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La historia del túnel auxiliar de desviación, punto de quiebre de Hidroituango

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Surgió en 2014 como una solución para recuperar el retraso de un año que tenía la desviación del río Cauca, dentro de la ejecución de Hidroituango. Una auditoría de la Contraloría General afirmó después que este túnel, denominado Galería Auxiliar de Desviación (GAD), empezó a construirse 13 meses antes de obtener licencia ambiental.

Sin embargo, el hecho de mayor notoriedad fue el colapso de la estructura, que marcó el comienzo de la contingencia en Hidroituango.

Hicimos una radiografía de los acontecimientos que marcaron la historia de este tercer túnel, el punto de inflexión para la futura central.

 

¿Por qué se construyó?

El diseño original del proyecto contempló el desvío con dos túneles de 14 metros de ancho por 14 metros de alto, conocidos como izquierdo y derecho. Conforme a lo establecido en el cronograma original, el río Cauca debía desviarse por dichos túneles a principios de 2013, sin embargo, se presentaron problemas en adquisición de predios, demoras en la construcción de vías de acceso y dificultades en los emboquilles de los pozos de compuertas, en el portal del sistema de desviación.

Finalmente, el río solo pudo ser desviado en febrero de 2014. Previo a ese hito, se analizaron alternativas para recuperar el atraso de un año que tenía el megaproyecto en ese momento. La conclusión fue construir un tercer túnel de desviación, conocido como GAD, que permitiría el cierre futuro de los dos primeros túneles y el posterior llenado del embalse. Además, esta GAD facilitaría que los dos túneles originales pudieran ejecutarse sin las compuertas previstas desde el comienzo.

En un documento dirigido al Congreso el 20 de septiembre pasado, EPM explicó que para avalar el funcionamiento de este sistema auxiliar de desviación se hizo un modelo hidráulico a escala en el Instituto Lactec de la Universidad de Paraná, en Curitiba (Brasil).

Los diseños de la GAD iniciaron en octubre de 2014 y están consignados en un informe denominado “Análisis de alternativas para el cierre de los túneles de desviación y llenado del embalse”. Dichos diseños fueron ejecutados por el Consorcio Generación Ituango (Integral-Solingral), a través del contrato CT-2011-009.

 

El hallazgo de la Contraloría

En una auditoría realizada al proceso de licenciamiento de Hidroituango, conocida en agosto de 2018, la Contraloría General confirmó un hallazgo administrativo, con presunta connotación disciplinaria y penal, por el comienzo de obras de la GAD sin el permiso ambiental requerido.

En el informe de 442 páginas, el ente de control afirmó que el 5 de julio de 2016 se solicitó a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) la modificación de la licencia otorgada en 2009 para la construcción del sistema auxiliar de desviación.

En la resolución 1.139 del 30 de septiembre de 2016, la Anla otorgó la modificación y aprobó siete numerales. El primero de ellos fue el de la construcción de un túnel, “donde se instalarán las compuertas y la estructura de descarga de fondo que originalmente se tenía previsto instalar en los túneles de desviación”.

Pese a que las fechas de la modificación de la licencia estaban claras en el registro de la Anla, la Contraloría revisó los informes de interventoría, realizados durante la construcción de las obras civiles y el montaje de equipos electromecánicos, y evidenció que se iniciaron obras en el sistema auxiliar de desviación desde agosto de 2015, es decir, 13 meses antes de que se aprobara la modificación de la licencia.

Según la auditoría de la Contraloría, la Anla fue omisiva al momento de evaluar en campo y no evidenciar la realización de grandes obras por parte del proyecto hidroeléctrico, “sin los permisos ambientales obligatorios”. Asimismo, señaló que la “falta de un seguimiento adecuado no permite garantizar el cumplimiento de las obligaciones establecidas al proyecto y el adecuado manejo ambiental de las actividades realizadas”.

En entrevista con EL COLOMBIANO, Juan Esteban Calle Restrepo, gerente de EPM entre 2012 y 2015, dijo que “siempre entendió que el proyecto tenía todos los licenciamientos ambientales en orden” y afirmó que hay en curso una investigación sobre los temas procedimentales en el licenciamiento ambiental de la galería auxiliar de desviación.

“Esa investigación se tiene que concluir y EPM tiene que dar las explicaciones del caso, pero fue un tema procedimental. Si ahí hubo algún tipo de mal manejo e irregularidad, esas personas tienen que dar una explicación”, afirmó.

El colapso del tercer túnel
El 28 de abril de 2018, tras un desprendimiento parcial de material, la GAD sufrió una obstrucción que duró un día. El 30 de abril hubo otro derrumbe que la taponó definitivamente. El hecho produjo el embalsamiento aguas arriba y marcó el comienzo de la contingencia en el megaproyecto.

La GAD colapsó en el punto comprendido entre los 490 y 540 metros de longitud, zona situada a la salida de una curva después de la entrada.

Para conocer la causa física del taponamiento de la GAD, EPM contrató un estudio técnico a la firma noruego-chilena Skava Consulting, presentado el viernes pasado.

La causa física probable que inició el colapso sería la erosión. Esta fue progresiva en una zona donde se conjugaron la presencia de discontinuidades geológicas (cizalla) en el piso y el sector de mayor potencial erosivo del agua.

El túnel, en el sector donde se presentó el colapso, estuvo sometido a distintos tipos de regímenes de flujo en un corto periodo de tiempo. Fluctuó entre flujo libre, en transición y presión más de una vez en pocos días. Dicho comportamiento contribuyó a un daño acelerado en la capacidad estructural del túnel y el macizo rocoso circundante.

Una vez que la GAD perdió su forma y el flujo de agua indujo aumentos y oscilaciones de presión en el túnel, el soporte de la GAD perdió su funcionalidad y se aceleró la caída de material en la zona colapsada del túnel, produciendo obstrucciones que se manifestaron en disminuciones del caudal recibido del embalse.

Estas interrupciones produjeron efectos incontrolables y muy destructivos conocidos como golpe de ariete. La cavidad creció y alcanzó la roca de las paredes y del suelo, lo que finalmente detonó el colapso en forma abrupta. Este tapón continúa hasta la fecha.

Leonardo Bustamante Vega, gerente de Ingeniería de Skava Consulting, explicó el viernes pasado que esta zona de cizalla, donde se produjo la erosión y posterior colapso definitivo del túnel auxiliar, no fue tratada ni protegida, por un diagnóstico deficiente en la etapa de diseño

Jorge Londoño De la Cuesta, gerente de EPM, dijo durante la presentación del estudio causa raíz que al Consorcio Generación Ituango (Integral-Solingral) le correspondía dar las explicaciones pertinentes.

EL COLOMBIANO se contactó con Carlos Eduardo Isaza Aguilar, presidente ejecutivo de la firma Integral, quién informó que, por ahora, no darán declaraciones a medios de comunicación sobre las conclusiones del informe causa-raíz. “Por el momento estamos analizando en detalle el mencionado informe. Por lo pronto estaremos hablando con EPM”, sostuvo Isaza.

 

 

Medellín El Colombiano

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