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Declive emocional de migrantes

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Las emociones de los habitantes de frontera oscilan entre la tristeza, el miedo y la esperanza, en tanto que sus condiciones de salud se advierten cada vez más deterioradas y su proceso de integración social constituye un desafío, según se expuso el viernes en la III jornada de discusión y análisis sobre la frontera colombo-venezolana.

El evento, liderado por la Red colombo-venezolana de movilidad humana, que integra universidades de la región y de Venezuela, presentó las inquietudes de investigadores en torno al fenómeno migratorio.

Yorelis Acosta, psicóloga social de la Universidad Central de Venezuela, presentó los hallazgos de un estudio en el que encontró que en los Estados fronterizos El Zulia, Táchira y Bolívar cambió la vida de los ciudadanos, “y pareciera que estos Estados tienen más en común con Colombia que con Venezuela”.

La experta afirmó que la emocionalidad del migrante “que va arrastrando su historia, sus afectos, hacia un destino incierto” se ha deteriorado, así como la de las familias que se quedan en el territorio vecino, que deja resultados como un 39.6 por ciento de tristeza en el estado Zulia, por ejemplo.

“El venezolano no estaba acostumbrado a migrar y su salida se está viviendo desde el sufrimiento y el duelo”, señaló.

Así las cosas, de un total de 2.536 encuestados en distintas zonas del país, halló que un 19.7 por ciento está marcado por la tristeza; 16.6 por ciento, por la rabia, y 16.3 por ciento por la esperanza, pero solo un 5.7 por ciento con alegría.

Así mismo, indicó que según las clases sociales son más resilientes los sectores pobres, en tanto que en la clase media predomina el miedo, lo cual afecta la percepción de futuro y presente de Venezuela, en un entorno de permanente agotamiento.

Neida Albornoz, docente de la Universidad Simón Bolívar, reveló que lidera un proyecto para analizar la condición nutricional de niños y adultos migrantes regulares, y aunque la iniciativa está en proceso, se ha encontrado que el estado de los migrantes no es el mejor, ni emocional ni físicamente.

Por su parte, María del Pilar Triana, coordinadora de la maestría en psicología comunitaria de la Unad, enfatizó en la necesidad de integrar socialmente a los migrantes pues, aunque ellos han encontrado mecanismos de organización social y política, es importante que la acogida “sea en doble vía”.

Lo anterior, debido al desarraigo que marca la vida de los migrantes, la soledad que experimentan, y la identidad que queda en riesgo.

Para Triana, las experiencias de integración favorecen el desarrollo, e incluso motivan un crecimiento binacional más estable.

 

Cúcuta La Opinión

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