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Rambo: Una vez más

‘Rambo. Last Blood’ es una historia que no varía sobre las demás de John Rambo en el sentido de estereotipo de su personaje, género y estilo. Eso sí, la película muy pronto deriva hacia la violencia exagerada, al crimen sin apremios y a la réplica vengativa sin miramiento alguno. Esto hace que los personajes no se desarrollen en la pantalla.

“Rambo. Last Blood” (del cineasta Adrian Grunberg), es la quinta entrega de la franquicia que se inició en los 80 inspirada en la novela de David Morrel sobre las atrocidades de un veterano de Vietnam que esgrime sus conocimientos militares para impartir justicia a diestra y siniestra. Sostienen los textos publicitarios sobre el filme,  que supone la despedida definitiva del personaje (en lo particular no creo).

De todas formas, el guión donde ha participado el propio Stallone, no ofrece respiro alguno y sí cargado de varios Deus ex machina —toda trama que se resuelve a través de un elemento, personaje o fuerza externa que no haya sido mencionado con anterioridad, restándole elegancia a la trama cinematográfica—. El foreshadowing que es un trámite literario en el que el autor presenta —o sugiere— posibles desarrollos argumentales o suceso que tal vez tengan lugar más adelante en la historia; tiene como principal función crear expectativa y disponer el terreno para posibles acontecimientos inesperados.

Si bien hay muchos foreshadowing famosos en la historia del cine, de todas formas, el Deus Ex Machina que antes menciono en la trama, ocurre precisamente por no tener en cuenta el foreshadowing de una historia, de hecho, directamente lo ignora. Esto es lo que acontece en la trama con acento mexicano, donde una joven chica algo ingenua pero terca si se quiere, será el detonador de todo.

Sabiendo ya el espectador de antemano que va a suceder en la historia, pues Silvester Stallone y los otros guionistas ni se siquiera se preocupan por desviar un poco el hilo lógico de lo que se observa. A lo mejor un red herring —una falsa pista que lleva a los espectadores o personajes hacia un falso desenlace—. En este sentido, la pista tratar de utilizar una maniobra de distracción, para que la segura intención pase plenamente desapercibido.

El trabajo con la puesta en escena no desvela pues una conexión absoluta en este aspecto. En ningún escenario (tanto en México como en los Estados Unidos) llegamos a tener la sensación de transitar por un espacio reconocido. Los personajes no caminan sobre ideales que relevan sus actos, sino que, irrumpen con la violencia en la escena.

De manera que esta nueva versión de Rambo plantea un filme altamente violento y el famoso actor en España sentenció que “las otras películas de Rambo han sido más del estilo de Hollywood y se han centrado en una realidad fantástica. Esta es más dura y difícil. No me da miedo que me tachen de violento porque cuento una realidad. La guerra es lo más violento que hay en el mundo”.

Visto así el asunto, la película cumple con estándares para entretener al gran público y nada más que añadir. Una vez colgados los guantes de boxeo de su personaje Rocky Balboa, el actor neoyorquino —dice— se despide ahora de John Rambo.

A sus 61 años, Stallone reconoce que está mayor para ser otro hombre de registro. Cuando se retire como actor y se consagre solo a dirigir —algo que sucederá “muy pronto”, explicó—, intentará abordar “otro tipo de historias” como cineasta.

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