HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Chicha o limoná, así de simple

Se ha sostenido siempre en la academia y demás otros círculos de estudiosos, investigadores e intelectuales, que existen momentos en los que las condiciones de orden ambivalentes, dubitativas, cínicas o abiertamente complacientes con la injusticia, la corrupción y demás otros muchos desmanes terminan robusteciendo a quienes con el poder político y económico llevan a una región al traste y consecuente desprestigio. De la misma manera que existen momentos en los que no caben los espacios para quienes no son ni una cosa ni otra y por lo general son los que alargan el sufrimiento de su pueblo al no tomar posiciones por considerarlas extremas, radicales o irracionales.

Unos y otros no merecen para nada en ningún momento el favor popular, indicándonos además lo cual que no debe haber lugar para los indecisos ni los indefinidos. Las situaciones no están para aplazamientos, para ver los toros desde la barrera. Se impone asumir las responsabilidades de ser ciudadanos, razón por lo que debemos vivir alertas y preocupados por lo que le acontezca a los otros y al entorno, so pena de ser cómplices de la decadencia que progresivamente se sucede con las malas y peores actuaciones de quienes detentan poder en el marco institucional y otras áreas del orden privado articuladas a dicho marco.

Tenemos la obligación de hacer prevalecer el Estado de Derecho, no dejarlo sucumbir jamás, referir con firmeza y voz en cuello que requerimos una democracia participativa, viva, plena, activa, enérgica y con mucha ciudadanía. Necesario alejarnos de las exageraciones y de las mentiras. Tenemos que buscar las realidades, la justicia. Obligados estamos a acabar con los regímenes que nos convierten en islas y sólo favorecen apenas a unos pocos en detrimento de las mayorías. No más sofismas, galimatías ni vacuas retóricas. No más lugar de privilegios para los indecisos, los chantajistas y oportunistas que se entronizan en el poder y liban sus mieles. Asumamos posiciones. Participación democrática activa es con lo que debemos imponernos. No más abusos y menos resistirlos.

Siempre será momento para actuar contra lo que no está bien en procura de darle soluciones a las necesidades sociales, generar en la gente capacidad de actuación política, exigir profundización y vivificación de los principios y las prácticas democráticas, enfatizar en algunos aspectos considerados como razones básicas para exigir el significado político de la democracia y lo que entraña un Estado de Derecho. Es ir definitivamente, con prisa y sin pausa tras un protagonismo plural, donde la colaboración social constructiva y la responsabilidad del compromiso activo sean una razón de ser para todos.

Se trata que hagamos de nuestra participación democrática activa una práctica de construcción personal y social, un recurso para el conocimiento de la problemática social contemporánea y de los valores y proyectos éticos presentes, un incentivo para el reconocimiento y el ejercicio del compromiso cívico y la responsabilidad, un medio para comprender que el ejercicio de la ciudadanía implica el derecho en igualdad al acceso y participación en los espacios de la cosa pública.

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