HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Aniversario nefasto

Ayer se cumplió el primer aniversario del triunfo del No en el plebiscito

Una victoria como la de David contra Goliat, inesperada, casi milagrosa, contra el Gobierno y su propaganda multimillonaria y mentirosa, los partidos políticos excepto el Centro Democrático y la admirable y corajuda senadora Sofía Gaviria, todos los alcaldes y gobernadores (presionados presupuestalmente por el Gobierno), los medios de comunicación, el cardenal y el entonces presidente de la Conferencia Episcopal, incluso el papa que apenas unos días antes se montó en el maniqueo discurso de amigos y enemigos de la paz. Nada le sirvió a Santos, ni cambiar las reglas legales del juego para desequilibrar la cancha y favorecer el Sí, ni bajar el umbral, ni ofrecer el espejismo de un paraíso en el post conflicto, ni los miles de millones invertidos en engañar a los ciudadanos ni los dedicados a aceitar periodistas y politiqueros, ni negar la posibilidad a los promotores del No de divulgar sus ideas y propuestas. El No triunfó por la fuerza de sus ideas y sus posiciones en defensa de la democracia y la propiedad privada, por el acierto en resaltar el premio a los criminales dándoles beneficios y prerrogativas que no tenemos los que nunca hemos delinquido, y porque las redes sociales impiden hoy la manipulación de la información por los medios de comunicación enmermelados. 6.400.000 votos de pura conciencia.

Pero ocurrió lo que nunca había ocurrido en la historia de la democracia colombiana. Por un lado, Santos le hizo trampa a la democracia y a los electores, y desconoció el resultado del plebiscito que él se había inventado. Por el otro, el Congreso y la Corte Constitucional avalaron semejante asalto y pretendieron darle un barniz de legalidad sentando la base de que los congresistas pueden suplantar la voluntad ciudadana y de que los mismos magistrados, en apenas pocas semanas, puede desdecirse de su propia jurisprudencia sin ruborizarse.

El robo fue consumado. Pero no ha sido olvidado. El país tiene que recordar para que los nefastos precedentes no se repitan. Y nosotros no cejaremos en el empeño de cambiar los entuertos. Empezando por la Jurisdicción Especial de Paz. Está probando que todas las advertencias que hiciéramos son ciertas. Una mayoría extranjera y con tendencia de izquierda escogió, como se le dio la gana, una inmensa mayoría de magistrados aún más de izquierda, antiuribistas, y muchos contratistas del Gobierno. Las inhabilidades, los conflictos de intereses, no fueron considerados. Santos, en abierta contravía de la Constitución, reglamenta la JEP aun sin ley estatutaria. Y se anuncia que los supuestos beneficios para militares y policías no existirán. La JEP será un instrumento para dejar en impunidad los crímenes de lesa humanidad y de guerra de las Farc y para perseguir a militares y policías en activo y en la reserva y a los civiles que nos hemos opuesto a los terroristas.

Además de sacar el pacto con las Farc de la Constitución y eliminar el cogobierno guerrillero, una de las principales tareas del próximo gobierno debe ser poner fin a la JEP y devolverle a la justicia colombiana su majestad y competencias.

*Abogado

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