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Fotos arriesgadas: ¿una peligrosa tendencia con muchos Me gusta?

“La muerte ofreciendo Me gusta y la vida, interesada en comprarle”, comenta un usuario en un video compartido por la actriz colombiana Valerie Domínguez en su cuenta de Instagram, con 1.024.780 seguidores. El video de un minuto y 20 sg -subido el pasado 9 de julio, y con 160.452 reproducciones y 20.874 Me gusta- muestra a la modelo en un acantilado, donde está de pie, se sienta y se recuesta.

En los 375 comentarios, algunos seguidores le expresan admiración, pero otros consideran su acción como peligrosa y le recomiendan crear contenido que no ponga en riesgo su vida. En otras reacciones, algunas personas manifiestan que les gustaría tener la misma experiencia o mencionan a otros usuarios para sugerirles que lo prueben.

Investigadores de China y Bélgica (Shuang Chen, Lara Schreurs, Sara Pabian y Laura Vandenbosch) estudiaron la relación entre el uso de las redes sociales y el comportamiento de riesgo de los adolescentes al tomarse selfies. (Selfie, autofoto es español, es una fotografía de una o más personas hecha por una de ellas, generalmente con un teléfono inteligente y para compartirla).

Con una muestra de 686 adolescentes con edades entre 15 y 18 años -con un promedio de edad de 16,41 años-, concluyeron que las selfies arriesgadas, en las que “los adolescentes toman fotos de ellos mismos durante el acto con comportamiento de riesgo”, representan un fenómeno reciente y preocupante.

Entre sus conclusiones, publicadas en el pasado mes de mayo, se destaca que el 65 % de los encuestados tomaron, al menos una vez, una selfie arriesgada. “Uno de cada tres adolescentes indicó tener considerable experiencia con este comportamiento de riesgo”.

Otra investigación, publicada en el 2018 por el Journal of Family Medicine and Primary Care, analizó incidentes de muertes relacionadas con selfies, reportados en medios noticiosos en inglés, y reveló que entre octubre del 2011 y noviembre del 2017 se produjeron 259 muertes en ese contexto.

Se señala que, a veces, las personas capturan momentos en entornos peligrosos para llamar la atención en las redes sociales.

“Las selfies no son dañinas en sí mismas, pero el comportamiento humano que las acompaña es peligroso. Los individuos deben ser educados con respecto a ciertos comportamientos riesgosos y lugares riesgosos donde no deben tomarse selfies”, se concluye.

El informe advierte que ha habido un aumento exponencial en el número de muertes por selfies desde 2014-2015, hasta 2016-2017, lo que se atribuye al “mayor uso de teléfonos móviles, a las funciones mejoradas de selfies, a la mayor disponibilidad de palos para selfies y a la promoción del fenómeno de las selfies a través de eventos”. E indica que las víctimas fallecen principalmente por ahogamiento, accidente de tránsito o caída.

El estudio sugiere que se declaren zonas prohibidas para selfies en muchas áreas turísticas, especialmente en cuerpos de agua, cimas de montañas y edificios altos.

Esa decisión la tomó Bombay, la ciudad de la India que declaró 16 zonas libres de selfies. Entre otras medidas para reducir esta muerte accidental están preparar lugares seguros para selfies -Indonesia lo hizo en el monte Merapi- y lanzar campañas pedagógicas -El Ministerio del Interior de Rusia difundió una guía para tomarse selfies seguras”. El lema es: ¡Tu salud y tu vida son más preciosas que millones de Me gusta en las redes sociales!-.

“Cuando una persona trata de fotografiarse a sí misma, su atención se dispersa, su equilibrio se pierde, no mira a su alrededor y no se siente en peligro. ¡Tómate una selfie asegurándote de que estás en un lugar seguro y nada amenaza tu vida!”, divulga el gobierno ruso.

Medicina Legal explica que, en un contexto general -sin precisar casos concretos-, si una persona fallece mientras intentaba tomarse una foto, esa muerte es considerada accidental y no entra en un registro específico de decesos por esta causa.

En Colombia se registra un caso, que fue confirmado por la Policía. El 8 de enero del 2018, Zaira Jimena Noguera, de 19 años, falleció al tomar una foto en la cascada Manto de La Virgen, en Gámbita, Santander. La Policía confirmó que la universitaria eligió “uno de los senderos para tomarse una fotografía desde la parte alta de la cascada, cayendo al momento de que se estaba tomando la foto”.

Pocos días después, el 15 de enero, y también en ese departamento, la misma institución confirmó que uniformados rescataron a un hombre ebrio que cayó a un río cuando intentaba tomarse una selfie.

La trampa de los Me gusta

El estudio asegura que es “gratificante” ver Me gusta y comentarios positivos, “y esto influye para que se publiquen imágenes que pueden involucrar a la conducta arriesgada”.

Al respecto, opina Ómar Gamboa, consultor y asesor en reputación digital. “Los Me gusta nos generan dopamina, que produce felicidad. Es una adicción. En ese afán de obtener cada vez más Me gusta, se tiene que hacer algo diferente y finalmente se cae en la tentación de arriesgar la vida. Hay mejores maneras, más seguras, de conseguir seguidores”.

Para el consultor, si el objetivo es ser arriesgado, debe alcanzarse con profesionalismo, lo que significa contar con un equipo de seguridad.

Sobre la posibilidad de que los seguidores imiten este comportamiento, el director de Trend House asegura que cuando el seguidor se identifica con el influenciador, busca mimetizar sus conductas. “Con el comportamiento de riesgo muy probablemente pase, ojalá no”.

Por su lado, la socióloga Isabel Quintero afirma que desde los ochenta surge la necesidad de sentirse popular, que “se vuelve un deseo que trasciende cualquier noción de seguridad, prudencia e intimidad”. Agrega que detrás hay “un afán de sentir aprobación social y respaldo”.

¿Las fotos arriesgadas serán una tendencia?

Quintero, investigadora de la Universidad de Antioquia, sostiene que las fotos arriesgadas no representan una tendencia, pero pueden estar en camino a serlo.

“Cuando los influenciadores empiezan a montar fotos arriesgadas, se va generando una presión social para que los seguidores, que también quieren ser seguidos, busquen ese tipo de fotografías. Se arrastra el comportamiento social de la masa. La escala de valores se ha transformado, las nuevas generaciones valoran la popularidad y la aprobación. Y eso, me atrevería a decir, puede generar niveles de adicción que cada vez van hacer que la fotografía sea más arriesgada”.

Pero, aclara Quintero, también puede suceder lo contrario y que los seguidores rechacen el peligro en los contenidos de las redes sociales. “Puede que la presión social detenga esa posible tendencia”. Como sucedió en el caso de Valerie.

El Colombiano

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