HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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La marca de dos países que aún vive Alemania

Un partido del Mundial del 74 dejaría en la historia las fracturas que tuvo Alemania tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. En el estadio Volksparkstadion, de Hamburgo, se enfrentarían los equipos de la Alemania Federal –gobernada por occidente– y la Alemania Democrática, bajo la influencia comunista de la Unión Soviética. Un gol de Jürgen Sparwasser le daría el triunfo al bando democrático, el menos acomodado de ese entonces.

Solo dos cosas unían a los 22 jugadores: la misma historia de que su nación fuera el escenario de la Guerra Fría y unos zapatos de tres rayas, de la marca de ese país Adidas, que al ver sus pies zapatear el balón parecían un uniforme en común. Pero no. Detrás de esa disputa de dos grupos con la misma raíz e idioma, estaba el manto de la discordia entre occidente (Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña) y la Unión Soviética.

Esa historia de divisiones acompañó al país desde 1945 hasta octubre de 1990, cuando después de la caída del Muro de Berlín (1989) comenzó la reunificación. Ahora el Estado conmemora esa cohesión, pero, como lo aceptó la propia canciller, Ángela Merkel, aún tiene desniveles y los ciudadanos del territorio demócrata siguen sintiéndose “de segunda clase”.

La historia de vida de Merkel tiene la marca de esa división. Aunque nació en la Alemania Federal, en el bando marcado por el capitalismo, su familia se mudó a la zona Democrática, con el rastro comunista que dejó en ella Stalin al tomar la administración del territorio. Entonces, solo con la caída del muro divisorio y el cruce libre entre las fronteras que dejaron las potencias ella sería testigo del intento de anudar nuevamente al país.

Unión que aún no se salda

Tiempo después, esa hija de un pastor cristiano y una profesora de idiomas sería la canciller encargada de conmemorar cada octubre, desde hace 14 años, la fecha de la reunificación. Y en el festejo de este 2019, que se celebró ayer jueves, aceptó que los desniveles en el desarrollo de las dos partes persisten 29 años después de la reunificación.

El profesor de la Universidad del Rosario, Enrique Serrano, relata esa persistente división en que “la Alemania Democrática estuv0 más de 45 años fuera de la lógica de riqueza que caracterizó la otra parte y no ha podido adquirir la dinámica que tenían otras regiones”. Basta con revisar las cifras de la población para evidenciarlo. En lo que fue territorio Federal, para 1990 coexistían 16,4 millones de habitantes, un número que pasó a 13,6 millones en 2018, según el censo del Gobierno. Y el desempleo en los lugares que fueron de ese bando está en 7 %, por encima del promedio nacional del 4,9 %.

A la sombra de la facción Democrática está el sistema económico de tinte comunista, mientras que la Federal suma más años bajo el dominio capitalista. El propio presidente, Frank-Walter Steinmeier, se sumó a la anotación de Merkel apuntando que la “gran fortuna que es la reunificación es un proceso continuo” . Más allá de la cuestión económica, el internacionalista de la Universidad Externado, Javier Garay, ve una pieza que traspasa la institucionalidad, en la que entran en juego rasgos culturales de quienes vivieron bajo cada uno de los regímenes y que afectan la integración. Con ese óbice de la desigualdad imperante, a Alemania aún le falta sumar esfuerzos para reunificarse y a Merkel solo le quedan dos años para aportar a ese fin, antes de 2021 cuando caducaría su carrera política.

El Colombiano.

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