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Así se desmarca Colombia de las ventas petroleras

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El hecho de que un país cuente con opciones para diversificar su oferta exportadora lo protege de algunas “enfermedades económicas”. Una de ellas es la que se deriva de la crisis que se genera cuando los precios de las materias primas disminuyen a razón de ser un bien sensible a la desconfianza del mercado por fenómenos políticos. De ahí que sea necesario que los países menos fortalecidos tengan opciones reales de crecimiento más allá de industrias como la petrolera.

Desde el último trimestre del año pasado el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo se dio a la tarea de identificar esos nuevos caminos para que las exportaciones de Colombia fueran cada vez menos dependientes de las actividades relacionadas con el sector minero, un plan que se viene haciendo desde al menos ocho años.

Tener bienes y servicios en actividades como el agro, la manufactura, los seguros y en industrias creativas es uno de los planes para que aquellas ventas externas no pertenecientes al segmento mineroenergético sumen 27.000 millones de dólares en los próximos cuatro años, como es la meta de este Gobierno.

Y más allá de empujar a nuevos sectores de la economía nacional, una de las razones de querer desmarcarse lo más posible de esas actividades está en que el petróleo sigue siendo un activo muy variable, que desde hace año y medio ha pasado de los 80 a los 68 dólares por barril cada vez que ha habido un pronunciamiento del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la guerra comercial.

“Hay que tener medidas que mitiguen ese golpe. La dependencia a ese tipo de materiales es lo peor que le puede pasar a una economía en vía de desarrollo”, explica Raúl Ávila, profesor de economía en la Universidad Nacional.

Primeros pasos

¿Pero qué sectores se vienen peleando ese nuevo protagonismo? La meta no es fácil: si se revisan los datos de las exportaciones colombianas a cierre del año pasado, de los 41.831 millones de dólares que Colombia exportó en bienes y servicios, el 59 % correspondió a actividades asociadas a los combustibles e industrias extractivas. Y si bien la tendencia ha cambiado levemente a abril de este año, pues su participación se redujo al 57,1 % (a razón de una caída en el precio del material), la meta aún está lejana.

Laura Valdivieso, viceministra de Comercio Exterior, le comentó a EL COLOMBIANO cuáles han sido los avances más importantes en materia de diversificación exportadora. Destacó que los esfuerzos en el levantamiento de barreras de exportación (como el de Rusia) se ha convertido en uno de los logros más destacados de la iniciativa.

“Una de las estrategias de la Política de Comercio Exterior es la de aprovechamiento de los acuerdos comerciales vigentes y mercados estratégicos, dentro de la cual se trabaja en la diversificación de la oferta exportable. Ya validamos esa oferta exportable con 10 regiones del país que representan más del 80 % de las exportaciones no minero energéticas” (ver Radiografía).

La tarea también implica que se puedan establecer relaciones comerciales con países que tradicionalmente no se consideraban como destino potencial para las exportaciones nacionales. Sobre esto, Valdivieso confirmó que Guatemala, El Salvador y Costa Rica vienen ganando interés para las empresas locales.

“Con el primer país se logró acceso preferencial a 320 subpartidas del sector textil confecciones y permite a Colombia abastecerse de látex, materia prima para globos. Con el segundo, se logró acceso preferencial a 29 subpartidas arancelarias del sector medicamentos para uso humano y veterinario”, puntualizó la funcionaria.

El vínculo es fundamental si se tiene en cuenta que solo para el caso de El Salvador, esas actividades relacionadas a salud representan un mercado de 320 millones de dólares, al año. Así mismo, con Costa Rica 20 partidas arancelarias del sector confecciones y construcción ya tienen preferencia para su acceso.

En alimentos

De otro lado, “el principal obstáculo está en que el país les dé valor agregado a materias primas como los alimentos, de lo contrario no se podrían tener vías de crecimiento en ese sentido pues los exportadores seguirían pegados a lo que representa una materia prima”, agrega Ávila.

Es decir, Colombia en principio no se debería quedar estancada en el hito de la exportación de 17 millones de kilos de aguacate Hass, según reportes del Instituto Colombiano Agropecuario, sino ir más allá. La “pantalla” que en su momento representó el Super Bowl (principal evento deportivo de fútbol americano en Estados Unidos) por el uso de 100 toneladas de esta fruta solo para ese evento funcionó como puerta para tener más demanda del alimento, además de sus derivados.

Y uno de los pendientes está en que la carne colombiana tenga más naciones de ingreso, opciones que se han visto limitadas a raíz de algunos brotes de fiebre aftosa. Mercados como el peruano decidieron cerrar la entrada de carne bovina nacional, por un año, a razón de ese fenómeno.

Andrés Valencia, ministro de Agricultura, le dijo a EL COLOMBIANO que se siguen ejecutando planes para que sean cada vez más los países que le otorguen a Colombia la calificación de libre de aftosa con vacunación.

“Estamos haciendo esfuerzos para que en esa diversificación de la oferta, Perú, China y Chile acepten el ingreso de nuestra carne en los próximos dos años. Son naciones en las que además se demanda mucho la carne de cerdo, y por esa razón ahí tenemos potencial”. La meta es que, a cierre de este año, se llegue a la exportación de 100 millones de dólares solo para carne, cifra que a 2018 rozaba los 70 millones.

La nueva oferta

Sin embargo, mientras se consiguen las aprobaciones para que ese segmento sea cada vez más representativo en la nueva gama de productos que le restarán importancia a los mineroenergéticos, hay otros alimentos como el banano y los cítricos que buscan ganar participación.

“En banano hay posibilidades en China, los productos como la maracuyá entrarán a Argentina, y Estados Unidos abrió la entrada al pimentón nacional. Esperamos enviar la primera carga de ese alimento antes de que se acabe el año. En conclusión, estamos haciendo esfuerzos para esa nueva oferta”, añade Valencia.

De acuerdo con datos del Ministerio de Agricultura, en estos cuatro años las exportaciones agropecuarias no tradicionales, es decir, las que son diferentes a café o flores, crecerían 20 % para llegar a los 3.000 millones de dólares. De darse el pronóstico, esos “no tradicionales” del agro nacional aportaría el 11,11 % de la meta de los 27.000 millones de dólares.

El papel de la pymes

En esa diversificación de las ventas externas colombianas, el protagonismo que empiecen a ganar las pequeñas y medianas empresas será fundamental, pues son las generadoras del 80 % del empleo formal en Colombia.

De ahí que el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo hubiera incluido al sector farmacéutico, químico, plástico y pinturas dentro de la estrategia de nueva oferta para mercados externos a 2032.

“Quisimos continuar un esfuerzo de país y construir sobre lo construido. Este trabajo se ha hecho para 18 sectores de la economía y ha sido una experiencia exitosa”, aseguró sobre ese plan José Manuel Restrepo, titular de la cartera (ver ¿Qué sigue?).

El reto es grande si se tiene en cuenta que según la Gran Encuesta de Anif de 2018 (donde se consultó a 1.791 empresarios) se encontró que solo el 20 % de las pymes inmersas en los sectores de comercio, industria y servicios en Colombia eran exportadoras. La cifra es preocupante al compararla con países como Chile, donde el número llega al 41 %. En Antioquia, según la Cámara de Comercio de Medellín, solo 533 de 18.289 pymes hace ventas internacionales.

El Colombiano

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