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La Amazonia en peligro

Colombia es reconocida como el país con la mayor biodiversidad por kilómetro cuadrado del mundo y cuenta, además, con todos los pisos térmicos, pero, paradójicamente, según las Naciones Unidas, se cuenta entre los veinte países con mayor vulnerabilidad frente al cambio climático.

Colombia, según el más reciente reporte cartográfico del Instituto Von Humboldt Colombia posee 37 complejos de páramos, 50% de los páramos del planeta, todos ellos, a excepción de los de la Sierra Nevada de Santa Marta, ubicados en la cadena montañosa de la cordillera de los Andes. El de Sumapaz esconsiderado como el más extenso del planeta. Solo hasta el año pasado se alcanzaron a delimitar, aunque la delimitación de Santurbán la tumbó la Corte Constitucional, al resolver un recurso de tutela y dejar sin efecto la Resolución 2090 de 2014 que lo había delimitado. Colombia dispone, además, de 59 parques naturales terrestres y marinos, los cuales abarcan el 11.2% del área continental y el 15% del área marina.

Existe una gran imbricación entre los bosques y el agua, de la cual se sirven para refrescarse a sí mismos y a su entorno, liberando humedad a la atmósfera, la que luego retorna con las lluvias. Un grupo de 50 expertos, liderados por la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal, después de revisar con todo el rigor científico más de mil publicaciones sobre la interrelación entre los bosques y el agua, llegó a la conclusión que entre la evaporación del agua y la transpiración de las plantas en la superficie terrestre contribuyen de media al 63% de las precipitaciones. Esto es lo que se conoce como el ciclo hidrológico.

Las plantas, además, tienen la virtud de capturar el CO2 que flota en el medioambiente y libera oxígeno a través de sus estomas, un proceso inverso al de los humanos que inhalan oxígeno y exhalan CO2. Y de contera, la vegetación  contribuye a la conservación, reproducción y desarrollo sostenible de todas las especies que habitan el globo terráqueo, incluido el ser humano.

Pero la deforestación galopante es la peor amenaza  que se cierne sobre esa gran biodiversidad, especialmente en la zona amazónica. El caso más patético esel del Parque Nacional Natural Serranía Chiribiquete, el cual junto con la Sierra de Nuquén y la Serranía de la Macarena son los sistemas montañosos más importantes de la Amazonia. El mismo fue incluido por la Unesco en 2018 en la Lista de sitios Patrimonio Mundial de la Humanidad, siendo catalogado comoel único sitio mixto cultural y natural de Colombia, destacándose por sus características geológicas y por el asentamiento de comunidades aborígenes, así como especies endémicas. La mezcla del paisaje natural y el arte rupestre plasmado en las paredes de estas gigantes mesetas, en donde se han podido develar 70 mil pinturas indígenas, le han merecido el calificativo de la “Capilla Sixtina de la Amazonia”. Según estudios antropológicos se ha podido establecer que las mismas datan de más de 20 mil años. La película Magia salvaje le reveló al mundo la belleza y el embrujo de esta maravilla.

Pues bien, como la mayor deforestación se viene dando en la Amazonia, se está poniendo en entredicho no sólo su integridad sino la conectividad ecológica regional, así como la conexión natural entre este parque y las áreas protegidas que lo circundan. Al ecocidio provocado por la deforestación se viene a sumar la amenaza de un etnocidio, toda vez que está poniéndose en grave riesgo la supervivencia de los pueblos indígenas asentadas allí en aislamiento voluntario. Se teme que se repita la tragedia que vivieron los Nukak Maku hace más de 30 años, que los llevó a su virtual extinción.

Y es justamente en la Amazonia en donde, de acuerdo con World Resources Institute, se capturan 140 toneladas de carbono por hectárea, la mayor densidad en el mundo de carbono almacenado como biomasa. Por ello es considerado el pulmón del mundo. Pues bien,  según el IDEAM, allí se concentra el 75% de la deforestación en Colombia, siendo los departamentos de Caquetá, Meta y Guaviare los más afectados con 49 puntos porcentuales, 13.1 puntos porcentuales y 9.8 puntos porcentuales, respectivamente, con 43.000 hectáreas deforestadas. Con ello se está poniendo en riesgo la conexión y la conectividad entre la Amazonia y los Andes.

Ello es alarmante, tanto más si tenemos en cuenta que, en un editorial para la revista Science Advances titulado “el punto de no retorno de la Amazonia”, elcientífico Thomas Lovejoy, profesor de ciencia ambiental en la Universidad George Mason (EEUU) y el profesor Carlos Nobre, miembro de la Academia de ciencias de Brasil, conceptuaron que, según sus cálculos en los últimos 50 años la deforestación ha acabado con el 17% de la vegetación de la Amazonia y si llega al 20% la conexión hidrológica entre los Andes, esa región y el Atlántico se volvería insostenible”. Este ecocidio hay que atajarlo y cuanto antes mejor.

*ExMinistro de Estado

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