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‘Meta de erradicación de los cultivos ilícitos no se cumplirá’: Fiscal

El fiscal general de Colombia, Néstor Humberto Martínez, pidió avanzar en la lucha contra las drogas e indicó que, de lo contrario, el narcotráfico puede iniciar un nuevo ciclo de violencia.

 

El fiscal general de la Nación, Néstor Humberto Martínez Neira, afirmó que el país está perdiendo la guerra contra los narco-cultivos y considera que este año no se cumplirán las metas trazadas por el Gobierno.

El funcionario dijo que en materia de erradicación voluntaria los números son muy bajos, pues de una meta prevista de 50.000 hectáreas, a la fecha solo han sido erradicadas 3.000.

Textualmente el fiscal le dijo a El Tiempo: “De 180.000 hectáreas de narcocultivos existentes a comienzos de año, se decidió erradicar apenas la mitad. El 50 por ciento de manera forzosa y el otro 50 por ciento mediante acuerdos con las comunidades. Y ¿cuál es la verdad de lo que ocurre? Mediante intervención de la Fuerza Pública se han logrado erradicar 39.000 hectáreas, aunque

Naciones Unidas puntualiza que solo ha auditado a la fecha 1.000 hectáreas. Pero en lo que definitivamente vamos perdiendo la asignatura es en materia de erradicación voluntaria: de las 50.000 hectáreas previstas solo llevamos 3.000 a la fecha.

El fiscal enfatizó en que el país va a reprobar el año en materia de narcocultivos como causa de la resiembra, el crecimiento en algunas regiones, situaciones como la de Tumaco y otros factores. “Y no podemos soslayar que estos son una amenaza real en los territorios, porque el ‘clan del Golfo’, los disidentes, los desertores y las guerrillas que no se han desmovilizado están en tensiones muy fuertes para ver quién se queda con el control territorial de los narcocultivos. Es lo que se vive en esas zonas”, señaló Martínez Neira en la entrevista a El Tiempo.

El funcionario advirtió que los campesinos afectados por los cultivos ilícitos están viviendo una nueva guerra en el postconflicto y añadió que luego de los acuerdos de paz, en la Colombia urbana están cayendo las tasas de homicidios, pero “la vieja geografía de las Farc no ha logrado beneficiarse de la desmovilización”.

En una entrevista publicada por el diario bogotano El Tiempo, Martínez admitió que no es optimista frente a la posibilidad de que se cumpla la meta de erradicar 100.000 hectáreas de cultivos de coca este año, la mitad de manera forzosa y la otra mediante acuerdos con las comunidades.

«Si no avanzamos contra la droga, si seguimos como vamos, el narcotráfico nos expropia la paz e iniciamos un nuevo ciclo de violencia en Colombia», sentenció Martínez, y señaló que en los territorios donde debía haberse consolidado inmediatamente la paz se está viendo «un nuevo ciclo de violencia derivado del narcotráfico».

Para el funcionario, «nadie esperaba que los primeros beneficios de la paz se reflejaran en los grandes centros urbanos, sino en los territorios de la confrontación armada», entre los que mencionó los departamentos de Nariño, Cauca, Chocó, Arauca, Norte de Santander, así como el noreste de Antioquia.

«En esos territorios, hay que decirlo con claridad, empezaron a consolidarse otros viejos grupos armados ilegales y a surgir otros, que crecen como la maleza y hoy libran una batalla campal por las rentas ilícitas, especialmente del narcotráfico», subrayó.

Consultado sobre «la guerra contra la coca», Martínez señaló que no es optimista.

«De 180.000 hectáreas de narcocultivos existentes a comienzos de año, se decidió erradicar apenas la mitad (….) Y ¿cuál es la verdad de lo que ocurre? Mediante intervención de la Fuerza Pública se han logrado erradicar 39.000 hectáreas, aunque Naciones Unidas puntualiza que solo ha auditado a la fecha 1.000 hectáreas», dijo.

En ese contexto, indicó que en lo que «definitivamente» el país va «perdiendo la asignatura es en materia de erradicación voluntaria».

«De las 50.000 hectáreas previstas solo llevamos 3.000 a la fecha», afirmó.

El fiscal previó que con la resiembra, el crecimiento de cultivos ilícitos en algunas regiones, el impacto de los hechos de violencia ocurridos en el municipio de Tumaco, donde seis campesinos murieron durante una protesta contra la erradicación, y otros factores, el país «va a reprobar el año en materia de narcocultivos».

De allí que señaló que no se puede «soslayar» que los cultivos ilegales «son una amenaza real en los territorios», e indicó que bandas criminales como el Clan del Golfo, los disidentes, los desertores y las guerrillas que no se han desmovilizado «están en tensiones muy fuertes para ver quién se queda con el control territorial».

«En todos estos territorios, los campesinos están viviendo en el posconflicto una nueva guerra. Mientras el homicidio cae un 6 % en Colombia (…) los colombianos de esos territorios y de los corredores estratégicos en disputa están viendo una cosa totalmente diferente», alertó.

Por ejemplo, mencionó que en la región del Urabá de Antioquia (noroeste) los homicidios están creciendo un 45 %, en la zona del Magdalena Medio (centro) un 35 %, mientras que en el corredor entre los departamentos de Valle del Cauca y Chocó un 91 % , y que entre Nariño y Cauca (suroeste), el alza es del 42 %.

«Todo esto lo que significa es que en la Colombia urbana es donde cae la tasa de homicidios, pero la vieja geografía de las FARC no ha logrado beneficiarse de la desmovilización», lamentó.

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