sobre el crecimiento de una economía. Países como Corea del Sur, Singapur, los países nórdicos, Alemania, invirtieron en ciencia y tecnología y sacaron beneficio de eso. Acá más cerca, Brasil diseñó una política pública de largo plazo para la ciencia y la tecnología con grandes avances en esas áreas y tuvo el resultado de poner al país en el más alto nivel mundial.

Colombia, como otros muchos países en desarrollo, no ha podido aprovechar esa relación virtuosa entre la ciencia y la tecnología y el crecimiento de una economía. En el caso particular del país, la existencia de la biodiversidad con una apropiada política de ciencia y tecnología traería beneficios inmensos. Por las características de la ciencia y la tecnología es un gasto de fomento que debe asumir el Estado pero al que puede sumarse la inversión de las empresas en esos rubros, la llamada investigación y desarrollo. En el país el gasto en ciencia y tecnología es tan solo 0,7 del PIB y la industria colombiana poco hace en investigación y desarrollo, aún si se le compara con países de características similares

No existe, en esas condiciones, un ambiente propicio para desarrollar la ciencia y la tecnología en Colombia, uno de los pilares del emprendimiento. Colciencias, la entidad encargada de la política pública y de proveer recursos para la investigación y la formación de doctores, enfrenta siempre limitaciones presupuestales para llevar a cabo su labor. A veces diera la impresión de que es una entidad de bajo perfil y poco conocida, a pesar de una labor muy juiciosa aunque limitada por las dificultades.

En ese orden de ideas, faltando solo la sanción presidencial, la creación inminente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCTI) es, sin duda, una buena noticia porque realza la importancia del tema y hace más fluida la relación con el resto del gobierno y, muy seguramente, va a facilitar la discusión sobre los recursos que le deben ser asignados, incluidos los de regalías para llevar a cabo inversión.

Sin embargo, la iniciativa no deja de suscitar algunos interrogantes que vale la pena plantear. En un primer momento, la creación del nuevo ministerio no afecta las arcas del Estado porque se hace sobre la estructura de Colciencias, pero si se quiere que el nuevo ministerio sea mucho más de lo que es hoy esa entidad, su alcance debería ser mucho mayor. Eso no significa que deba ser más grande en nómina, pero sí en eficiencia y con un norte claro. Es difícil pensar, por ahora, dada la difícil situación fiscal, en incrementar el presupuesto para el nuevo ministerio; sin embargo, en el mediano plazo, y si de verdad se quiere hacer algo serio en ciencia y tecnología, se debería crear una entidad de excelencia alejada de la politiquería e incrementar el gasto en esos rubros (el estándar en la OECD es 3 % del PIB).

El problema de la ciencia y la tecnología en Colombia no se resuelve con la creación del ministerio, pero definitivamente esto ayuda. Lo importante es que la sociedad aprecie y entienda las posibilidades que brinda una buena política pública al respecto. La ciencia y la tecnología pueden costar, pero sus réditos son importantes.

*Internacionalista

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