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Egan Bernal, el ‘Escarabajo de Oro’

El «Joven Maravilla» puso broche a una tarea esquiva para los pedalistas colombianos durante casi cinco décadas. Y él, con apenas 22 años, desfiló el «maillot amarillo» por primera vez por los Campos Elíseos.

Edgar Allan Poe dio vida al «Escarabajo de Oro». Más de siglo y medio después de publicado aquel cuento extraordinario, Egan Bernal concretó una hazaña histórica que le hizo merecedor del mismo título al ser el primer latinoamericano en ganar el Tour de Francia.

El «Joven Maravilla» puso broche a una tarea esquiva para los pedalistas colombianos durante casi cinco décadas. Y él, con apenas 22 años, desfiló el «maillot amarillo» por primera vez por los Campos Elíseos.

En la narración de Poe, publicada en 1843, el misántropo William Legrand hizo cálculos meticulosos para deshilachar las pistas del insólito escarabajo dorado que escondía el tesoro de un pirata.

Con Bernal, en cambio, se cumplieron los cálculos antes de lo esperado. «Es el máximo logro del ciclismo colombiano en su historia. Es un talento extraordinario», dijo a AFP el periodista británico Matt Rendell, autor del libro «Reyes de las Montañas», sobre la historia del pedalismo cafetero.

«Es el comienzo de una carrera a lo (Eddy) Merckx», agregó, en referencia al laureado corredor belga que ganó cinco Tours, cinco Giros de Italia y una Vuelta a España entre 1960 y 1970.

Detrás de Bernal y del codiciado trofeo pedalearon en suelo francés casi ochenta colombianos. Allí se destacaron Martín Emilio «Cochise» Rodríguez, Luis «Lucho» Herrera, Fabio Parra, Santiago Botero, Oliverio Rincón, Mauricio Soler, Víctor Hugo Peña, Nairo Quintana o Rigoberto Urán.

Entre Quintana y Herrera trajeron a casa las casacas rosadas y rojas del Giro y la Vuelta. El trofeo galo era la cuenta pendiente de la potencia de América Latina, que este año ha afrontado casos de dopaje en equipos locales.

Pero el hombre del Team Ineos dio el batacazo en su segunda participación en la carrera ciclística más importante del mundo, y para muchos se perfiló como el deportista más importante en la historia de Colombia. Tras el triunfo, Bernal se convirtió en una celebridad en su tierra.

TODO POR DELANTE

En el cuento de Poe el escarabajo de oro era el aperitivo de un tesoro mayor. Y en el caso del colombiano Bernal -nacido en Bogotá pero adoptado por la ciudad aledaña de Zipaquirá- fue la consolidación de la llamada generación dorada de corredores cafeteros.

Además de Quintana y Urán, Esteban Chaves, Miguel Ángel López, Sergio Luis Henao y Fernando Gaviria se han batido con honor en las trochas del Viejo Continente. En las últimas cinco versiones de la carrera francesa, los colombianos estuvieron cinco veces en el podio.

«El problema ahora para Egan es que despertó a unos leones dormidos (sus rivales) y contra ellos tiene que enfrentarse», señaló Víctor Hugo Peña, quien en 2003 se convirtió en el primer escarabajo en enfundarse el «maillot amarillo».

Con 22 años y una década larga de carrera por delante, Bernal, coequipero de Chris Froome, se ha deslindado de cargar el peso de ser el más joven en ganar el Tour en 110 años y de un amplio palmarés para su corta edad.

En 2017 se coronó campeón del Tour del Porvenir y en 2018 ganó el Tour de California y el Tour Colombia, donde venció a Nairo y a ‘Rigo’. Este año además se adjudicó la París-Niza y la Vuelta a Suiza.

«Podré decir a mis hijos que gané el Tour de Francia. Así que no siento presión, solo quiero disfrutar y ser un buen ciclista», dijo hace poco a la AFP.

La participación del sudamericano en la próxima edición de la competición gala es una incógnita. Aunque parece que disputará la carrera de ruta de los Juegos Olímpicos de Tokio, también huidiza para Latinoamérica.

Su inusual nombre, Egan, fue sugerido por el médico de confianza de su familia que creía erróneamente que en griego significaba campeón. Y desde entonces su vida deportiva rastrea la gloria.

Al igual que Legrand, su fiel servidor Júpiter y su amigo que inquirieron por el precioso legado de un bucanero surgido de la mente de Edgar Allan Poe, quien seguramente jamás imaginó que el «Escarabajo de Oro» ahora ande sobre ruedas.

«Solo quiero disfrutar», sentencia Bernal.

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