HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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La política siempre será

Vieja o nueva, la política es la política, siempre será, siempre estará… compleja, vital, realista, mentirosa, crucial, beneficiosa, sustancial, inane o como se quiera, siempre estará, por lo que es su deber y obligación tratar con la realidad y no con lo que debiera ser lo mejor, ya que como se dice, siempre estará para ser probada, o con lo que a cada uno le gustaría que fuera. Nuestra política ya no se reduce al bipartidismo, por lo que debe estar, y esto lo digo en gracia de discusión, en la búsqueda de una nueva identidad, toda vez que está agobiada, así no lo queramos o no lo aceptemos, por pesadas como absurdas herencias que aún gravitan en nuestro todo vivencial.

 La política desde sus banderías, debe preocuparse por entusiasmar, por mejorar la situación de cada uno, pero también la de todos. Hacer esfuerzos para que no se les vayan votantes. Donde todas las opciones se consideran ganadoras antes de cada justa electiva. Donde quienes lleguen resuelvan y no profundicen las crisis. Que no opaquen ni oculten cuando le conviene, poder e influencia. Que sus integrantes se sientan seguros y convenzan con argumentos que los suyos son o fueron los de mejor gobierno. Que no son corruptos. Que entiendan la política como el espacio donde deben emanar las ecuaciones mejores y candidatos que se aferren a un presente que muestre logros y realidades comprobables.

Vieja, nueva, rancia, débil, fundamental, soporte, funcional, poderosa, lo que fuere, la política es, está, encierra contextos, dinámicas; y sea cuales fueren las formas de designación, tenemos que reconocer que el ejercicio del poder debería siempre entrañar historias positivas; que la presencia del poder sea una verdad y deje su ejercicio en la memoria de todos el mejor de los recuerdos.

En cuanto a su todo democrático, es imprescindible que los ciudadanos tengan confianza, puesto que, si esa confianza se quiebra, la estructura de la democracia pierde estabilidad; de allí que el decir de los políticos no deba ser ni dar lugar a lo decepcionante, desesperanzador, desinteresado ni descalificador; como tampoco tornarse en una competencia del poder por el poder. Tampoco pretender hacernos creer que son objetivos, cuando en verdad encierran ausencia de análisis imparcial de hechos y razonadas argumentaciones y en realidad abusan de frases montadas dirigidas a expresar lo que conviene que los demás piensen, sin tocar realidades. Así se está ejerciendo la política, cuando bien pudiera ser de otra manera; esto es, limpia y encarnar el discurso de la razón, debido a que los problemas públicos tienen más de una solución probable, razón por la cual la política deba concebir soluciones para los problemas públicos, y ejecutarlas. [email protected]

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