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189 aniversario de la muerte de El Libertador

Hoy martes 17 de diciembre, se celebra el aniversario 189 del fallecimiento del Libertador Simón Bolívar, en la Quinta de San Pedro Alejandrino,  desde las 6:00 de la tarde comenzarán los actos protocolarios, organizado por la Fundación Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo y la Sociedad Patriótica Bolivariana de Santa Marta.

POR: RAMÓN

PALACIO BETTER

Bolívar no murió de sífilis, ni de tuberculosis; estas enfermedades no fueron las causantes de su fallecimiento. Hoy, sin embargo, se desconocen cuáles fueron las otras circunstancias que propiciaron la muerte de ‘El Libertador’ el 17 de diciembre de 1830, en Santa Marta, primera ciudad fundada en Colombia.

Sin embargo, el diario del doctor Alejandro Próspero Reverend (1830), compuesto por 33 boletines sobre la enfermedad que padece su excelencia, Simón Bolívar, su  método curativo, y equivalencias de los términos técnicos empleados y seguidos por su médico de cabecera, parecieran señalarnos que sí murió por tuberculosis.

En la hermana república de Venezuela, todavía restan conducentes investigaciones por hacer, a nivel científico, en los restos de Simón Bolívar; así lo afirma una Comisión Científica autorizada por el gobierno de ese país, que el 24 de julio del 2012 presentó un reporte preliminar elaborado por la doctora Yanucelis Cruz, jefe de la División de Anatomía Patológica Forense de la Coordinación Nacional de Ciencias Forenses y por el doctor José Monque, médico anatomopatólogo y ex coordinador de Ciencias Forenses, en donde indicaron que, ‘El Padre de la Patria’ no murió por tuberculosis, como así lo señalaron en su momento los detractores y calumniadores del héroe de la independencia.

Lo cierto es que aquel día, Simón Bolívar sufrió un paro cardiorrespiratorio que le produjo la muerte, producto quizás de una afección o de varias afecciones. Aún no existe una respuesta definitiva, hasta tanto no se produzcan y revelen los resultados de un análisis científico logrado en el esfuerzo efectuado para la exhumación de los restos, en el año 2010, ya que este fue igualmente el punto de partida para la reconstrucción del rostro de ‘El Libertador.

Las evidencias fueron analizadas científicamente, con la debida cadena de custodia en Venezuela y en presencia de la Fiscalía General de esa nación. Con el debido protocolo de abordaje se garantizó, en primer lugar, la apertura de la urna de plomo sin alterar su contenido. Los científicos y la Fiscalía reconocieron y destacaron el trabajo realizado por el médico José María Vargas, en ese entonces miembro de la Comisión Repatriadora de los restos de Simón Bolívar, desde Santa Marta a Caracas, durante el siglo XIX.

Los informes preliminares indicaron que los análisis químicos para la determinación del arsénico, no fueron concluyentes; sin embargo, señalaron que, aun cuando no hay evidencia clínica de intoxicación alguna por este elemento, sí es un hecho que los boletines emitidos por el médico tratante y de cabecera del ‘El Libertador’, describen que el tratamiento que recibió con medicamentos sí tenían mínimos contentivos de arsénico. En estos tiempos y trascurridos 189 años, las causas de su muerte, que se investigan en los restos, son una posible infección debida al hongo Histoplasma capsulatum, que ingresa al cuerpo a través de los pulmones.

Un modesto y humilde sacerdote, Hermenegildo Barranco, cura de la Iglesia de Mamatoco, lugar o caserío, en ese entonces muy cercano a la Quinta, acompañado únicamente de nativos y algunos monaguillos, se dirigen de a pie hacia la casa en donde se encuentra hospedado y moribundo ‘El Libertador’, llevando consigo el viático o sacramento de la Eucaristía que se le suministraría, sin séquito, ni dispositivos de lujos que tradicionalmente ostenta y exhibe la iglesia.

Inmediatamente finaliza la ceremonia religiosa, el escribano notario Catalino Noguera procede, inmediatamente, a leer la alocución dirigida por Simón Bolívar Palacios a los colombianos, acompañado de un Circulo de Militares de Alto Rango del Ejército y varias personas presentes.

Sin embargo, el Escribano Notario no pudo leerlo en su totalidad; la gran tristeza que le embargaba por el nostálgico contenido de lo escrito por Bolívar, produjo en él una conmoción o trastorno que no le permitió poder continuar la lectura por lo cual le fue preciso ceder voluntariamente la alocución y continuara el doctor Manuel Recuero, auditor de guerra, quien sí pudo finalmente concluir la lectura, pero al acabar la lectura de las últimas palabras, “yo bajare tranquilo al sepulcro”, Simón Bolívar, desde su butaca, en donde permanecía sentado, expresó en voz ronca: “si al sepulcro…..es lo que me han proporcionado mis conciudadanos…… pero los perdono. Ojala yo pudiera llevar conmigo el consuelo de que permanezcan unidos”. * Ramón Palacio Better, Presidente Sociedad Bolivariana del Magdalena

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