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Los desaciertos del Gobierno Duque en la política exterior

El gobierno del presidente Iván Duque no ha sido afortunado hasta el momento con su política exterior. Varios son los fiascos que se han tenido, entre ellos los del embajador en EE.UU. ´Pachito´ Santos y ahora con el caso de la prófuga Aída Merlano, cuya extradición se pidió a un gobierno que no existe.

Como un ‘oso’ en materia diplomática se catalogó desde distintos sectores políticos el hecho de que Colombia tomara la decisión de pedir la extradición de la excongresista Aída Merlano al presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, quien no posee el control institucional del vecino país.

La situación, a todas luces, favoreció al mandatario venezolano Nicolás Maduro, quien no solo se burló de la situación en televisión nacional, sino que ha usado esta situación para mostrarse conciliador, ofreciendo facilitar canales consulares y abriendo las puertas para que quienes lo deseen, incluidos políticos, viajen a Caracas a entrevistarse con Aída Merlano.

Pero aunque los reflectores están puestos en el nuevo episodio internacional desatado por Merlano, lo cierto es que no es la primera vez que se revelan fisuras en la estrategia diplomática del gobierno Duque.

Episodios como la ‘despachada’ del exembajador Francisco Santos en contra del manejo de relaciones diplomáticas de la Cancillería en Estados Unidos y que se conoció a través de un audio, la retaliación a Cuba por pedir que se cumpla el protocolo firmado para el caso de rompimiento de diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) , el extravío de la carta enviada a Estados Unidos en el caso Santrich, entre otros acontecimientos, así lo revelan.

Para el experto en esta materia, Eduardo Velosa, los distintos pasos en falso en cuanto al manejo de las relaciones internacional por parte del Gobierno del presidente Iván Duque se deben, básicamente, a que su política exterior está marcada por el dogma  y no por la realidad internacional.

Sin embargo, agrega el analista, en lo acontecido con el caso de Aída Merlano, el presidente mostró coherencia en su política exterior frente a ese país, así muchos lo hayan criticado. Duque reconoce a Guaidó como presidente legítimo de Venezuela y, por lo tanto,  si no tiene ningún tipo de relación diplomática o consular con Maduro, no es lógico que adelante este trámite ante ese Gobierno, explicó Velosa.

Y añade que desde el principio el mandatario colombiano definió  su rechazo a todo lo que tiene que ver con el gobierno de Maduro, y su apoyo a todo lo que pueda contribuir a su salida del poder. De ahí que haya reconocido a Guaidó como presidente legítimo  y que no haya dado su brazo a torcer en el caso de Merlano, que fue condenada por la Corte Suprema de Justicia a 15 años de prisión  y que es considerada una prófuga de alto valor.

Sin embargo, teniendo en cuenta que esta situación evidenció la necesidad de mantener comunicación consular con el vecino país, pese a los desacuerdos con Maduro, se esperaba que Duque aceptara la propuesta del mandatario venezolano de restablecer este tipo de canales.

Es precisamente el dogma en decisiones como la anterior es lo que estaría generando algunos inconvenientes en las relaciones exteriores con otros países, como ha sucedido para el caso de Cuba, donde, incluso, se cambió la historia política con ese país cuando Colombia, por primera vez, se abstuvo de votar en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la resolución que rechaza el bloqueo económico que Estados Unidos le impuso, como una forma de rechazar la no extradición de cabecillas del ELN que están en la isla.

 “Esto, de alguna manera, se expresa en lo que ocurrió con Cuba. No solamente en el pedido de extradición de los cabecillas del ELN  que están en ese lugar, sino también en la dificultad  para establecer puentes de comunicación que vayan mucho más allá del dogma, y en ese sentido, la política es supremamente endeble,  en la medida en que cierra cualquier espacio de comunicación  frente a lo que  él considera como  enemigos. Esto no  obedece  a los intereses de Colombia, sino a los intereses de su Gobierno”, critica Velosa.

 En este sentido, el experto asegura  que la conversación que se filtró entre el exembajador de Colombia en Estados Unidos, Francisco Santos y la actual canciller  Claudia Blum, fue reveladora sobre la forma como se está llevando la política exterior del presidente Duque. Agrega que ahí también se evidencia cómo el lineamiento es más dogmático que acorde a la realidad política.

