HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Nuestro Magdalena

Recorrer el departamento del Magdalena nos permitirá, además de sopesar su verdad verdadera, reflexionar inequívocamente sobre lo poco que hemos crecido y avanzado, el escaso sentido de pertenencia de sus pobladores y el parco espíritu de superación, contexto en el que cambio y transformación aparecen en su escenario como palabras exóticas. Impone lo cual, mirarnos con detenimiento, pensarnos y repensarnos, vislumbrarnos como el grande territorio que debemos ser, dar pasos reales hacía el porvenir y ser contundente en ello, consolidar lo hecho y caminar al futuro cobijados por un Estado de Derecho respetuoso de la democracia, donde regla sea el mejoramiento permanente y continuo, que no estar inmersos en populismos, caprichos, demagogia, ni sometido como nos quieren en proyectos inconsultos y desfasados que contravienen de lejos la normatividad constitucional y legal del país.

Caminamos sobre las arenas movedizas de los uno y más miedos, temores, incertidumbre, desconfianza e incredulidad, lo que llama la atención en virtud de la potencialidad que como departamento tenemos y debe empujarnos a luchar con denuedo a todos y cada uno de nosotros contra la violencia infame, la corrupción desbocada, la impunidad punzante y la pesadumbre contagiosa presente en la mayoría de nuestros pobladores, quienes no se deciden a participar activamente en todo cuanto concierne a su propio bienestar, progreso, crecimiento económico, desarrollo social y humano e integral prosperidad.

Queremos estructuraciones que nos lleven a ser una comunidad creativa, que disfrute de la naturaleza y el trabajo, dedicada al campo, el comercio, la industria, el turismo. Que generen fuentes de trabajo, riquezas y potencien en manera espléndida ríos, playas y demás bellezas naturales. Implantar e implementar las pensiones agrícolas, concepto probado en muchos países de Europa, que brinda a los visitantes la posibilidad de compartir las riquezas naturales nativas; sin que ello signifique dejar de lado educación, arte, cultura e historia, que nos ligan con el mundo exterior y sumarían a nuestro buen nombre, al tiempo de robustecernos internacionalmente.

Reflexiones que nos llevarán a entender que en nuestro departamento debemos empezar por censurar las veleidades de los gobernantes, corrupción, inseguridad, pobreza, desigualdad, incumplimientos gubernamentales; y, en oposición a lo cual, exigir que se nos acerque al bien común, se establezcan las reglas que fueren para elevados propósitos y que los mismos se cumplan. Que los yerros y políticas insustanciales de ayer y hoy se solucionen con un trabajo mancomunado, cohesionado, integrador que permita avanzar con celeridad por senderos ciertos hacia destinos mejores.

Es ir hacia la productividad y la competitividad, apuntar a convertirnos en exportadores de más productos agrícolas, hacernos atractivos para la gran inversión extranjera directa y convertirnos de contera en el destino preferido de inversionistas y empresas trasnacionales. Crecer de manera sostenida en infraestructura, transporte, y demás otras áreas, para lo que debemos trabajar, creer en nuestro departamento y en nosotros mismos, así como ayudar a que se consolide para todos un buen y mejor gobierno. [email protected]

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