HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Una decisión unilateral

El anuncio que hizo el gobierno de Estados Unidos acerca de la actualización del criterio para clasificar los países según su nivel de desarrollo, y que le permitió excluir de la lista de economías en desarrollo a Argentina, Brasil y Colombia, no es otra cosa que un paso más en la revisión de su política comercial.
Con este proceder el gobierno estadounidense está cambiando un repertorio de países que desde 1998 podían obtener un trato comercial preferencial, en virtud de su nivel de desarrollo, dentro de la normativa de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Las así llamadas preferencias especiales de la OMC para las naciones en desarrollo tienen como objetivo ayudarlas a reducir la pobreza, generar empleo e integrarse al comercio mundial. El trato preferencial permite a los países en desarrollo tener un umbral más alto, en el caso de una investigación por derechos compensatorios, ante exportaciones que perjudican deslealmente a la industria estadounidense. Para el caso de los países desarrollados ese umbral es de 1 % del precio de exportación, mientras que para los países en desarrollo es 2 %.
El actual gobierno de Estados Unidos considera que se ha abusado de una clasificación que es obsoleta, en la medida en que países como China o India se definan como “en desarrollo” y, en consecuencia, podían gozar de esas preferencias. Con la reducción de la lista la idea es que Estados Unidos pueda iniciar una investigación sobre los derechos compensatorios que se aplican actualmente.
Es claro que se trata de una decisión unilateral. El beneficio que Estados Unidos concede lo es y así como lo puede otorgar, también puede dejar de hacerlo. Para aplicar su nuevo criterio y excluir a 25 países de la lista se aplicó un filtro para países que pertenecen al G20 o a la OCDE (que fue el que se utilizó para Colombia), o que el Banco Mundial lo clasifique como un país de altos ingresos.
Con esta decisión Estados Unidos deja en claro varias cosas en relación con su política comercial y que Colombia debería tener en cuenta para diseñar la suya. Lo primero, es que la medida reduce la importancia del sistema multilateral de comercio y su mecanismo de solución de controversias, al tiempo que prosigue en el camino de debilitar a la OMC. Se demuestra, de otro lado, que Estados Unidos continuará en su cruzada, es decir en su guerra comercial contra China, contra lo que considera un desequilibrio a la competencia comercial causada por el capitalismo de Estado que practica ese país, y que consiste en otorgar subsidios a las empresas desde su instalación hasta la producción y comercialización de sus productos.
Colombia, por ahora, resulta poco damnificada por el cambio en las reglas del juego. Como lo aclaró el Ministerio de Comercio, el país no está en ningún tipo de investigación sobre subvenciones en Estados Unidos y no tiene nada que temer. Sin embargo, lo cierto es que está cada vez más enrarecido el ambiente para el comercio exterior y ese país reafirma cada día su mensaje de que no va a utilizar instrumentos en la frontera, como los aranceles, que no estén en línea con sus estrategias geopolíticas, en defensa de su hegemonía política y económica. Por ahora, el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos sigue su marcha y eso es esperanzador, en un momento en que el país necesita urgentemente dinamizar sus ventas externas.
* Internacionalista

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Aceptar Leer más