Es allí donde, según Velosa, radica el problema del relacionamiento, porque cuando cambia la realidad política no es tan fácil cambiar  el dogma y, por esta razón, el presidente no se puede ‘bajar del bus’ de sus  propias ideas  ni de la forma como ha enmarcado las relaciones de Colombia con el mundo, debido  a que esto implicaría autoatarse de manos.

Entre los apartes que se filtraron de la conversación, Santos asegura que las relaciones con Estados Unidos se estaban manejando sin una estrategia clara y definida ni directrices. Esa afirmación, en su moemto, fue combustible para la fogata de críticas al manejo de las relaciones internacionales.

Manuel Correal Toval, experto en esta materia, agrega que la forma como se ha venido manejando la política exterior de Colombia es desorganizada, pero que fue el exmbajador Santos quien le reveló al mundo la falta de consistencia, así como la  falta de coherencia en el Gabinete.

“La desorganización que se evidencia en la política exterior es falta de una senda clara. No hay una senda clara respecto de cuáles van a ser las acciones de Colombia tanto en  con los vecinos  como en las demandas por la que atraviesa a nivel internacional. Esta ausencia de senda no permite conocer cuál va a ser la orientación de Colombia durante los próximos tres años de Gobierno”, dice Correal.

Sin embargo, advierte el analista, que el mandatario de los colombianos podría hacer uso de la comisión asesora en este frente, de la cual hacen parte los expresidentes, para direccionar la política exterior y sentar posiciones definidas frente a muchos temas que afectan a Colombia en el exterior.

 Juan Ramos, experto en relaciones exteriores, ve otro motivo en los problemas políticos internacionales. Para él, la política de Duque no deja de ser parte de la herencia que le dejaron en esta materia sus antecesores, que venían marcando una línea similar en temas como Venezuela y Estados Unidos. También señala que hay otras decisiones que se toman en la misma línea del Grupo de Lima y de otros organismos multilaterales, y que dependen más de la geopolítica que de intereses nacionales de Colombia.

Sin embargo, Ramos considera que en lo que pasó con Venezuela sí fue una salida equivocada porque se trata de relaciones bilaterales fuertes con  uno de los países que tiene más cercano Colombia, pero reconoce que hay una presión interna hacia Duque de parte su partido y de parte de su electorado para seguir en esta línea dura en relación a Maduro.

 “La  sensación es que las relaciones no se están manejando con la contundencia necesaria que debería existir. En este caso, el manejo de la  política exterior es tan complicado e importante. La deriva en la toma de decisiones  y los cambios repentinos lo  que hacen es restar credibilidad o capacidad de legitimación del Gobierno. Debería empezar por tener una política exterior dirigida, además da la sensación de que no hubiera un incentivo político por  la manera en la que dirigen las relaciones internacionales”, agrega el experto.

Para Ramos, otro de los problemas de Duque es que no tiene personajes políticamente relevantes al frente de la política exterior, provocando de esta manera una desazón en ciertos contextos, donde se hace necesario tener este tipo de personalidades. Dice que esto se evidencia en los casos donde no  ha salido bien librado el país.

Velosa, por su parte, dice que la actual canciller, Claudia Blum, en el tiempo que lleva al frente del cargo ha pasado de manera desapercibida en los asuntos cruciales de su cartera, pese a que se basa en los lineamientos del presidente Iván Duque en todas estas materias. Añade que no ha marcado tendencia en su dirección, pese a que se suponía que el cambio se hacía para darle nuevos aires a la política exterior al reemplazar a Carlos Holmes Trujillo.

Correal, en la misma línea que Velosa, sostiene que se necesita que el Gobierno tenga una mayor competencia en el manejo  de su equipo. Señala que para el caso de la Cancillería, figuraba mucho más Trujillo, porque Blum ha tenido una prudencia excesiva, sin que se le vean los resultados de la gestión.

En este sentido, Ramos concluye que en anteriores administraciones sí se evidenciaba cuál era la política exterior del país, pero hace énfasis en que el momento que atraviesa Colombia es crucial para el fortalecimiento de estas relaciones debido a que los ojos del mundo están puestos en el avance del acuerdo de paz con las Farc./Colprensa

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