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Y, ¿quién es el verdugo de Federer?

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Roger Federer ha sido el gran ídolo de Stefanos Tsitsipas durante toda su vida y este domingo ambos se medían en el Abierto de Australia: el joven griego, llamado a ser uno de los grandes nombres en un futuro cercano, eliminó al mito suizo en ese cruce de octavos de final.

En las paredes de la habitación de Stefanos, el rostro de Federer acompañó su día a día en sus años de infancia y adolescencia, plasmado en carteles y fotografías.

 

“Es una leyenda de nuestro deporte”, afirmaba ya al término de la tercera ronda ante ese siguiente duelo con su ídolo. “Estoy muy emocionado por ese partido”, se ilusionaba entonces, sin imaginar cuál iba a ser el resultado de ese pulso.

Este ateniense de 20 años se soltó el pelo de su melena para devorar, como un león hambriento, al actual número 3 del mundo, que cumplirá 38 años en agosto, 6-7 (11/13), 7-6 (7/3), 7-5 y 7-6 (7/5). Y medirá fuerzas ante Roberto Bautista.

Su gran eclosión llegó en 2018, el año en el que logró una primera final, en el torneo de Barcelona. Luego jugó otra final en el Masters 1000 de Canadá en agosto y un primer título ya en Estocolmo en octubre. “Siempre he pensado que me llevaría más tiempo llegar. Pero he trabajado duro y no es una sorpresa para mí”, estimaba, seguro de sus capacidades, este deportista de físico espigado y atlético (1,93 metros de altura, 85 kilos) hace apenas unos meses.

 

Familia de deportistas

Pero no solo el físico está detrás de su éxito. “Stefanos está adquiriendo una gran fuerza mental, sobre todo gracias a las victorias difíciles que ha conseguido”, estimaba recientemente a la AFP su padre, Apostolos Tsitsipas.

En 2015 entró a trabajar a la Academia Mouratoglou, una auténtica fábrica de campeones en la Costa Azul francesa, pero Apostolos siempre ha estado al lado de su hijo. “Hay una conexión muy especial”, admite.

Apostolos, entrenador de tenis en un club de Glyfada -periferia de Atenas-, es un loco del deporte, pero también la madre de Stefanos, un extenista profesional en la Unión Soviética. Julia Salnikova, hija de un campeón olímpico de fútbol, es otro ejemplo de la cultura deportiva de la familia. El secreto es “fijar objetivos gradualmente y responsabilizar al jugador para hacerle progresar”, repite.

Stefanos, primero de cuatro hermanos, tuvo sus primeros éxitos importantes en 2016, año en el que ganó en la categoría júnior de dobles en Wimbledon, llegando al primer puesto mundial juvenil.

Su trayectoria tiene hasta una etiqueta en redes sociales, que usa en forma de marca, #TsitsiFast, de la contracción de “Tsitsipas” y “Fast” (rápido en inglés). El verdugo del más grande augura gran futuro.

 

El Colombiano

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