HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Billboard-Sociales

San Sebastián: Constantin Costa Gavras

Costa-Gavras es un director de cine franco-griego. Cada película que dirige le sirve para hacer patente su compromiso político.

POR:
GONZALO
RESTREPO SÁNCHEZ

El cineasta Costa-Gavras ha recibido, agradecido y un poco turbado, el primer Premio Donostia del Festival de Cine de San Sebastián de 2019. El director del certamen, José Luis Rebordinos, ha sido el encargado de entregar el premio al director de cine francés de origen griego, en el ‘Teatro Victoria Eugenia’.

Gavras ha destacado que es un “honor enorme” recibir el premio, pues los cineastas “pensamos que no es uno de esos grandes premios muy conocidos”, pero es “muy preciado”. “Estoy orgullosísimo y ha sido un gran honor porque otros colegas que admiro también lo han recibido”, resaltó. Y es que este cineasta ha presentado ante el público de la capital guipuzcoana su nueva película: “Comportarse como adultos”, que muestra una parte de la vida política del exministro griego de Finanzas Yanis Varoufakis, que finalmente no asistió al certamen.

Pero bueno, tras esta breve introducción al destacado cineasta, bien vale la pena evocar lo que representa el cine político, cuál es su manejo y a donde vamos con este tipo de cine. Lo cierto es que coexiste una diversidad de enfoques que desde el cine, han favorecido a “la formación histórica de los pueblos”; cineastas de disímiles nacionalidades — Gillo Pontecorvo con “La batalla de Argel” (1965), Fernando Solanas en Argentina, Costa –Gavras en Grecia o Chris Marker en Francia, entre otros, han presentado sus propios criterios y matices para exponer las maneras sociológicas y políticas del séptimo arte, hasta el punto que el análisis fílmico — su estructura, su relato y criterio semiótico — permite construir y descubrir las tendencias ideológicas en esto de la política.

Jorge Mauro de Pedro en su libro “Cine político: ¿la intención es lo que cuenta?”, plantea que “un film político acostumbra a tener como principal y lícito objetivo denunciar un estado de cosas difícilmente soportable, a todas luces injusto”. Desde este sentido, se puede observar mucho filme del mundo y en especial de nuestro continente.

En este marco surge el greco francés Constantin Costa – Gavras, director representativo del género cuyas obras ‘Z’ (1969, sobre la dictadura militar en Grecia), ‘La confesión’ (1970, el estalinismo checo), ‘Desaparecido’ (1982, las desapariciones apoyadas por el régimen militar chileno), ‘La caja de música’ (1990, sobre los pecados y crímenes de guerra nazi), ‘Amén’ (1997, la mala indiscreción ideológica del clero en la política) ponen el dedo en la llaga de escenarios que van desde el terrorismo de Estado —‘Estado de Sitio’, filmada en 1973—, hasta la desconcierto del hombre que afronta —sin comprenderlo totalmente—, la singularidad del poder a costa de morbos que lastiman los derechos del ser humano.

En la actualidad, el cine político ha destacado por indagar la validez de los derechos humanos, sorteando la denuncia que, en otras épocas, argumentaba su sentido, yéndose por ahondar determinadas realidades, y que aún conserva una distintivo inescindible de su propósito, cual es el de reclamar —por parte del espectador—, una actitud definida con serenos compromisos éticos a través de la empatía de los personajes que se acercan a la pluralidad de  escenarios en los cuales abundan la injusticia y la marginación.

De manera que es copiosa la filmografía que concierne al cine político en el mundo, cada Estado esboza en sus expresiones artísticas los argumentos que han transgredido intensamente en su historia, los que le definen e identifican ante el público. Este párrafo no admite pues discusión alguna.

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Aceptar Leer más