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Tras mi huella de carbono

Una de las activaciones de promoción turística que recuerdo con más aprecio en mis tiempos en ProColombia fue la que desarrollamos en 2011 durante la Feria de Turismo de Madrid (Fitur) y que tenía como propósito borrar la huella de carbono que suponía nuestra presencia en ese recinto.

Consistía en invitar a los visitantes al estand a adoptar árboles (de forma gratuita) que sembramos después en zonas aledañas a fuentes de agua en lugares vulnerables de Colombia. Se requería la siembra de 372 árboles para compensar las 104 toneladas de dióxido de carbono que suponía el traslado y montaje del estand y su operación durante esos días. En total sembramos 1.000 árboles a nombre de las personas que pasaron por la muestra.

Recordaba esto a raíz de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019 de Madrid (COP25) y la infinidad de noticias que se publican a diario sobre las consecuencias del descuido humano con su entorno, del histórico e irreversible daño al ambiente, de los desastres naturales que comienzan a verse, de las graves consecuencias que se esperan, de los esfuerzos de unos pocos para llamar la atención de la mayoría silenciosa que comienza a despertar, de la indiferencia y el cinismo de otros, de la promesa de los gobiernos del mundo, de los compromisos insuficientes y la impotencia colectiva.

La Organización Meteorológica Mundial presentó en Madrid su informe anual sobre el estado del clima en el que señala que 2019 cierra una década de calor global excepcional, con pérdida de hielo y récord de aumento del nivel del mar impulsados por los gases de efecto invernadero que emiten las actividades humanas.

Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), las emisiones de CO2 que genera el turismo con el uso del transporte crecerán 25% para 2030 respecto al registro de 2016, al llegar a 1.998 millones de toneladas, cifra que representa apenas 5,3% del total de emisiones contaminantes que generará la humanidad para 2030, aunque en las correspondientes al transporte el turismo concentrará 21% del total.

La OMT prevé que, aunque el número de turistas siga aumentando en el mundo, el sector también avanza en el objetivo de que las emisiones de carbono por pasajero-kilómetro desciendan en la próxima década e hizo un llamado a intensificar la cooperación con el sector transporte en ese sentido. El turismo no es un aportante determinante, pero los observadores consideran que el sector puede hacer mayores esfuerzos.

Colombia presentó en Madrid sus avances y sus cumplimientos, pero, como todos, también recibió un mensaje contundente: hay mucho más por hacer, porque el reto es cada día más grande y porque nosotros poseemos una parte importante de las reservas naturales del mundo y porque si los mares suben su nivel nuestras ciudades costeras sufrirán graves consecuencias.

Ciertamente debemos comenzar por un cambio de mentalidad. Por fortuna vienen generaciones más sensibilizadas. Nuestros hijos ya temen a un mundo invivible y estoy segura de que nos ayudarán a corregir ese camino. Es el momento de que reduzcamos nuestra huella de carbono. Y comienza por la sencilla rutina cotidiana de reciclar, ahorrar combustible y cuidar el agua.

*ExMinistra del Estado.

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