HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Una llamada desata un huracán político en EE.UU

“No amenacé a nadie, no presioné, nada”. Con estas palabras el presidente estadounidense Donald Trump rechazó ayer cualquier irregularidad en una conversación que mantuvo con su homólogo ucraniano Volodimir Zelenski, a quien le pidió investigar a su rival político Joe Biden.

La llamada telefónica entre los dos líderes mundiales se realizó el pasado 25 de julio. En ella se menciona a su competidor demócrata Biden y a su hijo, Hunter Biden (quien tenía negocios en Ucrania mientras su padre era vicepresidente). La transcripción de cinco páginas fue desembargada ayer y el huracán político alrededor del mandatario, ad portas de una campaña electoral, se desató.

 

Una broma

Tras la publicación de la llamada, Trump aseguró que no ejerció “la más mínima presión” sobre Ucrania. También dijo que todo era parte de una “crisis fabricada” en “la mayor caza de brujas en la historia de Estados Unidos”.

De la misma forma, puntualizó en llamar al proceso de destitución como una comedia. “Cuando miran la información, es una broma. ¿Un ‘impeachment’ por eso?”, respondió ayer Trump en una conferencia de prensa en Nueva York al margen de la Asamblea General de la ONU.

En el mismo sentido, afirmó que considera una jugada de la oposición, pues se realiza en el marco de uno de los eventos que congrega a la mayoría de los líderes mundiales. “Los demócratas lo hicieron durante la semana de la ONU. Todo estaba planeado”, dijo el mandatario.

Por su parte, Zelenski respaldó al mandatario estadounidense al calificar la llamada como “normal”.

 

¿“Jefe de la mafia”?

Pero los demócratas dijeron que la transcripción “refleja inequívocamente un abuso impactante y condenatorio de la función presidencial para beneficio político personal”.

La transcripción de esa charla, que muestra “un abuso impactante” según los demócratas, ha puesto al mandatario republicano bajo la amenaza de un procedimiento de destitución.

“Así es como habla un jefe de la mafia: ‘¿Qué puedes hacer por nosotros?”, dijo el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Adam Schiff.

A 400 días de las próximas elecciones presidenciales, los demócratas lanzaron la primera etapa de la acusación contra Trump, un procedimiento inusual con pocas chances de terminar en una destitución, pero que arroja una sombra sobre su campaña de reelección.

Ellos sospechan que Trump congeló la ayuda de casi 400 millones de dólares a Kiev para obligar al presidente ucraniano a que lo ayude. En el intercambio entre los dos hombres, Trump no menciona esta ayuda.

Por su parte, los congresistas demócratas están tratando de asegurar una audiencia del denunciante, un miembro de la comunidad de inteligencia que generó el escándalo.

Trump prometió “transparencia” al respecto. “Les informé, a todos los miembros de la Cámara, que apoyo totalmente la transparencia en la llamada información del denunciante, a pesar de que supuestamente es información de segunda mano”, dijo.

Los congresistas también deben escuchar el jueves al director de inteligencia nacional, Joseph Maguire, quien se negó a transmitir el informe escrito por ese agente.

 

Estrategia

El objetivo demócrata es reunir la mayor cantidad de información posible para respaldar el historial para un juicio político antes de proceder a la votación en la cámara baja del Congreso.

Dada la mayoría demócrata en esta cámara, es probable que Trump sea acusado, lo que solo le sucedió a dos de sus predecesores: los demócratas Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998. Ambos fueron luego absueltos.

El Senado, con una mayoría republicana aún leal a Trump, realizaría el juicio político y votaría si destituye o no al presidente. Los demócratas deberían convencer a 20 senadores republicanos, lo que parece muy poco probable.

Sin embargo, el republicano moderado Mitt Romney aseguró el miércoles que el intercambio entre Trump y Zelenski era “profundamente preocupante”.

Pero este proceso podría volverse contra los demócratas y Trump ya dijo el martes que tendría un efecto “positivo” en su campaña.

Esa posibilidad retrasó durante mucho tiempo a la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien se había mostrado reacia hasta ahora a recurrir a este proceso por otros temas.

La hábil estratega de 79 años temía que los votantes sancionarán en 2020 a un partido que pasa demasiado tiempo centrado en el presidente en lugar de hablar sobre los temas importantes, como economía y salud.

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