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Artritis reumatoide: causa de discapacidad

Los pacientes con artritis reumatoide sufren consecuencias físicas y psicológicas. Su productividad se ve afectada por un grado importante de discapacidad.

 

La artritis reumatoide es una enfermedad crónica, generalizada, autoinmune que hasta el momento tiene un origen desconocido.

 

La artritis reumatoide (AR) es una de las causas más comunes de discapacidad. Se estima que el 80% de las personas que padecen la enfermedad tienen discapacidad parcial y el 16% presenta discapacidad total después de 12 años de evolución de la AR.

Estimaciones internacionales calculan que en Centroamérica y el Caribe existen entre 300 mil y 600 mil personas con esta patología.

 Esta enfermedad del sistema inmunológico, encargado de proteger y defender al cuerpo de virus y bacterias; afecta en este caso principalmente las articulaciones, más no exclusivamente. Se caracteriza por presentar dolor, inflamación y limitación de las funciones en las articulaciones que deriva en deformidad importante. Afecta tanto manos y pies, con menor frecuencia articulaciones grandes como hombros y cadera.

 A fin de generar conciencia en la población sobre la enfermedad, cada 12 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Artritis Reumatoide, patología que en Colombia tiene una prevalencia de 0.2 casos por cada 100.000 habitantes de acuerdo con cifras del más reciente informe de la Cuenta de Alto Costo.

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Dentro del amplio espectro de terapias para tratar la artritis reumatoide, hay opciones de tratamiento que permiten contar con una mejoría.

 

¿QUÉ CAUSA LA AR?

La artritis reumatoide es una enfermedad crónica, generalizada, autoinmune que hasta el momento tiene un origen desconocido.

No obstante, de acuerdo con la Revista Reumatología Clínica de la Liga Internacional de Asociaciones de Reumatología en su artículo publicado: “Carga de la enfermedad, artritis reumatoide en América Latina: una perspectiva regional”, se menciona que existen otros factores de riesgo que pueden contribuir con la aparición de la misma.

En el artículo se menciona que además de los factores de riesgo genéticos y ambientales, recientemente se han identificado otros aspectos influyentes en la aparición de la enfermedad, tales como: exposición al tabaco, alcohol, infecciones y obesidad.

En la AR el sistema inmunológico ataca a las propias articulaciones y puede afectar otros órganos del cuerpo. Las células que hacen parte de este sistema invaden los tejidos y provocan inflamación. Las sustancias generadas por dichas células destruyen la arquitectura de las articulaciones lo que causa deformidad y limitan el movimiento de las mismas.

Los pacientes diagnosticados con AR, no solo sufren consecuencias físicas, pueden también verse afectados psicológicamente (depresión, desequilibrio emocional, entre otros), además de presentar reducción en sus ingresos personales y familiares por su incapacidad laboral. Debido al proceso crónico de la enfermedad, se puede evidenciar con el tiempo incapacidad funcional y de no tratarse la patología adecuadamente es posible que se pueda producir una limitación permanente que deteriora por consiguiente, la calidad de vida de los pacientes.

Impacto social y económico

Dentro de la atención de pacientes con AR se consideran diversos aspectos importantes que pueden ser clasificados en costos directos e indirectos. Las hospitalizaciones, tratamientos, citas médicas, intervenciones terapéuticas, equipos médicos, fisioterapia y el personal médico entran entre los costos directos.

Pese a que los costos indirectos son difíciles de estimar con exactitud, ya que resultan de la reducción de la capacidad para generar ingresos o de la disminución en la expectativa de vida, el estudio “Evaluación y Seguimiento de Pacientes con Artritis Reumatoide” estima que la incapacidad para laborar aparece de 5 a 10 años después del inicio de la enfermedad y oscila entre el 43 y 50% en diferentes países.

 

¿CÓMO TRATAR LA ARTRITIS?

Dentro de los tratamientos para la AR se destaca la fisioterapia, cirugía, hábitos de vida saludable, además del uso de medicamentos orales. Otros como las terapias biológicas brindan un mejor control de la enfermedad y en consecuencia un mejor pronóstico.

 De acuerdo con el médico especialista, el doctor José Antonio Herrera “este tipo de tratamiento biológicos han demostrado los mejores resultados en el manejo de la AR, si se analiza la eficacia y seguridad de los mismos. Son una terapia de vanguardia que tiene la opción de aplicarse de forma mensual a diferencia de otros tratamientos disponibles. Dentro de sus beneficios se puede destacar el mantenimiento de la eficacia, así como la seguridad a largo plazo”.

 El doctor Herrera explica que lo anterior es importante ya que “en enfermedades como la AR, uno de los retos más importantes no solo es la efectividad de las terapias sino que la misma se mantenga en el tiempo y el paciente pueda continuar con el mismo tratamiento a largo plazo”.

 Cabe destacar que entender y reconocer la importancia que tiene el diagnóstico oportuno y el manejo adecuado de la AR tiene un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes. Contar con atención clínica especializada, terapias eficaces y seguras aporta a la salud y al beneficio de las personas que padecen la enfermedad.

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