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El glifosato y su daño a especies nativas del país

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Actualmente el país se encuentra en vilo a la espera de una decisión de la Corte Constitucional sobre la autorización para el uso o no del glifosato en la lucha contra los cultivos de uso ilícito. Mientras esto ocurre, siguen apareciendo conceptos que le dan más fuerza a la teoría que afirma el daño que puede causar este herbicida más allá de matar una hoja de coca.

Uno de esos casos confirmaría que el glifosato es tóxico para peces nativos como el yamú, el pez fantasma, el bocachico y la cachama blanca. Esa es la conclusión a la que llegó un estudio de la Universidad Nacional en el que las diferentes pruebas concluyeron que el herbicida tiene efectos negativos en los sistemas nervioso y respiratorio de esas especies.

El profesor Jaime González, de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, explicó que fueron tres proyectos realizados en laboratorio y que se basaron en exponer a los animales a una concentración del agente tóxico. De ahí se pudo establecer el efecto.

“Para el primer proyecto tomamos ejemplares de las especies yamú y bocachico e hicimos la toxicología básica. Trabajamos controles sin glifosato en el agua y concentraciones de 10 y 30 ppm (partes por millón). En ambos casos hubo un 100 % de mortalidad. Con esos resultados determinamos que estas dos especies son bastante sensibles a la exposición al herbicida”, detalló el docente.

El segundo proyecto, en el que también participó la Universidad Distrital, fue basado en el pez fantasma, el cual se comunica generando ondas eléctricas para alertarse en una situación de riesgo.

“A diferencia del bocachico y el yamú, esta especie fue mucho más resistente; se necesitó una concentración de 90 ppm para que mostrara signos. Los síntomas de este fueron la alteración del sistema nervioso y la dificultad respiratoria”, dijo González.

Sobre las ondas eléctricas, el profesor argumentó que tras hacer una medición estas estaban entre los 800 y 900 Hertz. “Sin embargo, cuando empezó a exponerse al glifosato la onda alcanzó los 1.200 Hertz. Lo que quiere decir que cuando este pez emite una onda de tales valores está alertando que hay algo malo en el ambiente”.

En el último proyecto, se evaluó el estrés oxidativo en las especies. “El glifosato está pensado para que actúe sobre la célula vegetal, que a diferencia de la animal tiene una pared celular (barrera adicional de protección), por lo que se puede prever que el herbicida actúa más fácilmente sobre la membrana celular de un animal”, indicó el docente.

En esta prueba, concluye académico, los peces no murieron, ni siquiera tuvieron signos ni síntomas de intoxicación en este experimento, pero las pruebas bioquímicas nos indican que las membranas celulares de las branquias y el hígado se empezaron a alterar, seguramente por acción del surfactante que va sobre el glifosato”.

EXPERIENCIAS EN TERRENO

Rodrigo Botero, Director Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, comenta las vivencias que ha tenido en las diferentes regiones donde el glifosato fue utilizado para la erradicación de los cultivos de uso ilícito.

“Lo que más recuerdo es la dificultad con que quedan los suelos para permitir procesos de regeneración natural de vegetación y volver a la secuencia de la sucesión vegetal hasta llegar al bosque. Conocí lotes completamente ‘muertos’ durante muchos meses. En términos de salud, lo que más recuerdo es el caso de las poblaciones Nukak afectados por fumigación en cocales que invadieron su territorio, hubo problemas en grupos enormes con afecciones de piel, digestivas y en vías respiratorias. En el Hospital de San José del Guaviare aún deben reposar esos registros”, aseguró.

MEDELLÍN (El Colombiano).

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