HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Ahora sí

Definitivamente los directores de gremios de la producción no dejan de sorprender porque cambian de posición frente a temas como el salario mínimo sin que ofrezcan las suficientes explicaciones. La conclusión es que su verdadera postura es estar siempre del lado del gobierno confirmando que su función prioritaria no es el país sino apoyar las decisiones que tome el gobierno y para ser más exactos, al presidente Duque en este caso.

El tema surge a raíz del incremento del 6% del salario mínimo para el 2020, anunciado por el presidente recientemente. No se llegó a un acuerdo entre empresarios y trabajadores y finalmente como sucede con mucha frecuencia, es el gobierno el que finalmente determina el incremento para el próximo año. Resulta que esta alza es exactamente igual a la que rigió durante el presente año y que fue objeto permanentemente de grandes críticas por parte de la dirigencia gremial. Durante todos estos meses el incremento del desempleo en Colombia se le atribuyó a esta alza considerada exagerada en este salario. Se descartaron permanentemente las causas reales de los crecientes niveles de desocupación y de desaliento de la población en edad de trabajar hecho que bajó las tasas de participación laboral. La verdad es que el panorama del mercado de trabajo colombiano durante el 2019 ha sido muy preocupante porque se conjugó un alto desempleo con menor proporción de la población buscando empleo. Según los gremios, fue el 6% del alza en el salario mínimo la explicación principal para este deterioro laboral.

Lo que ha causado desconcierto entre algunos analistas económicos es que ante el aumento del 6% decretado del salario mínimo para 2020, lejos de críticas de los dirigentes del sector privado, lo han aceptado y solo se han referido a la necesidad de que la economía crezca al 4% lo que es bastante improbable. Ahora sí, esta alza en la remuneración básica que reciben millones de colombianos no genera desempleo ni desestimula el crecimiento de la economía. Los gremios del país, de los grandes productores valga la aclaración, han resultado muy poco coherentes en su argumentación.

La verdad es que si fueran más claros aceptarían lo obvio: hoy existen razones evidentes para no salir a criticar este incremento porque el gobierno tiene a sus espaldas el paro nacional que no cesa, que se reactivará a principios del próximo año, y que demanda igualdad en un país lleno de injusticias. Un incremento de esta remuneración demasiado alejado de las peticiones de los trabajadores sería como echarle gasolina a un país que ya aprendió que sí puede manifestar públicamente su descontento contra quienes lo manejan.

Seguramente a los gremios tan cercanos al poder, les cuesta mucho reconocer que el paro muestra ya sus primeros resultados. Pero en vez de aceptar que es hora de sacrificar utilidades y esperar que el aumento en la demanda interna los beneficie y compense el costo inicial, se han hecho definitivamente los locos. Perdieron así la oportunidad de mostrar que tienen una dosis mínima de realismo y que están dispuestos a hacer sacrificios momentáneos, además, para ayudar a reducir desigualdades. Qué lástima.

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