HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Vicepresidenta, por favor

Alguien le tiene que decir a la señora vicepresidenta, Martha Lucía Ramírez, que precisamente por ser la primera mujer que llega en Colombia a esta posición, no es aceptable que sea tan ligera en sus juicios. Muchas de sus salidas en público serían imperdonables en la boca de un ministro pero definitivamente son inauditas si son de la persona que ocupa el segundo cargo político de la Nación. La imagen que está dejando de superficialidad no es coherente con lo que ha sido su largo recorrido en puestos públicos. Jamás le habíamos escuchado tantas expresiones salidas de tono, sin respaldo sólido y por consiguiente irresponsables, como desde que llegó a este lugar privilegiado. Es como si sintiera que ser vicepresidenta le da patente de corso para decir lo primero que se le ocurre.

Con esas salidas en falso le hace un inmenso daño, no solo a su imagen sino a la del gobierno. Además lo más grave, es que muchas de sus expresiones no se limitan al ámbito local sino que son parte de esa absurda estrategia de seguirle echando la culpa de todo a los venezolanos como si con eso lograran convertirse en adalides de la recuperación de la democracia en ese pobre país.

Para solo recordar los últimos episodios, sus palabras resultaron insultantes para los intelectuales colombianos, miembros de la Misión de Sabios, convocada por usted. No es aceptable que alguien con su recorrido profesional desconozca y lo afirme públicamente sin sonrojarse, que descarta el valor de la investigación por la investigación, del conocimiento por el conocimiento. En su afán de mostrar su compromiso con la gente cometió un error que dejaron en claro los miembros de esta misión, en expresiones duras rechazando su postura.

Pero a muchos se nos ha llenado la copa con su última salida en medio de una reunión de su partido. No solo se atreve a proponer acabar con una expresión democrática como son las protestas sociales sino que resolvió afirmar lo siguiente: «Buena parte de esos encapuchados tienen que ser de los encapuchados que nos han mandado desde Venezuela, porque esos no son los estudiantes colombianos». Señora vicepresidenta, donde están las pruebas para semejante afirmación que vuelve e incendia innecesariamente a Maduro.

Por el bien suyo y del gobierno Duque, llegó la hora de señalarle la diferencia entre estar en campaña política y ser un funcionario público de tan alto nivel, porque estas son inmensas. Como vicepresidenta usted tiene un costo político que no tiene cuando se es candidato a posiciones en el Estado. En campaña los errores se pagan con menos votos, pero cuando se cae en estas ligerezas siendo un alto funcionario público el precio no solo lo asume quien hace estas afirmaciones sino todo el gobierno al cual pertenece. El precio es pérdida de credibilidad, señora vicepresidenta, y eso es precisamente un lujo que no puede darse esta administración que tiene un bajo apoyo de la ciudadanía, como lo demuestran las encuestas de opinión sobre la gestión del gobierno Duque.

*ExMinistra de Estado

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