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Todos somos la voz para evitar la explotación sexual infantil

Leones, perros, gatos y jirafas de peluche amanecieron sentados en la plazoleta de La Alpujarra. Uno de ellos, sobre un triciclo, sostiene un cartel en el que se lee: “soy el juguete de Tania, 12 años, víctima de abuso sexual infantil”.

Ayer, la organización internacional Aldeas Infantiles S.O.S llegó a las afueras del centro administrativo de Medellín con un plantón de 200 juguetes en rechazo por los continuos casos de este delito, una escena que se repitió este miércoles en las principales ciudades del país.

Sin embargo, no es el único esfuerzo reciente de este tipo para visibilizar la violencia sexual. La Universidad de Antioquia, en convenio con el Área Metropolitana, acaban de presentar el Diagnóstico sobre la situación de la Explotación sexual comercial de niños y adolescentes (Escnna) en el Valle de Aburrá.

El estudio combinó estrategias de investigación múltiple (análisis de prensa, acceso a bases de datos oficiales, análisis geoespaciales) y entregó conclusiones sobre las modalidades de la Escnna presentes en la región, el perfil de los victimarios y la efectividad de las políticas públicas vigentes.

John Jairo Arboleda Céspedes, rector de la U. de A., destacó que es la primera vez que se logra consolidar esta información a nivel metropolitano.

“A veces no nos gusta poner el foco sobre temas que nos avergüenzan. Pero la mejor manera es hacerlo público para que no ocurra”.

Según el diagnóstico, contar con datos concretos frente al problema no es fácil, debido al subregistro (casos que no se denuncian). Sin embargo, durante los años 2014-2018, las denuncias por Escnna en el área metropolitana se incrementaron 16 veces. A 2018, la tasa es de 16,9 por cada 100.000 menores de 18 años.

Un delito a simple vista

Iván Felipe Muñoz, coordinador del programa Territorios Libres de Escnna e investigador principal, indicó que el estudio reportó seis modalidades de este delito en las localidades analizadas (ver gráfico).

El Aburrá norte (Barbosa, Bello, Copacabana y Girardota), agregó, es más proclive a presentar la modalidad de explotación sexual en viajes y turismo, así como la asociada a la utilización de menores de edad por parte de grupos delincuenciales organizados.

Mientras tanto, en el sur del Aburrá (Caldas, Envigado, Itagüí, La Estrella y Sabaneta) los reportes se concentran con mayor fuerza en la modalidad abierta (un tipo de explotación sexual que ocurre en la vía pública como en parques o discotecas) y la relacionada con pornografía.

El experto agregó que el diagnóstico incluyó 70 puntos críticos en el Valle de Aburrá en los que confluyen más de una modalidad o incluso todas, entre los que figuran La Tablaza, en Caldas, o el sector de La Mayorista, en Itagüí. Dijo que en estas zonas deben concentrarse el control policial y las estrategias de prevención.

Entre otras modalidades que preocupan a los investigadores están las uniones serviles o forzosas, una práctica en la que se induce u obliga a los menores de edad a sostener uniones maritales con un adulto a cambio de un dividendo, en dinero o especie, el cual recibe en general la familia de la víctima. Muñoz manifestó que esto se hizo evidente especialmente en el área rural.

El diagnóstico destacó que el promedio de edad de las víctimas es de 13 años, aunque se tienen datos de menores de edad desde los 4 hasta los 17 años.

Eugenio Prieto, director del Área Metropolitana, concluyó que el estudio es un insumo serio y clave para los alcaldes electos: “Estoy seguro que en sus programas de gobierno incluyeron este tema para que desde el inicio puedan implementar esas acciones transformadoras”.

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