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´Para derrotar la corrupción y desigualdad se necesitan instituciones fuertes y una prensa libre e independiente´

´En Colombia hay grandes dificultades para llegar hoy a grandes acuerdos, porque hay menos convivencia y poco dialogo que llevan a consensos y diálogos de papel fragilizados por los extremos´, dijo el Jefe del Ministerio Público

El Procurador General de la Nación, Fernando Carrillo Flórez, llamó aquí la atención de la sociedad Colombia frente a cuatro desafíos que se tienen por delante, siendo uno de ellos el de la lucha contra la corrupción y la desigualdad de las que afirmó, son dos realidades inaceptables. ´Las pongo juntas porque la corrupción es motor de desigualdad, como lo demuestran los ataques de los corruptos a la alimentación de nuestros niños y a la salud de los colombianos. Para luchar contra estos males no se requieren héroes ni mártires, sino instituciones fuertes, ciudadanos activos y una prensa libre e independiente”.

El Jefe del Ministerio Público estuvo presente en la ceremonia que todos los años realiza HOY DIARIO DEL MAGDALENA, para exaltar y premiar a Los Personajes del Año, y otorgar los premios ´Samaria Ejemplar, ´Joven Sobresaliente y Vida y Obra Empresarial´. En esta ocasión el señor Procurador General estuvo acompañado del señor Ministro de Deportes, Ernesto Lucena y del Alto Comisionado de Paz, doctor Miguel Ceballos Arévalo, quienes fueron homenajeados y nombrados ´Padrinos de Santa Marta y el Magdalena´ ante el Gobierno nacional.

En su magistral discurso ante la sociedad samaria, el jefe del Ministerio Público señaló que este reconocimiento significa para él redoblar el compromiso con los objetivos que tienen que ver con la defensa de los derechos de los colombianos, el patrimonio público y dar esa gran batalla por la ética pública que es una de sus importantes tareas.

“Recibo con inmensa gratitud y beneplácito este reconocimiento. Esta institución cumple en este 2020 190 años de haber sido ideada por el Libertador Simón Bolívar casi tan antigua como el Ejército Nacional y parte fundamental de la institucionalidad, es el organismo de control más antiguo, en el caso de la Contraloría está a punto de cumplir 100 años y la Fiscalía fue creada por la Constitución de 1991”, dijo el procurador Carrillo en su discurso.

Dada la trascendencia e importancia de las palabras que pronunció en la concurrida ceremonia de ´Los Personajes del Año´, publicamos la intervención del señor Procurador General de la Nación, Fernando Carrillo Flórez:

DISCURSO

En mi condición de Procurador General de la Nación, recibo con enorme gratitud y beneplácito este reconocimiento enorme y con el compromiso de redoblar los esfuerzos en relación con los propósitos que tiene esta institución que no lo saben normalmente los colombianos cumplen 190 años de haber sido ideada por el libertador Simón Bolívar, casi tan antigua como el Ejército de Colombia y parte fundamental de la institucionalidad.

Es el organismo de control más antiguo, en el caso de la Contraloría estamos a punto de cumplir 100 años, la Fiscalía fue creada por la Constitución de 1991 y la Procuraduría fue ideada por el libertador Simón Bolívar como esa especie de poder moral al cual se le entrego desde la primera constitución unas responsabilidades que son ineludibles y que se confunden precisamente con la supervivencia de nuestras instituciones democráticas y republicanas.

Desde mi llegada a esta entidad me propuse como meta dirigir todo mi esfuerzo a cumplir con esta misión que por mandato constitucional se me encomendó que por esas cosas del destino además me toco en el marco de la Comisión de Justicia de la Asamblea Constituyente en 1991 lograr la autonomía absoluta del Ministerio Público frente al Poder Ejecutivo y desde el día cero hemos dicho que el lema de esta Procuraduría ha sido todos con la constitución en la mano, es decir con la defensa de la legalidad como premisa primera de nuestras acciones, con el corazón al lado de las víctimas, los casi 9 millones de colombianos que han sido afectados por los acontecimientos de los últimos 50 años y los pies en los territorios.

Lo que resume además el propósito que me dispuse conseguir como máximo representante del Ministerio Público, defender los derechos de las víctimas, las minorías y todos aquellos sectores marginados de la población, así como servir de nicho excepcional a los intereses públicos de la ciudadanía, de la sociedad, del Estado han sido los ejes fundamentales de esta tarea.

En el marco además de la región Caribe tan importante para la ejecución de todos los propósitos del desarrollo de una política ‘desbogotanización’ de la Procuraduría, en donde también desde el día cero hemos dicho que tendría que haber más Procuraduría, más institucionalidad que procurador.

