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¿Qué tan lejos estamos de lo último en tecnología?

Sin inversión en infraestructura lo más cercano en tecnología “avanzada” serán mejoras en bienes como tv. 

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La conclusión más importante que puede dejar el cierre del Consumer Electronics Show (CES) 2019 —el evento de tecnología más importante del mundo— para Colombia, al igual que en otras ediciones, es que los avances más importantes llegarán al país sólo hasta dentro de un par de años. Las razones más importantes se resumen en dos: aún hace falta un mercado mucho más interesado por este tipo de cambios, al menos a nivel del consumidor, y se necesita de infraestructura.

Mientras las redes de conexión a internet 5G se prevean para empezar a consolidarse hasta el año 2022 el interés de los desarrollos que traen empresas como LG, Samsung, Sony, entre otras, no podrá encontrar la suficiente demanda en países de economías desarrolladas, incluso, cuando se hagan esfuerzos para generar ese ambiente propicio de funcionamiento.

Daniel Medina fue ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia y, a su juicio, el cambio más importante que debería hacer el país está en que primero se ataquen las deficiencias en términos de cobertura, para luego pensar en cómo se pueden desarrollar los demás cambios que propone ese mundo de la tecnología.

“En un país como Colombia la prioridad de la agenda política debería ser conectar a los desconectados y mejorar la velocidad hacia 4G en móvil y en fija por encima. En términos de desconectados, el 50 % de la población no tiene acceso a Internet adecuado”, aseguró Medina.

Además de tener que sortear la necesidad de contar con una infraestructura propicia para el libre desarrollo de este tipo de cambios, las empresas deberán hacer un esfuerzo extra para que se genere una demanda de mercado lo suficientemente fuerte para que esos nuevos productos sean una parte importante dentro de las fuentes de ingreso de las compañías.

Estos mercados son realmente atractivos, de acuerdo con la Asociación del Consumidor de Tecnología (CTA, por sus siglas en inglés) sólo para el caso del internet de las cosas, en las casas inteligentes, genera al año, ingresos cercanos a los 84 mil millones de dólares. De acuerdo al organismo, es una industria que combina bienes y servicios y que se convierte en uno de esos planes alternativos a la caída de actividades tradicionales como las asociadas al petróleo.

Para Gary Shapiro, presidente de la CTA, es urgente que se dé un trabajo mancomunado entre empresas y gobiernos para que este tipo de cambios se den de la manera más rápida y generando la menor cantidad de traumatismos posibles, pues “la conectividad será la tendencia principal que unirá el mundo digital y el físico”, es una tendencia imparable.

La necesidad del cambio

Las tecnologías obsoletas suelen convertirse en un lastre para cualquier economía. Y el presupuesto siempre es el de estar a la vanguardia. “Es un trabajo que debe buscar complementarse. El cambio dentro de las empresas es necesario, y debe hacerse de la manera menos traumática. Debe ser un cambio incluyente, que después tendrá sus beneficios. Máquina y humano deben lograr esa clave de entendimiento”, dijo Frances West, experta en tecnología y exdirectora de Accesibilidad para IBM.

Para West, la clave estará en entender cómo también cambia el modo de trabajar, de crear un espacio, de abrirle puertas a nuevas herramientas de trabajo. El consumo, dice ella, se regirá también por cómo se modifiquen los espacios de trabajo. En la medida en que tanto trabajadores como empleadores le den un lugar a esa transformación será provechoso, siempre y cuando se tenga la infraestructura necesaria.

Mientras esto pasa, lo más cercano que pueda llegar a tenerse en términos de tecnología “avanzada” en el país serán mejoras en bienes regulares de consumo: televisores, neveras, consolas de video, que por precio serán las más cercanas al consumidor. Sí brindarán una experiencia de usuario bien distinta, pero no serán ese gran vuelco que se necesita para la consolidación de lo que se conoce como la Cuarta Revolución Industrial (es decir, la era digital).

Para Marco Arévalo, gerente comercial de Hypervision (compañía que desarrolla hologramas), la tarea más grande está en que las empresas se convenzan de que es vital hacer un cambio y migrar a nuevas tecnologías para comunicar un mensaje o mejorar un proceso de producción.

“Nosotros le ofrecemos a las empresas una manera distinta de exhibirse, una que el cliente regular no conoce. Pero siempre nos chocamos con ese miedo de las compañías a dar el paso a lo desconocido”, afirmó. Y agregó que parece convertirse en un obstáculo que agota, pues las empresas no invierten en innovación tecnológica de este tipo, creyendo que el consumidor no lo va a sentir como un valor agregado.

No es nuevo que el cambio con este tipo de innovaciones esté a la vuelta de la esquina. No es gratuito que Apple, por dar una referencia, haya decidido comprar en agosto de 2018 a la compañía Akonia Holographics. Esto con la idea de empezar a tener desarrollos que vayan de la mano con, por ejemplo, la comunicación, vía teléfono celular, utilizando la realidad aumentada. Es decir, poder ver a través de un holograma a la persona que está al otro lado del teléfono o la pantalla.

Finalmente, una industria que pareciera tener gran parte de los beneficios más grandes en el desarrollo de tecnologías es la de la salud. Allí tal vez pueda darse un cambio más inmediato que los demás desarrollos. Herramientas que se adhieren a la ropa, así como robots que controlan los ciclos de sueño y una alimentación balanceada de los usuarios son algunas de las innovaciones más importantes. Y se cree que estarán más próximas a entrar a un mercado más cercano porque son vitales, reducen costos.

“Y además son industrias que sin duda generan una mayor demanda de servicios. Por salud siempre será bueno pagar de más. Tal vez allí exista una posibilidad real de negocio para naciones como Colombia. Habrá que avanzar, como en todo, en temas de regulación”, concluyó Raúl Ávila, profesor de economía en la Universidad Nacional.

De hecho, hubo un optimismo mesurado en las industrias que tuvieron lugar en el CES 2019, tal vez quienes más se arriesgaron a pronosticar un cambio más cercano fueron algunos de los protagonistas del sector automotor.

La opinión generalizada está en que 2020 sea el año del revolcón y la consolidación de los carros 100 % eléctricos. Por eso la necesidad de que históricas del sector, como Mercedes Benz o Nissan, mostraran cuáles son los planes que tienen en ese sentido, e incluso fueran más allá y empezaran a planear cuál será el paso siguiente, que por ahora se ha fijado en los carros que se conducen de manera autónoma.

 

 

El Colombiano

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