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Los samarios honran  a la Virgen de Fátima

La Virgen de Fátima es una advocación con que se venera en el catolicismo a la Virgen María.

 

Con motivo de la clausura del Jubileo por los 100 años de las apariciones de la Virgen de Fátima, la Parroquia que lleva su nombre en el  barrio Manzanares, bajo el liderazgo del padre José Alfredo  Ordóñez, invita a la comunidad a participar de varias ceremonias religiosas en este santuario.

Es así como hoy se celebrará en horas de la mañana las Primeras Comuniones y a las 5:00 de la tarde  la Santa Eucaristía, para celebrar  los 100 años de la última aparición de esta santa patrona a los tres pastorcitos. Será un evento que permitirá que los feligreses tengan un mayor acercamiento con la Madre de Dios.

La Virgen de Fátima es una advocación con que se venera en el catolicismo a la Virgen María. En la misma línea que otras apariciones marianas, tuvo su origen en los testimonios de tres pastores, llamados Lucía dos Santos, Jacinta y Francisco Marto, quienes afirmaron haber presenciado varias apariciones marianas en la Cova da Iria, Fátima, en Portugal, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917.

A partir de entonces, esta advocación mariana extendió su fama más allá de sus límites locales llegando a todo el mundo.

Se atribuyeron a los supuestos mensajes de la aparición componentes proféticos y escatológicos, en particular con respecto a una posible nueva guerra mundial —sus seguidores han interpretado que el inicio de la Segunda Guerra Mundial fue su confirmación—, a la conversión de la Rusia soviética, y al intento de asesinato de Juan Pablo II.

Su principal lugar de culto es el santuario de Fátima, ubicado en la ciudad del mismo nombre en el municipio de Ourém. Considerado uno de los centros de peregrinación cristiana más importantes del mundo, el santuario de Fátima edificado en el lugar recibió 7,3 millones de peregrinos en el año 2011.

Según el testimonio de sus protagonistas, el año 1916, tres niños pastores, Lucía dos Santos, de diez años, y sus primos, Jacinta y Francisco Marto, de seis y nueve años respectivamente habían experimentado, en tres ocasiones distintas durante la primavera y el verano de 1916 una presencia angélica mientras pastoreaban sus ovejas, dos veces en la cueva Loca do Cabeço, en Valinhos, y otra en el Pozo del Arneiro, en casa de Lucía, en Aljustrel.​

 Este Ángel de Portugal, o Ángel de la Paz, tal como ellos lo llamaron, les había enseñado a rezar para pedir la conversión de los pecadores, les había aconsejado cómo practicar del sacrificio cotidiano y la adoración a Dios a través de la Eucaristía.

En su narración, los niños lo consideraron como una preparación para las visitas de la Virgen María que iban a tener lugar posteriormente, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917.​

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