HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Subdesarrollo político

Es evidente que existe una precariedad política tanto en las democracias que se presumían desarrolladas como en las que estaban construyendo desarrollo económico y algo de bienestar social.

Es notoria la ausencia de estudios y de instituciones que tengan como propósito tomar el pulso de la vida política para, entonces, fortalecer las instituciones o mecanismos que acusen debilidades o disfuncionalidades o para continuar dándole sostenibilidad a aquellos que funcionan apropiadamente.

Para hacer un seguimiento de la vida económica existen todo tipo de instituciones nacionales y globales que le permiten a un país como Colombia tener el ojo bien puesto en cómo asegurar que los indicadores macroeconómicos gozan de buena salud.

Pero no ocurre lo mismo con el tema político. No se entiende que así como se habla del desarrollo económico haya que hacer lo propio con el desarrollo político. Y ahí es donde reside una de las explicaciones de lo que está pasando con la democracia representativa en el mundo y luego con estas especies de revueltas en que se han convertido las protestas sociales en países como Chile, Bolivia, Ecuador, etc.

No hay un entendimiento lúcido con respecto a las consecuencias que el desarrollo económico tiene sobre el funcionamiento del sistema político. Una cosa es un país con una pobreza del 75% y otra la de un país con una clase media creciente e ilusionada con su progreso y un futuro más amable.

La literatura política de los años 60 deliberó mucho sobre esta dimensión del desarrollo. La universidad de Princeton publicó una serie de varios volúmenes para explicar el impacto del desarrollo en la vida política y para sugerir respuestas apropiadas. Es que si hay desarrollo económico, desarrollo tecnológico, desarrollo de las comunicaciones o desarrollo educativo, muy pronto el sistema político quedará obsoleto, la ciudadanía desorientada y desconcertada y los canales tradicionales para tramitar las demandas populares, las quejas o las críticas serán insuficientes o inexistentes. Si el desarrollo político no va acompasado con otras expresiones del desarrollo es apenas natural que se produzca un ambiente de crisis política, una anomalía que pronto se traducirá en situaciones muy difíciles de manejar y que van a afectar gravemente las otras dimensiones del desarrollo.

Hay que crear una infraestructura política que esté en armonía con el proceso de modernización de la sociedad. Hay que hacer inversiones en adecuar el sistema político a las nuevas realidades. Las que se hacen no están rindiendo los frutos deseados. Por ejemplo, el costo del Congreso, de las Asambleas, de los Concejos, de los procesos electorales son hoy insuficientes y, lo que es peor, no están cumpliendo con la mínima tarea que les corresponde que es la de representar a los ciudadanos en sus diversas expresiones. Y hay otras inversiones que no se hacen, que tienen que ver con la cultura política, con el tema de la legitimidad, del consenso político sobre asuntos fundamentales, sobre la confianza que los ciudadanos deben tener en las instituciones y en las autoridades, sobre la actitud de optimismo que debe prevalecer.

Y así de otros temas vitales. Algunas encuestas como la Global de Valores, han ofrecido datos dramáticos, que ponen de manifiesto una formidable crisis política en Colombia. No se les presta atención alguna. No se reflexiona sobre su significado, no se busca remediar la situación.

*ExMinistro de Estado

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