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De Zaragoza a la gloria olímpica: Óscar Figueroa da fin a una carrera dorada

El pesista colombiano Óscar Figueroa anunció este martes en Cartagena el final de su carrera profesional después de casi 20 años en los cuales consiguió un oro olímpico, una plata olímpica, títulos mundiales, panamericanos, centroamericanos, bolivarianos y nacionales.

La vida del antioqueño comenzó a tener retos importantes a muy temprana edad, antes de cumplir los 10 años. Debido a los conflictos armados que azotaban a Zaragoza, su pueblo natal, toda la familia Figueroa Mosquera emigró al Valle del Cauca huyendo de la muerte y en busca de mejores oportunidades.

Cartago fue la población que los acogió y en donde Óscar, siendo aún muy niño, inició su recorrido en los deportes: fútbol, baloncesto, levantamiento de pesas, entre otras, fueron las disciplinas que practicó, pero se decantó por la última después del consejo de su profesor de educación.

Compitiendo en torneos regionales llamó la atención de Jaiber Manjarréz, entonces entrenador en la Liga Vallecaucana de Halterofilia, quien lo impulsó para que se radicara en Cali en donde enfrentó los desafíos de todo migrante rural a una ciudad: vivir solo en un cuarto, aprender a trasladarse, conocer la calle.

Mientras los títulos departamentales llegaban también lo hizo su primer mundial, el juvenil de Praga en el 2000, en donde le demostró al mundo que en la ‘Sucursal del Cielo’ se estaba preparando un campeón olímpico. Allí terminó quinto y al año siguiente logró quedarse con el primer lugar en el mundial juvenil de Grecia.

Su templanza y esfuerzo lo llevaron a participar en sus primeros Juegos Olímpicos, en Atenas 2004, en donde levantó 280 kilogramos en la prueba de los 56 kilogramos, en la cual fue quinto solo por tener 75 gramos más de peso corporal sobre quienes fueron tercero y cuarto: Sedat Artuc y Vitali Dzerbianiov.

Para Pekín 2008, Figueroa apareció una vez más en los Olímpicos pero ahora con mayor experiencia y en los 62 kilogramos, siendo uno de los favoritos al título por sus dos medallas de plata en el Mundial de Pesas del 2006. Allí, quizás, vivió uno de los momentos más difíciles en lo deportivo. Una hernia cervical le generó parálisis de su brazo derecho meses antes y a la hora de competir su mano no le respondió para levantar la barra dejándolo en tres intentos nulos

Después de esto, Óscar tuvo una para de seis meses y que lo llevó a tener que operarse en Bogotá. Con lo que implica una recuperación de una cirugía de columna, en la se realizó una extracción de 2 centímetros de disco, en la cabeza del campeón pasó la idea de abandonar el deporte de manera prematura y sin cumplir su sueño dorado.

Sin embargo, haciendo gala de su fuerza -física y mental- volvió a subirse a los podios del ciclo olímpico en los Juegos Bolivarianos 2009, pero de nuevo las lesiones le volvieron a poner una piedra en el camino. Esta vez fue la rodilla izquierda que lo tuvo de nuevo seis meses por fuera de la competencia y sin poder competir en Juegos Suramericanos y Juegos Centroamericanos.

Con el tiempo sobre la nuca para Londres 2012, el antioqueño aceleró su preparación con los Juegos Panamericanos 2011 de Guadalajara (México) en mente de los cuales salió victorioso en los 62 kilogramos y con récord panamericano de 312 kilogramos.

Ya en Londres el objetivo era poder mejorar su imagen de la lesión en Pekín. En el momento de la prueba, hubo suspenso con un par de intentos nulos hasta que en el tercero del envión consiguió levantar 177 kilogramos siendo esta marca olímpica, la cual lo subió al segundo lugar de la prueba junto Irawan Eko, a quien superó por tener menor peso corporal; esta vez jugó a su favor.

En el trayecto a Río 2016, sus últimas olimpiadas, Figueroa fue oro y bronce en el Mundial de Pesas del 2013. Los 62 kilogramos de aquellas justas lo coronaron, por fin, tras levantar 142 kilogramos en el arranque y 176 kilogramos en el envión. La gloria lo esperaba y el cetro del rey de las pesas quedaba en sus manos.

Ser el tercer colombiano en conseguir un oro olímpico le ha valido para ganarse el reconocimiento mundial del deporte y ser inspiración suficiente para las nuevas generaciones del país que ven en la halterofilia una salida de marginalidad en la que, lamentablemente, el país tiene sumidos a muchos.

CARTAGENA (Colprensa).

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