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La Tatacoa: destino turístico emergente que necesita más atención

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El desierto de La Tatacoa se ha convertido, en los últimos años, en uno de los principales lugares de turismo emergente en Colombia, al ser uno de los mejores sitios en Suramérica para la observación astronómica y arqueológica, por lo que se están desarrollando varios proyectos de turismo.

Si bien, se ha convertido en una oportunidad única para sus pobladores, en especial para los habitantes de Villavieja, población que queda dentro del desierto, ubicada a 38 kilómetros de Neiva (Huila), tambíen se pueden transformar en un verdadero riesgo a este bosque seco tropical, que es la segunda zona más árida del país, después de la península de La Guajira.

Cerca de 35 mil hectáreas del desierto, están protegidas dentro de la figura de Parque Nacional Regional, pues otra buena parte de La Tacatoa, son predios privados, que hasta hace algunos años no estaban delimitados, tan solo algunos que se dedican a la crianza de diferentes animales.

Sin embargo, en los últimos años, sus propietarios han delimitado sus prioridades con kilómetros de cercas con alámbres de puas, a la espera de una bonanza turística que aumente la demanda de terrenos para realizar distintos proyectos, lo que elevaría el costo de sus terrenos.

Esto se ha ido generando desde hace unos diez años, con el aumento del turismo al desierto, muchos de ellos en búsqueda de un lugar ideal para la astronomía y el placer de ver al cielo en búsqueda de las estrellas. Otros, detrás de los fósiles, el desierto es una zona rica en ellos, para reencontrarse con la historia de millones de años atrás, además de quienes están en búsqueda de hacer deporte en una de las regiones más áridas del país.

EL LUJO EN EL CORAZÓN DEL DESIERTO

La Tatacoa es un lugar que mágico, con un paisaje diverso, a tal punto, que se han grabado allí series de ciencia ficción donde las historias se desarrollan en otros planetas. Por eso, es uno de los principales destinos de turismo emergente en Colombia, aumentando el número de turistas, tanto nacionales, como extranjeros.

En el caso del turismo internacional, cada vez se interesan más en los destinos que ofrece el departamento del Huila, pues además de lo que ofrece el desierto, se encuentra San Agustín y Parque Arqueológico, Patrimonio Histórico de la Humanidad.

Por esto, desde hace varios años Frank Corredor ha venido trabajando en un ambicioso proyecto denominado Bethel Bio Luxury, un hotel de lujo en el centro del desierto, en búsqueda de entregarle a sus huéspedes experiencias de hotelería emergente bajo el concepto de glamping.

“El lujo en medio del desierto es percibido de una manera diferente, todo con el fin de exaltar las cosas más básicas de nuestra vida y que no se suele valorar”, comentó Corredor.

Y agregó: “Colombia está viviendo un momento muy interesante de recuperación de territorio tras el Proceso de Paz, que es ideal para aquellos turistas que van en búsqueda de nuevas experiencias. Bethel surge con la idea de entregar producto turístico de calidad a los destinos turísticos que tiene Colombia, un país que tiene una gran cantidad de lugares de gran potencial turístico, pero son pocos los hoteles que se encuentran dentro de dichos lugares, y esta es la oportunidad que encontramos dentro de un lugar turístico emergente de interés mundial como el desierto de La Tatacoa”.

Las distintas cinco experiencias que sus huéspedes encuentran dentro de su hotel, van completamente de la mano con el paisaje de la región, con sus cáctus, las espinas y las piedras, con un concepto que él autodenominó ‘arquitectura de papel maché’.

“Tiene que ver mucho con la artesanía, con lo hecho a mano, que está en tendencia mundial, donde se ha generado un nuevo concepto de lujo”, continuó Frank Corredor.

Según su creador, el hotel se sostiene entre dos componentes claves, la responsabilidad ambiental y la sociedad.

“Si no tengo esa relación con mi entorno, en especial en terrenos tan sensibles como el desierto, el producto se convierte en algo impuesto, y lo que nosotros buscamos fue integrarnos y ser experiencial, por eso, las habitaciones buscan integrarse en el territorio, con paredes de arbustos llenos de espinas que se van integrando. Junto a ello, está el trabajo de la comunidad, con personas que no tenían oportunidad de empleo, ya están viendo que el turismo les puede generar una calidad de vida. Bethel es una muestra de que el turismo transforma región”.

La labor no ha sido fácil para un proyecto en medio del desierto, de lujo y con una población sin oportunidades pero tampoco con la capacitación adecuada en el turismo, por lo que cada uno de los empleados ha ido aprendiendo, en el camino, lo necesario para la atención de los huéspedes, que entienden y reflexionan sobre cómo, cosas cotidianas como el acceso al agua o un cubo de hielo, es un lujo en pleno centro de La Tatacoa.

“Hace diez años al desierto llegaban 110 mil personas por año, con un 95 por ciento de extranjeros que recorrían la ruta del sur, conectando Bogotá con La Tatacoa y terminando en San Agustín, pero el desierto no tenía infraestructura hotelera. Desarrollamos Bethel desde el 2015  con predios adquiridos desde el 2008, y a partir de ese desarrollo, están llegando por año, 273 mil personas. Esto ha hecho que los dueños de otros predios aumentaran el valor de sus terrenos, en un boom que se debe manejar con mucha responsabilidad, como lo venimos haciendo en Bethel”.

El temor, es que lleguen grandes cadenas hoteleras y desarrollen construcciones que no tengan que ver con el desierto, pueden afectar al desierto y sus ecosistemas. “Debemos cuidar el entorno, no lo podemos prostituir, porque es el desierto el que nos da todo”, finalizó.

BOGOTÁ, (Colprensa).

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