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Maduro, el enemigo político que Duque eligió

El presidente Iván Duque busca liderar el bloque suramericano contra el gobierno de Nicolás Maduro. 

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Dice la teoría amigo – enemigo del politólogo y filósofo alemán, Carl Schmitt, que los gobiernos y los políticos en general necesitan tener una relación con un enemigo público al que pueda culpar y perseguir, sin que signifique desaparecerlo por completo. Al contrario, es una relación mutua de la que cada uno saca provecho.

Este caso aplica para la relación actual entre los presidentes Iván Duque y Nicolás Maduro. Duque, quien viene subiendo el tono de los señalamientos contra el gobierno venezolano, anunció hoy la creación de Prosur, una organización para reemplazar a Unasur y para según él, “buscar los mecanismos necesarios para recuperar la democracia en Venezuela y ponerle fin a la dictadura”.

Esta intención del mandatario colombiano confirma su deseo de liderar el bloque suramericano contra Maduo, y de paso fortalecer su imagen en el país.

En Colombia, la pasada contienda por la Presidencia entre Iván Duque y Gustavo Petro reflejó que al electorado también se conquista con posiciones radicales. Para el primero, el país no podía correr el riesgo de “convertirse en otra Venezuela”, mientras el líder de la izquierda señalaba que su contrincante no representaba las bases sociales y que no gobernaría para los más pobres.

En coherencia con el discurso de campaña, Duque como presidente continúa presionando al régimen de Maduro y sus reiteradas declaraciones evidencian que es el “enemigo público” que escogió para acercarse más a los colombianos, para compartir un mismo concepto y sacar rédito político de ello.

 

Oportunidad para su imagen

Con la caída de su favorabilidad y algunos problemas de gobernabilidad terminando 2018, la manera como el Gobierno asume las relaciones con Venezuela puede convertirse en la brújula que guíe a Duque a repuntar ante la opinión pública.

Germán Valencia, profesor del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, considera que Duque está usando la estrategia que a Uribe le dio popularidad. “Duque no va a cambiar esa doctrina porque presenta a Venezuela como un problema y como un riesgo. La necesidad es mutua, nos estamos haciendo nacionalistas, los mandatarios defienden los valores, la identidad del país, el territorio y eso les da más popularidad”, indicó.

Luis Trejos, docente e investigador del Departamento de Ciencia Política de la Universidad del Norte piensa lo contrario. “La presión internacional profundizará la migración de venezolanos hacia Colombia, situación que tiene importantes impactos en el plano nacional y local (seguridad, desempleo, aumento de la pobreza, xenofobia). Impactos que pueden seguir afectando la favorabilidad de la administración Duque”.

Lo cierto es que tener buenas relaciones internacionales no garantiza que la imagen del presidente sea positiva en el país. Juan Manuel Santos consolidó amistades con diversos países en el mundo y sin embargo, en Colombia su imagen seguía afectada.

Para la senadora del Centro Democrático, Paola Holguín, la postura del gobierno Duque frente a Venezuela no es cálculo electoral ni por su imagen. “Ha mantenido su posición siempre, apoyo humanitario y fuerza contra el ‘narcorégimen’. El atropello de Maduro no ha sido solo contra su pueblo, su régimen ha servido como guarida de organizaciones criminales colombianas”, subrayó la senadora.

El senador del Polo Democrático, Iván Cepeda, dice que “la política del gobierno colombiano con Venezuela es errónea, Duque está incrementando el clima de tensión y no hay discursos sobre problemas nacionales, los asesinatos de líderes sociales, la crisis económica y social, la implementación de la paz; ahora estamos volcados a discutir los problemas de Venezuela”.

 

Batuta en América Latina

Los tiempos en que la izquierda era mayoría en Suramérica y el expresidente Chávez gozaba de un numeroso apoyo internacional terminaron.

Varios países de la región tienen ahora gobiernos con tendencia hacia la derecha, lo que deja al presidente Nicolás Maduro más solo y con menos apoyo de la comunidad internacional.

En ese escenario, Iván Duque ha sido uno de los mandatarios que más ha criticado el gobierno de Maduro y que más ha adelantado acciones para que otros países lo sancionen económicamente, y para que no legitimen su mandato.

Según Migración Colombia, en el país hay más de un millón de venezolanos, lo cual lo convierte en el territorio que recibe la mayoría de migrantes y el más afectado por la crisis social y económica.

Esta situación la utiliza políticamente el jefe de Estado colombiano, para ser quien más lidere en la región las intenciones incluso de derrocar su gobierno.

Para Jaime Duarte, docente de gobierno y política de la Universidad Externado, el presidente Duque busca asumir el liderazgo del Grupo de Lima. “Duque se muestra agresivo contra Maduro, pero compasivo y acogedor con los venezolanos. Está mostrando un país igualitario, acogedor y solidario con la tragedia del pueblo venezolano y eso es positivo, no todos los países han reaccionado con la misma generosidad de Colombia”.

Recibir y ayudar a los migrantes venezolanos valida a Duque para seguir ejerciendo presión contra el gobierno venezolano, incluso ha recibido buenos comentarios del Papa Francisco por las muestras de solidaridad.

Para el analista Trejos, “Colombia debe mantenerse impulsando el bloqueo diplomático y cuidarse de caer en provocaciones armadas, así como unificar el discurso institucional, evitando declaraciones disonantes como las formuladas por el embajador en los Estados Unidos, Francisco Santos”.

Antes de que Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía, integrantes del Grupo de Lima negaran reconocimiento al nuevo gobierno de Maduro, Duque había adelantado una reunión con el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, quien se sintonizó con las ideas de Duque y luego participó telefónicamente de la reunión del Grupo de Lima.

Estas relaciones diplomáticas también despiertan inconformismo entre sus opositores. El senador Cepeda sostiene que aunque la crisis en el vecino país es indiscutible, “el problema debe ser resuelto por el pueblo venezolano y por las fuerzas políticas de ese país. La comunidad internacional puede contribuir incentivando al diálogo político entre la oposición y el gobierno, pero vemos que Duque asumió otro camino, no ayudar a la solución sino aumentar la tensión militar en la región”.

El congresista también comentó que así como Venezuela exhibió bombarderos rusos, hay despliegue de tropas estadounidenses en la frontera entre Panamá y Colombia, y que Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, ofreció la posibilidad de crear bases militares de Estados Unidos. “Hay sectores extremistas en el continente que están buscando un conflicto armado”, aseguró.

Para la senadora uribista Paola Holguín, Colombia tiene todos los argumentos para intervenir sobre la crisis venezolana. “Los países que pertenecemos a la ONU y a la OEA, hemos sido signatarios de resoluciones que nos obligan a la lucha por la democracia. La crisis de refugiados que está provocando Venezuela pone en riesgo la seguridad en la región, Maduro provocó la expulsión masiva e ilegal de miles de colombianos por la frontera y hoy tienen 50 presos políticos colombianos. Por todo eso es un tema que le compete profundamente a Colombia”, concluyó.

El gobierno de Maduro es el enemigo político más visible de Iván Duque hoy. Pase lo que pase en la República Bolivariana, el discurso en Colombia se mantendrá porque ha dado resultados desde campaña y no es hora de cambiarlo.

 

El Colombiano

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