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Movilizaciones notificaron al gobierno Duque la molestia que hay entre la población

Y aunque los tiempos son diferentes, lo que sí es igual es el descontento que expresaron los ciudadanos frente al gobierno. Este jueves eso se evidenció con las multitudinarias marchas que se dieron en las grandes capitales del país, hasta ciudades pequeñas como San Vicente del Caguán, Caquetá, en donde salieron a expresar su protesta cientos de ciudadanos en reclamo por una mejor educación, salud y oportunidades reales de empleo.

Por
Argemiro
Piñeros Moreno

La imagen vista este jueves durante algunas horas, al observar la Carrera Séptima a la altura de la Plaza de Bolívar repleta y con miles de personas intentando llegar al lugar, trajo a la memoria de muchos colombianos lo que se vio en el paro nacional que enfrentó el 14 de septiembre de 1977 el entonces presidente Alfonso López Michelsen.

Y aunque los tiempos son diferentes, lo que sí es igual es el descontento que expresaron los ciudadanos frente al gobierno. Este jueves eso se evidenció con las multitudinarias marchas que se dieron en las grandes capitales del país, hasta ciudades pequeñas como San Vicente del Caguán, Caquetá, en donde salieron a expresar su protesta cientos de ciudadanos en reclamo por una mejor educación, salud y oportunidades reales de empleo.

El analista Fernando Estrada sostiene que “hoy no sólo se expresaron las capitales, es una molestia que se sintió en municipios que tradicionalmente no salen a marchar, esto simplemente muestra que la voz de molestia que hay contra el presidente es en todo el país”.

A lo largo del día, hasta antes de los desmanes que llevaron a largos disturbios y daños en bien público y privado, las voces de los ciudadanos reclamaban para echar atrás posibles políticas que adelantaría este gobierno como las reformas laboral y pensional, pese a haber sido rechazadas por el propio presidente Duque y sus ministros.

 “El paro notificó al presidente de la molestia que hay en la población”, expresó el analista John Mario González, quien estima que éste es el momento para que Duque haga una corrección en el camino y busque hablar con todos los sectores, “es un presidente que se le ve que está desconectado, que es arrogante, que sólo gobierna con un grupo de sus amigos, como si fuera muy testarudo”.

González estima, además, que “debe tomar nota e introducir correctivos profundos, tiene que definir una agenda con los partidos políticos y esto no se debe entender sólo como la mermelada”.

El analista Fernando Sanín sostiene que si bien es necesario que el presidente haga una cambio en su agenda, estima que la misma debe recoger y escuchar los temas que le están molestando a los colombianos, pero para dar soluciones reales.

Los miles de ciudadanos que reclamaron dejan además otra lectura y es que los organizadores del paro tienen claro que la movilización tuvo una amplia acogida y que muy seguramente para próximas ocasiones podrán tener el mismo apoyo, inclusive podría ser mucho mayor.

 “Las centrales obreras podrían hablar de un paro indefinido, las centrales están empoderadas, saben que no están solas”, dice el analista González, quien recuerda que a este paro del 21N llegaron además los estudiantes, los indígenas y otros sectores de la sociedad.

El mismo analista no duda en que a esa protesta social se puedan unir prontamente los sectores políticos, ya que el descontento político se ha hecho evidente en las últimas semanas cuando el presidente Duque vio cómo tenía perdida la moción de censura contra su entonces ministro de Defensa, Guillermo Botero, a quien tuvo que pedirle dar un paso al costado para que no sufriera una derrota más estrepitosa.

Precisamente hoy en la jornada la nueva alcaldesa de Bogotá, Claudia López, se unió a la marcha y compartió las motivaciones que llevaron al paro. “El presidente Duque está tan débil que no le va interesar cazar una pelea ahora con la alcaldesa de la capital”.

Lo negativo del paro vino de parte de quienes aprovecharon la jornada para hacer daños, actos que dejaron destrozados estaciones de servicio público y robos en establecimientos comerciales, que llevaron incluso a tomar una medida que sería la más extrema, el toque de queda, en Cali, una de la capitales más importantes del país.

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