La sociedad del Estado han sufrido grandes transformaciones a los largos de estos dos últimos siglos, la declaración de los Derechos del hombre en el siglo XVIII implicó una nueva revolución de derecho, a partir de allí se iniciaría el fortalecimiento de Estado-Nación, pero sobretodo el proceso de empoderamiento de los ciudadanos.

En el siglo XX surgen nuevos paradigmas con la globalización particularmente en los años 90, el ciudadano se convierte en el centro del orden internacional y sus derechos se constituyen en el nuevo orden del eje jurídico de cada Nación dentro del contexto de la Aldea Global.

Así lo entendimos en 1991, quienes en ese momento estábamos saliendo de las aulas universitarias y se creó el consenso político más importante del último siglo en Colombia y que dio lugar a una de las constituciones más importante de América Latina como lo es la Constitución de Colombia de 1991, en donde el modelo de la democracia participativa se empezó a gestar allí para terminar de nuevo de poner todo alrededor del ciudadano.

El ciudadano es el nuevo protagonista el agente social que no solo participa activamente en la administración del Estado, sino que ejerce una cantidad de nuevas funciones, desde veedor y juez desde el punto de vista del control social que ejerce.

El ciudadano es el nuevo agente de control que valora y juzga la acciones del Estado frente a este nuevo estado de cosas surge la necesidad de innovar y establecer nuevos modelos de gestión pública, así surge por ejemplo en Inglaterra la Escuela de la Gerencia Pública en los años 80, que luego se extiende a otros países del mundo imponiendo la necesidad de trasladar algunos modelos y estrategias de la economía de la empresa a la Administración Pública.

Con este nuevo sistema de gestión se fortaleció la participación ciudadana de nuevo y se consolidó un Estado abierto a los colombianos. La irrupción de las nuevas tecnologías casi a la par, implicó pensar en modelos de comunicación y de trabajo más directo entre el ciudadano y el Estado sin intermediarios, ejemplo de ellos son la llamada Gobernanza en la Red, Gobernanza Electrónica, el Gobierno Digital y tantas innovaciones que hoy son la última moda en el manejo del Estado.

Bajo este nuevo panorama, ha sido posible mejorar todos los procesos de gestión pública, sobretodo, aquellos en los que el ciudadano sigue siendo el principal protagonista, como en todos en los de transparencia de gestión pública, rendición de cuentas que es la primera obligación de quienes somos funcionarios públicos con el ánimo de recuperar esa confianza que ha sido siempre tan esquiva de los ciudadanos hacia lo público.

Colombia no ha sido ajena a esas transformaciones y por supuesto tampoco la Procuraduría General de la Nación, somos conscientes que como poder moral según la caracterización que hizo el Libertador en los años de 1830, la ética pública debe entenderse hoy en día, además, de la aplicación de tantos valores y principios sagrados de la democracia de la historia republicana, como una herramienta de gestión eficiente.

Colombia reclama una revolución en donde sean nuestros jóvenes y aquí yo creo que hay una característica de todos los galardonados y es la pertenecía de la mayoría de ellos a una nueva generación que está irrumpiendo a un escenario nacional con una serie de principios que tienen que ver además con nuevos escenarios de Colombia.

Unos escenarios en donde nuestros jóvenes asumen el escenario ético de nuevos paradigmas, tenemos la responsabilidad fundamental de formar mejores seres humanos, pues el país reclama que se privilegie la solidaridad y se repudie el dinero fácil y del poder como un fin en sí mismo y que nos revelemos ante los nuevos dioses que imponen las modas efímeras.

Las nuevas generaciones lo tienen mucho más claro que las generaciones anteriores, nuestro país debe comprometerse con el medio ambiente, con la defensa de la vida, la dignidad humana y el respeto profundo.

Estas nuevas generaciones son incluyentes, tolerantes, emprendedoras, constructoras de esperanza, por naturaleza van a estar blindados contra la violencia que nos ha golpeado tanto a las generaciones anteriores y piensan y actual en clave social, de las ideologías, de las doctrinas que de alguna manera por lo que representan han quedado a un lado para estas nuevas generaciones.

Porque el servicio público debe de estar enmarcado en la defensa de la dignidad humana, para servir al otro, para engrandecer la Nación con el conocimiento y no con las armas, la ética como bandera nos permite respetar la Ley, robustecer la democracia, cumplir la Constitución, para que no sea un libro muerto, sino una letra viva que marque la defensa de las garantías ciudadanas.

De su mano será posible esa transformación de la sociedad, que permita la convivencia pacífica, el desarrollo sostenible, la justicia social y la participación ciudadana plena. Y en una ciudad tan equitativa como la nuestra, siempre lo tenemos en común las proclamas de nuestro Ministerio Público, debemos ser fuertes con los poderosos y magnánimos con los más débiles y más vulnerables.

