HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Don Bernardo

Usted terminaba una velada con Bernardo Hoyos fallecido hace 5 años y podía ser encarcelado por enriquecimiento lícito. El gentleman de Santa Rosa abría la boca y uno se lucraba con su talento.

Sus charlas eran “magistrales” a medias, porque no se las daba Bernardino, nombre de pila que redujo a Bernardo por razones eufónicas.

Fue maestro a sus espaldas. Torciéndole el pescuezo al cisne, digamos que hablaba como si el entendido fuera su interlocutor.

BH tenía el don de la palabra. En el principio y al final lo acompañó el verbo.

Su prosa en español y en inglés santarrosano rimaba con sus trajes impecables. Fue locutor de la BBC de Londres donde le servía la ropa de su frío terruño.

En la capital británica solía reunirse con colombianos para practicar el idioma y mantener el polo a tierra.

El rector de UPB, Félix Henao Botero, lo descubrió para la causa de la radio. El magnífico prelado lo destituyó porque el control rellenó con un programa de la BBC que defendía el pecaminoso control natal. “Moncho” reculó y lo volvió a fichar.

BH describía así el Medellín que le tocó vivir: “Vital, movido, con buen cine, buenos conciertos, muchachas muy bellas y cafés para tertuliar”.

Emigró después de graduarse de abogado con una tesis sobre san Isidoro de Sevilla, de quien repetía esta perla: El hombre que no ríe es capaz de matar a la mamá.

¿Por qué el derecho? “Para tratar de tener una visión de la justicia y practicarla”.

Ejerció el periodismo cultural en radio y televisión. “Yo he sabido siempre que no soy escritor. Apenas un cronista sin intención literaria”.

Cuando escucho al maestro Rodolfo Pérez González en su programa nocturno de la 92.3 FM me parece oír a Bernardo. ( Y espero estar halagando a los dos).

Cuando recibió el premio de periodismo Simón Bolívar comentó: “Disculpen, pero me lo merecía”.

Ingresó a la Academia de la Lengua de la mano de Woody Allen de quien recordó su película “Días de radio”.

Murió siendo director de la emisora de la Tadeo Lozano, de Bogotá. Su legado lo recuerda una magnífica foto suya del publicista Carlos Duque.

En su programa Milenio, hablaba de todo, incluido su predilecto, Bach. En su memoria, llamó Juan Sebastián a su hijo, vicerrector del Gimnasio Moderno.

Pontificaba sobre Proust o el Quijote. O invitaba al poeta Mario Rivero a disertar sobre Marta Pintuco, la célebre gestora cultural y animadora de casas de citas del viejo Medellín. Con ella hablaban solo de temas culturales. Cero cabriolas eróticas. Con su amigo caldense Iván Amaya, disertaban sobre las múltiples versiones de “Triste Domingo”.

Ojalá conviertan en libro y cedés sus charlas radiales con Alvaro HJCK Castaño Castillo. Sería un doble banquete para disfrutar del encanto de la palabra que cultivaban ambos. Tiene la palabra el caldense Rogelio Delgado su sucesor en la HJUT.

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