Que sea un motivo

Al fin se supo porque los venezolanos están saliendo de su país. Falta de motivación para reír es el motivo. Con dolor en lo más profundo de su corazón están hasta la coronilla de los chistes flojos de Maduro. Unos se decidieron por emigrar a otros países para carcajearse como muchos años no la habían hecho. Y los que se decidieron por Colombia son los más felices.

Acá andan con los ojos húmedos no por estar llorando porque dejaron su vida en su tierra, sino por la partida de payasos, con el perdón de los payasos, en todos los lugares en donde se encuentran con los políticos. Eso de mantener a la expectativa millones de seres con una ilusión, solo lo han percibido por acá.

De ver u oír como un Fiscal de la Nación investiga y condena a otros en menos de lo que canta un gallo y a él ni de fundas. Eso es como para totearse de la risa. Bueno se contagian con lalgunos nativos de este lugar. Al fin se han puesto de acuerdo los dos países vecinos que andaban en desacuerdo desde hace 200 años cuando Bolívar y Santander estaban de pistolera. Aunque hace unos 10 años atrás por poco nos vamos a los cocotazos con los venecos. Aunque el único que quedó con esta fea costumbre fue el candidato Germán Vargas que se la dedicó a uno de sus escoltas

Es que estos gobernantes no podemos cambiarlos por nadie. Son como los gatos que se la embarran y le echan tierra al asunto como si no hubiera pasado nada. Como saben que tendrán casa por cárcel se las pelan por desangrar más al país. No solo en lo económico sino con sangre de verdad. Y hacen cola.

La última pilatuna es el proyecto de Hidroituango. ¡Que manera de contar la forma como han esquilmado a todo los colombianos con una sonrisa que en cualquier momento sueltan la carcajada!. Entonces se la dedican a Maduro pata ti pata ta, en donde los problemas de allá son más graves que los nuestros. Los asesinatos de líderes es el plato diario pero los que tiran piedras en las protestas en Venezuela son más peligrosos, el hambre de allá se siente peor que los que pasan los colombianos. Nos quieren hacer creer que vivimos en el país de Alicia. Esa la del cuento. Porque el cuento va más allá.

Que le van a dar golpe de estado a Nicolás. Que en Cúcuta están atrincheradas miles de tropas, que en Panamá están aterrizando aviones bombarderos, que los que nunca hemos rezados  aprendamos a hacerlo, porque lo que viene es de verdad. Que los gringos amenazan,” que cuidado se meten con Guaidó” y los rusos pregonan que al mandatario venezolano no lo pueden tocar “ni con el pétalo de una rosa”. Todo el cuento es por el petróleo.

Entonces como no hay ni fu ni fa, para el tan cacareado golpe, en el escenario colombiano es donde está el verdadero show. Con mentiras tras mentiras quieren ocultar el daño que le han hecho a la flora, la fauna y a los pescadores del rio Cauca y el desastre que se avecina. Ahí es donde ellos se van a chupar whisky al exterior y a soltar la carcajada. Mucho país para ser gobernado por unos payasos corruptos. Otra vez, perdón para los verdaderos payasos.

Por eso los circos están desapareciendo porque adentro ya no hacen reír a nadie y las carpas las están armando en el mismo Congreso. Abracémonos con nuestros hermanos venezolanos, porque igual que ellos tenemos dos presidentes al mismo tiempo, ellos llegaron a enseñarnos a reírnos de la vida porque a nosotros se nos secaron los ojos de tanto llorar. Si, abracémonos. Que sea un motivo.

*Arquitecto