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“Los crespos” empoderan a la mujer samaria

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Crespos Santa Marta hoy acoge a más de 150 samarios y que se encargan de desmitificar todos los paradigmas que hoy existen alrededor del cabello natural, en particular del cabello afro.

Por
LAURA
BUJATO CUAO

Con un mensaje de aceptación a su cabello natural y a sus raíces es como nace ‘Crespos Santa Marta’. Una comunidad que acoge tanto a hombres como mujeres que están lidiando con los comentarios negativos y las exigencias sociales del mundo de hoy. Como enfoque más importante, resalta el mostrar el valor del cabello natural, el aceptar la identidad, la reivindicación y el empoderamiento de la mujer.

Claudia Iguarán, nació en Santa Marta, pero vivió durante muchos años en Bogotá y durante toda su adolescencia se alisó el pelo para poder encajar en lospatrones de belleza impuestos por su familia y la sociedad.

Así como ella, muchas mujeres con cabello con texturas diferentes, siendo el más popular el rizado, han lidiado con los comentarios negativos y las exigencias sociales. Pero en los últimos años, se han fortalecido los grupos de mujeres y hombres que cada vez más se aceptan tal cual como son, incluido su cabello.

‘Crespos Santa Marta’, así tiene por nombre la primera red de apoyo que surgen en la ciudad desde la solidaridad como fuerza que mueve al mundo y que acompañan a las mujeres y hombres en la transición del cabello alisado a las trenzas o al afro. Esta comunidad está conformada por más de 150 integrantes con quienes hacen acciones conjuntas como eventos y encuentros.

De igual forma, pretende proyectar tres ejes primordiales, el primero de ellos es la aceptación de la belleza y la importancia de que las personas luzcan la belleza natural; la segunda es el autoreconocimiento como afrodescendientes y por último enfrentar el microracismo como esos pequeños comportamiento y actitudes que si bien muchas veces no son abiertamente dichas se evidencian en los diferentes entornos sociales, laborales y culturales.

LA INICIATIVA

Esta iniciativa nace un día de abril del 2018, cuando un grupo de jóvenes emprendedoras y con profesiones diversas decidieron darle solución a las necesidades y al llamado de auxilio de colectivo ignorado y apartado de la sociedad por no encajar con las normas de belleza que hoy son impuestas por la mayoría.

La abogada Sandy Córdova Bermúdez; Claudia Iguarán y Merary Sarmiento Yanes realizadoras de cine y audiovisual; Eva Carolina Oñate Ibarra, Joselín Steel Pérez, comunicadoras sociales y la ingeniera ambiental, Cristina Miranda Castillo, fueron las precursoras de esta iniciativa que hoy acoge a más de 150 samarios y que se encargan de desmitificar todos los paradigmas que hoy existen alrededor del cabello natural, en particular del cabello afro.

La decisión de crear este colectivo también estuvo impulsada por el racismo y la urgencia de desmitificarlos dogmas que existen alrededor del tema de tener el cabello crespo y por supuesto de pasar más allá de la moda que supone tener el cabello de cierta manera. Así mismo, se trata de aceptar la herencia innegable que tiene este tipo de hebras con áfrica. Pues hoy en Santa Marta todavía resulta extraño ver en la calle a alguien luciendo su cabello crespo natural, “por qué la gente aún no acepta que venimos de afrodescendientes”, puntualiza Merary Sarmiento, una joven realizadora audiovisual.

Por su parte Claudia Iguarán, una mujer que ha sufrido de acoso y discriminación por parte de la sociedad y su familia por la valiente decisión de aceptarse tal cual como es, agrega que “dentro del mundo crespo hay racismo de diferentes tipos, por ejemplo: discriminación por ciertas texturas  de cabellos, sobre todo con el afro. Porque ven a los crespos y dicen ‘se le ven divinos’, pero ven un cabello afro y su reacción es ‘ese pelito apretado no es tan chévere’.”

