Dice Edith Polo, ganadora del carro: “Agradezco a Dios y a la Gobernadora por este gran premio”

Terminando la semana, cumpliendo con la rutina, Edith Polo llegó a su casa a descansar. Diariamente se dedica a planchar para ganarse la vida.

Para ese fin de semana se anunciaba el gran bingo departamental, un evento de solidaridad para recolectar fondos que son invertidos, desde Gestión Social de la Gobernación del Magdalena, para comprar los obsequios de navidad que son entregados a los niños en condición de vulnerabilidad en todo el Departamento.

Como cada año, las vecinas del barrio Mamatoco organizaron un grupo para asistir al bingo; solo que este año Edith les dijo que no las acompañaría, no tenía boleta y parecía definitiva su decisión. Sin embargo, Julia, su gran amiga la motivó y le consiguió la boleta de entrada que le daba derecho a jugar un cartón.

“(…) Todos los años no fallo, desde que lo empezaron a hacer en el ‘Poli’, imagínate, nunca he fallado. Este año no quería venir, pero la señora que está aquí me obligó a venir. Todos los años madrugo a las cinco de la mañana y hoy vine a las 10:00 a.m. No quería venir”, relató la señora Edith, recordando la mañana de ese día.

Edith se animó, decidió cambiar de opinión y coordinó con sus amigas para participar de la actividad que lideraba la gobernadora Rosa Cotes, con el apoyo de los integrantes de la Administración Departamental.

Se ofrecían cientos de premios: electrodomésticos, muebles, bicicletas de alto perfil, motos de diferentes cilindrajes y, lo más esperado, tres carros cero kilómetros. También se sabía que habría miles de cartones jugando y decenas de oportunidades de ganar.

Más de 15.000 sillas esperaban a los solidarios jugadores que se darían cita para poner a prueba la suerte, las cábalas y la fe, por uno de los millonarios premios ofrecidos. Edith era una de ellos, desde que empezó el Bingo ha participado, viendo a otros felices ganadores. Sin embargo, este día era especial, la esperanza acompañaba a Edith y su grupo de amigas.

La cita era a las 8:00 de la mañana, pero desde muy temprano ese día había gente de varias partes del departamento esperando que abrieran la puerta para entrar y asegurar un espacio cómodo que les permitiera disfrutar de la jornada de solidaridad, alegría y fraternidad que ofrecía la Gobernación del Magdalena.

Se acercaba el último bingo y con este el fin de la jornada. Muchísimos premios se habían entregado, a decenas de ganadores. La emoción en sus rostros dejaba ver la magnitud del premio. Y es que cada año cientos de personas donan los elementos que se entregan en el Bingo, y también cada año mejoran los premios.

La credibilidad del evento aumenta con cada versión. Definitivamente, su objetivo, la sonrisa de un niño en Navidad es la mejor motivación.

El último bingo despertaba las esperanzas de miles de personas que ilusionadas esperaban llevarse un premio a casa. El juego era por cartón lleno, la oportunidad final. El premio incluía una estufa, licuadora, ventilador, juego de sala, nevera, televisor de 58 pulgadas y el último de los carros cero kilómetros.

Entonces, lo inesperado sucedió: Edith, que había llegado con una entrada obsequiada, motivada por sus amigas, completó el cartón. Las amigas gritaban ‘bingooo’. La gente la abrazaba.

Ella, visiblemente sorprendida, caminaba hacia la tarima. El animador del evento anunciaba que había un ganador. El público expectante esperaba la confirmación. Y así fue, Edith se ganó el premio final del bingo, ‘coronó’ el carro, de concesionario, cero kilómetros, blanco.

Casi sin palabras, en medio de la emoción propia y de su grupo de amigas, acompañada por la gobernadora Rosa Cotes de Zúñiga recibió el premio.

Su expresión lo decía todo y, al preguntarle cómo se sentía en ese momento, ella solo agregó: “Alegría, felicidad, entusiasmo, todo, me siento distinta, la verdad me siento alegre”.

La sencillez y humildad de la señora Edith son de admirar. Ella y sus amigas del barrio Mamatoco cerraron con broche de oro el Bingo ‘Compartamos Felicidad’. La fraternidad se conjugó con la emoción y contagiaron a todos con su alegría.