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Chalecos amarillos´ a las calles, pero en orden

El ministerio del Interior contabilizó 84.000 manifestantes en todo el país, prácticamente la misma cifra que la semana pasada. En París, la protesta convocó a 7.000 personas, frente a las 8.000 del sábado pasado.

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Decenas de miles de «chalecos amarillos» manifestaron sin incidentes mayores en toda Francia ayer sábado, el décimo consecutivo, poniendo a prueba el debate nacional convocado por el presidente Emmanuel Macron para intentar apagar estas protestas antigubernamentales.

El ministerio del Interior contabilizó 84.000 manifestantes en todo el país, prácticamente la misma cifra que la semana pasada. En París, la protesta convocó a 7.000 personas, frente a las 8.000 del sábado pasado.

Los manifestantes en la capital, que gritaban «¡París de pie, levántate!» recorrieron 14 kilómetros, custodiados por 5.000 policías.

«Seguimos manifestando por un mayor poder adquisitivo, para vivir decentemente», dijo a la AFP Mathieu, un profesor de música de 30 años, que sale a manifestar cada sábado para denunciar la brecha «cada vez mayor» entre los pobres y los ricos.

Al cierre del cortejo se registraron algunos incidentes entre manifestantes y policías. Los agentes dispararon gases lacrimógenos y cañones de agua cerca de la explanada del Palacio Nacional de los Inválidos, en pleno centro de la capital, para hacer retroceder a manifestantes que lanzaban piedras y botellas. Pero la tensión cayó rápidamente.

Unas 30 personas fueron detenidas en la capital, principalmente por porte ilegal de arma, según la policía.

Además de París, miles de manifestantes desfilaron en las principales ciudades de Francia, incluyendo Toulouse, Burdeos y Lyon, en medio de fuertes despliegues policiales, con 80.000 agentes en todo el país.

Las manifestaciones se vieron empañadas por escaramuzas, pero sin comparación a la violencia registrada en algunas de las anteriores protestas de este colectivo.

El denominado «acto 10» de los «chalecos amarillos» se produjo unos días después del gran debate nacional de dos meses que convocó Macron para intentar desactivar las protestas, la peor crisis desde su elección en 2017.

En las calles, los franceses se mostraban escépticos en cuanto a los resultados de esta consulta que se llevará a cabo en todo el territorio. «No están abordando los problemas reales», denunció Marie-Hélène Guais, una mujer de 60 años, que desfiló en París.

«Lo que queremos son referendos de iniciativa ciudadana para que el pueblo pueda revocar leyes, supervisar los gastos y destituir a los altos funcionarios o incluso al presidente si así lo desean», dijo, haciéndose eco de una de las principales reivindicaciones de los manifestantes. 

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