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Antioquia lidera la triste lista de quemados con pólvora en el país

El panorama de lesionados con pólvora no había sido tan positivo para Antioquia, en años recientes, como lo fue entre 2018 y 2019. La cifra, que en 2013-2014 ascendía a 262 quemados en época decembrina y principios de enero, en 2018 se redujo en 75 % para ajustar 64 lesionados.

Esta vez, la temporada festiva que cerró el 2019 y abrió el 2020 dejó un saldo de 94 heridos, de los cuales el 22 % se encontraban en calidad de espectadores en el momento de la lesión.

Este fenómeno continúa siendo menos fuerte que en aquellos años en que más de 200 personas resultaban afectadas. Sin embargo, el aumento frente al año inmediatamente anterior representa una ruptura de la tendencia de disminución que venía marcándose desde hace cinco años y los expertos lanzaron sus hipótesis sobre la situación. ¿Qué generó que más personas resultaran quemadas en la pasada Navidad y fin de año?

Un asunto de conciencia

Para Maria Clara Mendoza, jefe de Cirugía y Urgencias del hospital San Vicente Fundación, la persistencia de este tipo de accidentes y el aumento de los casos refleja la falta de conciencia y autocuidado de la ciudadanía. Mendoza reconoció que vienen realizándose campañas de prevención cada vez más completas, pero hay un asunto cultural y de conciencia difícil de abordar.

“No creo que el aumento de quemados tenga que ver con el manejo de medios. Cada vez cobra mayor fuerza el discurso de protección a los animales y en redes la gente manifiesta su rechazo por este tipo de prácticas. Sin embargo, con licor encima, las personas piensan que nada les va a pasar. Y casi la mitad de las personas que recibimos en la Unidad de Quemados estaban bajo efectos del licor”.

Ricardo Castrillón, Director de Salud Pública de Antioquia, complementó los postulados de Mendoza, asegurando que la persistencia de los accidentes con pólvora obedece a que este es un elemento profundamente ligado a las tradiciones de la región paisa.

“Aquí toda la vida se ha celebrado con pólvora. Por más campañas de prevención que realizamos, las personas siguen utilizándola y bebiendo alcohol al mismo tiempo. Esta combinación fatal tiene origen en un tema cultural muy complejo”.

Al respecto, Diana Walteros, subdirectora de prevención, vigilancia y control del Instituto Nacional de Salud Pública explica que, por ejemplo, una de las razones críticas por las cuales es difícil reducir el uso de pólvora en Antioquia es la realización de la alborada. En este evento, la mayoría de juegos pirotécnicos son manejados por manos inexpertas.

“Esta fecha no se celebra en otros lugares del país, y aún está muy arraigada en Antioquia. Es una de las que genera un mayor número de quemados en el departamento”.

Más allá de las montañas

Además del argumento cultural, Castrillón formuló la hipótesis de que el aumento de casos corresponde a que en zonas rurales se está dando un incremento en el uso de este tipo de artefactos para celebrar.

“Es difícil definir si se trata de personas oriundas de los municipios y veredas que están adoptando esta práctica, o si son citadinos que sienten menos vigilancia en estas zonas y aprovechan para explotar pólvora”.

Lo cierto es que, por ejemplo, municipios como Campamento, Cocorná, Guarne, Yarumal, Remedios, San Vicente y El Carmen de Viboral registraron casos de lesiones en el trágico 31 de diciembre pasado, cuando se presentaron 19 casos en menos de 24 horas en Antioquia.

Con Castrillón coincide Walteros, quien asegura que municipios como Sopetrán, San Vicente y El Santuario registraron un número de quemados excepcional en esta época.

¿Falta autoridad?

Ante el incremento de casos de lesiones a pesar del las campañas mediáticas de prevención, los expertos ponen la lupa sobre la efectividad de las autoridades de vigilancia y la rigurosidad de las medidas sancionatorias.

“¿Por qué hay casas en los barrios en las que queman pólvora durante toda la semana? Si las autoridades de la zona saben que eso ocurre siempre en el mismo lugar, ¿por qué lo siguen permitiendo?”, es la pregunta que se hizo Castrillón, para quien la continuidad en la tendencia de reducción de casos pasa por la evaluación de las instituciones encargadas de supervisar el cumplimiento de normas.

“Los funcionarios de salud estamos encargados de las estadísticas, pero hay un tema de gobierno, educación y convivencia que es más delicado aún”.

Walteros coincidió, haciendo énfasis en que la labor de alcaldías y gobernación debe ser más estricta en cuanto a la regulación de la comercialización de productos pirotécnicos. “Es crucial limitar el acceso a la pólvora para reducir incidentes”.

Por último, repasó las claves principales para reducir incidentes: no mezclar pólvora con consumo de alcohol; limitar la manipulación a personas expertas y evitar, de cualquier manera, el contacto de los niños con estos artefactos. En palabras de Walteros: “la pólvora nunca es inofensiva”.

Medellín (El Colombiano).

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