‘Crespos Santa Marta’ es un especio o que reúne a todos aquellos que crecen y continúan viviendo bajo la sombra del concepto de que el cabello afro es feo; de la estigmatización con que señalados erróneamente al decir que su cabello es de cierta forma porque no se peinan y por ende huele mal.

‘Crespos’ brinda estos espacios en donde su colectivo no tiene que discutir que cabello es más bonito que otro, por el contrario resalta un ambiente de alegría, de intercambio de experiencias y saberes con el que pretenden crear una red de apoyo y empoderamiento para así alzar sus voces conjuntamente y decirles a Santa Marta y al país que los crespos no son feo, ni son inadecuados.

“Nuestro objetivo es culturalizar desde la raíz, que en este caso viene siendo en la mamá, cuando uno crece la mamá desde pequeño no te sabe tratar el cabello, como la mamá no sabe tratar el cabello, no sabe peinarlo; ella cree que lo mejor es echarle químicos o hacer ‘unos moños’ para que no se vea el cabello. Entonces uno crece sin saber cómo cuidarlo y cómo manejarlo, tu cabello es feo”, afirmó Cristina Miranda Castillo colíder de ‘Crespos Santa Marta’

RESPETO Y NO TOLERANCIA

Con este tipo de iniciativas se le ha dado mayor visibilidad a la resistencia a través del pelo en Santa Marta. Pero esto no es nuevo, menos si se habla de la cultura afro. Sin embargo, todos y cada uno de los que integran esta red concuerdan en un aspecto fundamental, el problema radica en el respeto.

“Es un tema de respeto, nosotros hacemos precisamente los encuentros, se llaman encuentros porque te encuentras contigo mismo, y con personas que pueden tener historias parecidas a las tuyas; historias que de pronto no pueden ser tan graves, pero siguen teniendo el mismo trasfondo”, enfatiza Joselín Steel Pérez colaboradora de esta iniciativa.

“En esos encuentros son un espacio de motivación”, continúa Pérez refiriéndose al tema, pues dentro de sus objetivos como asociada del colectivo esta resaltar las necesidades que pasa una persona por el simple hecho de tener el cabello diferente o el color de piel diferente, aunque aclara, que todo esto lo hace sin necesidad de victimizar a los afrodescendientes si no es un simple tema de respeto por él que ella aboga.

Sin embargo, ella afirma que en Santa Marta aún son muy pocos los que respetan la identidad cultura que ella representa, más bien hace hincapié en que existe un término mal utilizado como es la tolerancia. “Si contextualizas el termino con las acciones, se hablamos en temas de género de toda la diversidad sexual, cultura, racial que hay ahora; la tolerancia no debería ser un tema puesto en escena para lidiar con algo con lo que uno nace, hay colegios con los que dejan a los niños ir con  cabellos pintados de colores, pero no con su cabello natural no que es un nido de piojo.”

Más que un tema de estética estas siete mujeres en un trabajo articulad con las más de 150 personas que conforman la comunidad más que resaltar la estética buscan infundir un aprendizaje, de cuidado y de empoderamiento sobre todo en la mujer, pues a lo largo de la historia del país, se ha evidenciado que son las mujeres quienes más han sufrido discriminación de toda índole.

En las trabajo y en las escuelas siguen existiendo este tipo de prejuicios  y Crespos Santa Marta, es un espacio para socializar, para aprender y sobre todo en términos de  autoestima.“Es muy importante  porque hay cosas que cambian rápido de afuera hacia adentro, pero de adentro hacia afuera es muy difícil.” Aclara Eva Carolina Oñate Ibarra comunicadora social de Crespos Santa Marta.

Así mismo, la lucha por el cabello natural también empodera desde la educación, porque esto le ha permitido aprender a las mujeres que, no todos loscabellos afro son iguales. Unos pueden tener una textura suelta y en forma de ese (s), mientras que otros pueden ser un conjunto de ochos. O que una de las formas de eliminar el microracismo que existe es  hacerle entender a las personas que esa decisión estética representa un ejercicio de lucha y resistencia ancestral.

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