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El papa quiere que el catecismo condene la posesión de armas nucleares

El papa Francisco desea introducir la condena de «la posesión» de armas nucleares dentro de las enseñanzas de la Iglesia, según indicó este martes en el vuelo de regreso de Japón donde visitó Nagasaki e Hirosima, dos ciudades víctimas de la bomba atómica.

«Esto debe entrar en el catecismo de la Iglesia Católica, no solo el uso sino también la posesión» de armas nucleares, declaró durante la conferencia de prensa que tradicionalmente celebra de regreso de sus vuelos papales.

El pontífice argentino, contrario a las armas nucleares, condenó con fuerza en Hiroshima como «crimen» el uso de la energía atómica con fines militares y denunció la lógica de la disuasión nuclear durante su visita a las dos emblemáticas ciudades japoneses.

«La locura de un gobierno puede destruir a la humanidad», advirtió el papa, quien se dirigió en italiano a los cerca de 70 periodistas que lo acompañaban.

El punto álgido del viaje de cuatro días al archipiélago japonés, al que soñó con ir de joven como misionero, fue su emotivo encuentro en Nagasaki e Hiroshima con los supervivientes de las bombas atómicas lanzadas sobre estas ciudades en 1945.

Francisco calificó de «crimen» el uso del átomo con fines militares y condenó la idea de que la posesión de la bomba atómica disuada los ataques.

Saludó uno por uno a los supervivientes del fuego nuclear, llamados «hibakusha» en Japón. Habló con algunos y a otros les estrechó la mano. A una mujer que lloraba la abrazó.

«Aquí, en el destello de un relámpago de fuego, no quedaron más que sombras y silencio de tantos hombres y mujeres, de sus sueños y de sus esperanzas» dijo el papa en Hiroshima, donde el 6 de agosto de 1945 fue lanzada por Estados Unidos una bomba atómica por primera vez en la historia.

 

– El horror de la guerra –

De regreso a Roma, Francisco se mostró también desconfiado del uso civil de la energía nuclear.

«Mi opinión personal es que no hay que usar energía nuclear hasta que su uso no sea totalmente seguro», agregó.

La denuncia del horror de la guerra y de las armas es un grito recurrente no sólo del argentino Jorge Bergoglio sino también de los papas que le precedieron.

Pero un claro rechazo a la teoría de la disuasión nuclear constituye una ruptura con el pasado. Ante la ONU en 1982, Juan Pablo II definió esta doctrina como un mal necesario «en las condiciones actuales».

Francisco ha fustigado de forma general la carrera armamentística.

«Hay países cristianos o al menos de cultura cristiana, como los países europeos( …) que hablan de paz y viven de las armas, eso se llama hipocresía», recalcó a bordo de su avión.

«Una nación debe tener el coraje de decir que no puede hablar de paz porque ‘mi economía está ganando mucho con la fabricación de armas'», subrayó.

Francisco lamentó también que organizaciones internacionales, como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, no hayan llegado a tomar decisiones para reducir los armamentos y evitar guerras.

«Si hay un problema con las armas y todos están de acuerdo para resolverlo de manera de evitar un incidente belicoso, todos votan a favor del ‘sí’, pero si uno solo, con poder de veto dice ‘no’,  todo se detiene», explicó.

Para el jefe de la iglesia católica la paz en el mundo actualmente es «muy frágil».

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