Las nuevas generaciones tienen esa ética pública que cubre sin duda al sector privado también como sello y herramienta fundamental para revertir esa bancarrota de valores que nos tienen nadando en el pozo séptico de la corrupción.

La transparencia será la que marque de aquí en adelante el servicio del estado para que sea honrado por quienes tienen el privilegio de entregarse al interés de la ciudad. Un apostolado que tiene que gobernar ese sello de ejemplaridad que está tan claro en esta entrega en estos premios en la ciudad de Santa Marta.

Por eso hoy enfrentamos grandes desafíos y me voy a referir a cuatro fundamentalmente hacia el futuro para consolidar además y pavimentar el camino de ese liderazgo generacional encabezado por esa ética pública que ha estado deteriorándose.

El primer desafío del futuro tiene que ver con la relación con lo público y como la política está cada vez más enferma con los extremismos y los populismos, es cierto que el signo de hoy es la incertidumbre, la perplejidad, la falta de confianza en las instituciones según todas las encuestas.

La desilusión, el desdén y el desencanto hacia la política y quienes ejercen ese oficio. La gran crisis que enfrentan las democracias occidentales quiere insistir en que la crisis viene por cuenta de los césares de tradición romana o de los caudillos y dictadores en la tradición latinoamericana.

Una sociedad habida de caudillos, es una sociedad políticamente subdesarrollada, es un tipo de liderazgo patriarcal, caudillismo y centralista que está definitivamente mandado a recoger y en el que por supuesto no cree en las nuevas generaciones de colombianos.

Lo relevante no es tener a las mejores personas, sino diseñar las mejores instituciones. Como dijo un filósofo: una sociedad está bien gobernada cuando resiste el paso de malos gobernantes porque siempre triunfan las instituciones, por eso hay que fortalecerlas y no a los sultanes de turno, porque hoy reaparecen ideologías que creíamos superadas, populismos de unos extremos a otro que ofrecen soluciones fáciles para cuestiones cada vez más complejas e invitan a volver al pasado del fanatismo y el autoritarismo.

Siempre hay que recordar que los grandes acuerdos que requiere la sociedad para avanzar, nunca se logran de los extremos, los discursos populistas siempre serán primarios e inútiles.

En Colombia hay grandes dificultades para llegar hoy a grandes acuerdos, porque hay menos convivencia y poco dialogo que llevan a consensos y diálogos de papel fragilizados por los extremos.

En Colombia por ejemplo se ha repetido muchas veces ‘La Paz no le pertenece a ningún partido’, le pertenece al futuro, como la guerra le pertenece al pasado.

Por eso hemos insistido tanto desde el Ministerio Público en incorporar el dialogo social, hemos avanzado en más de 5 cumbres de diálogos sociales, donde los grandes consensos que parecen tan elementales, la premisa mayor tiene que ser el derecho a la vida y la segunda premisa tiene que ser el rechazo a la violencia, como método de solución de los conflictos políticos.

La guerra y el conflicto han sido el mejor freno para que Colombia le apueste a la modernidad, durante cinco décadas impidieron los grandes debates, aplazados mientras las problemáticas se agudizaban.

El segundo gran desafío del futuro de Colombia tiene que ver con la revolución digital y tecnológica un reto que ha llevado hacia lo impensable en Colombia como que el medio de comunicación más grande del mundo no crean contenido, como que la moneda más valiosa que es BipCoin no existe físicamente, como que la mayor empresa hotelera Airbnb no tiene hoteles, como que la mayor compañía de taxis Uber no tiene vehículos y que ni la mayor tienda del mundo tiene locales, la vulnerabilidad de los espacios digitales se ha convertido en una amenaza contra la libertad, la tecnología irruptora ha llevado a la dictadura de los datos a la dictadura de los robots y los algoritmos.

Hoy se impone la fijación por medir todo en una sociedad que valora más los rankings, los seguidores, los likes que los valores tradicionales de la Legislación Social.

El tercer gran desafío le corresponde a las empresas y al sector privado, sobrevivirán esas empresas, sobrevivirán aquellas empresas dedicadas a sus trabajadores a los jefes y principalmente a revertir a la sociedad, genera hoy rendimiento social que se refleja en los balances financieros de las empresas.

El verdadero empresario no es quien gana dinero a costa de los demás es alguien que genera rendimientos y mejoras asociadas a los resultados.

La empresa del siglo 21 debe estar lograda por la ética y el logro de los resultados sociales.

Finalmente, el cuarto desafío atraviesa los tres anteriores, la corrupción y la desigualdad son realidades inaceptables, las pongo juntas porque la corrupción es motor de la desigualdad y de violación de derechos fundamentales. Para luchas contra estos males no se necesitan héroes o mártires sino instituciones fuertes y una prensa libre e independiente´, dijo.

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