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Un canto por la libertad de toda Venezuela se oyó en la Frontera

Este concierto sirvió, además, para estrechar aún más los lazos entre colombianos y venezolanos, como países hermanos. /AFP

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Por:

KENDRY

SERRANO

ENVIADA ESPECIAL

Trataba de resistir. Su esfuerzo era evidente, como quien se acuerda de que hay cosas que es mejor hacerlas en la intimidad: no ser vulnerable a la vista de los demás.
Mientras Reynaldo de Armas cantaba en el escenario: «Bolivariano, soy tu amigo, soy tu hermano, venga un abrazo colombo-venezolano, con la firmeza de un latinoamericano», durante su presentación en el Venezuela Aid Live, la mujer venezolana no pudo detener su sentimiento y las lágrimas comenzaron a brotar. Primero lentamente, pero luego como un río. Tardó varios minutos para sobreponerse.

La mujer tenía un camisa blanca y jeans, al igual que la mayoría de los asistentes al evento. A su espalda se podía observar las banderas de Venezuela y carteles en los que se repetía la palabra libertad.

 También se escuchaban gritos de los asistentes, pero fue el joropo entonado por Reynaldo de Armas y el Cholo Valderrama lo que más emocionó no solo de la mujer sino a sus compatriotas. Y también a los colombianos que allí se encontraban. Y lo hizo con una canción que es un homenaje al Llano Grande, que une a Colombia y Venezuela en un mismo ritmo, algo similar a lo que hizo el concierto: juntar la voz de los artistas por la libertad y solidaridad del mundo ante la situación que atraviesa Venezuela.
«Si podemos llevar a la gente al espacio, por qué es tan difícil sacar a nuestros hermanos de la pobreza. Este concierto se hizo para conseguir la tan necesaria  ayuda humanitaria, se trata  de marcar la diferencia en la vida de millones de personas. Debemos romper el estancamiento y acabar con con esta crisis humanitaria ahora. Hay gente muriéndose porque tiene hambre», dijo Richard Branson, el empresario británico que puso en marcha este proyecto, al darle inicio al evento, con puntualidad inglesa, a las 11:10 de la mañana.

 Mientras el público le gritaba en inglés «we love you», Branson le dio paso a José Luís Rodríguez, el ‘Puma’, el artista venezolano de 76 años, que con este concierto regresó a los escenarios después de sufrir una delicada operación de transplante de pulmón.

Rodríguez dijo que no quiere morir antes de que la democracia regrese a su país y le pidió a los militares venezolanos que no disparen contra su pueblo.
El artista venezolano habló a los asistentes y agradeció a Colombia, a la oposición y a los venezolanos. Les dijo “resistan”. Reymar Perdomo, también artista venezolana,  logró que el público cantará en unísono la canción ‘Me fui’, con la que es reconocida en su país por haber huido a raíz de su oposición al chavismo. La canción es considerada  el himno de los migrantes.

 Jean Carlos Canela, músico de origen venezolano, le pidió al pueblo venezolano que confíe en que la ayuda humanitaria va a llegar muy pronto, así como la libertad. Luego de esto, el reguetón se tomó los escenarios con Danny Ocean, quien usaba una camiseta de Nelson Mandela. La mujer venezolano, que había llorado con la música de Reynaldo de Armas, ahora cantaba y se movía al ritmo de la música, aunque las lágrimas todavía no se iban del todo de su rostro.

 La sorpresa de la jornada vino con la irrupción  en las pantallas del concierto para trasmitir la intervención del presidente chileno, Sebastián Piñera, quien llegó a Cúcuta para entregar ayudas humanitarias desde su país. «No  puede haber nada más cruel que un gobierno que niega y cierra las puertas a sus ciudadanos y genera tanto sufrimiento», dijo, mientras alrededor se escuchan gritos como «!Abajo Maduro!», mientras se lanzaba agua al público para mermar el calor del mediodía.
Su homólogo colombiano, Iván Duque, tomó la palabra para hacer un  llamado a las fuerzas militares venezolanas para que se ubiquen en el «lugar correcto de la historia».
«No existe mejor frase que la que inicia con un gracias, gracias Venezuela». Con esa frase, inició su intervención el influencer cristiano mexicano Javier Habif, que continuó diciendo:»qué glorioso se mira el pueblo bravo, vamos con cicatrices y llantos pero feroces luchadores: gochos, caraqueños, maracuchos. Nada es pequeño cuando se habla de esta patria porque se habla de Venezuela, se habla de gigantes».

La mujer, que ya había olvidado su llanto, volvió a romper en lágrimas, mientras abrazaba a otra chica que estaba a su lado. El público también rompió en llanto. Fueron aproximadamente cuatro minutos en los que las personas se iban contagiando de sentimiento y esperanza.
Algunos se arrodillaron, otros alzaron las manos, pero todos pedían la libertad de la nación ubicada al otro lado del Puente Tienditas, donde Nicolás Maduro, el gobernante de ese país también instaló una tarima para desafiar el movimiento social que se ha unido en los últimos días clamando que abandone el poder.  El influencer terminó con un grito de batalla :»Venezuela ruge, ruge, ruge» y una sutil oración casi entre labios que apenas se escuchó, el cual fue respondido con la ovación masiva del público.
Silvestre Dangond, Carlos Baute, Carlos Vives, Juan Luís Guerra, Maluma y Miguel Bosé, que por su voz se notaba bastante enfermo, se encargaron de poner a bailar al público a ritmo de vallenato, regaeton y  cumbia. La mujer de camisa blanca dejó de bailar tímidamente al ritmo de Baute, quien entonó ‘Venezuela mi patria querida’.

Carlos Vives

El artista samario Carlos Vives puso a vibrar a todos los asistentes con la interpretación de La Bicicleta, Robarte un Beso, y La Tierra del Olvido, esta última canción la interpretó junto Santiago Cruz y Gussi.

Carlos Vives con su presentación llenó de emoción y hasta las lagrimas a todo el público que se volcó a presenciar este concierto y respaldar la ayuda humanitaria para Venezuela.

Al cierre de esta edición, llegó al puente de Tienditas el presidente interino de Venezuela, Juan Gauidó, quien se reunió con el mandatario colombiano. En el escenario, los músicos continuaban subiendo a la tarima y no parecía que los asistentes tuvieran la menor intención de dejar de danzar, gritar y sudar./ COLPRENSA

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