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De algunos besos famosos en la historia del arte y del cine

POR: GONZALO

RESTREPO SÁNCHEZ

El beso sin lugar a dudas es un tema bien serio. Hay besos que nunca olvidamos como experiencia personal y en algunos –escasísimos- casos, deliberamos que fue una obra de arte; pero, igualmente, el beso es y será fuente de inspiración de numerosas obras de arte escultórica, pictórica, fotográfica o cinematográfica -como el final de la película italiana “Cinema Paradiso” (1988)- porque, los besos, al mismo tiempo de apresar arte, ya de por sí lo son.

Sobre el tema del poder del amor y el deseo, me gustaría rotular “Pigmalión y Galatea”, de Jean Léon Gerome; en la obra se exhibe el instante del abrazo y el primer beso entre el escultor y su obra maestra -asunto que a más de un artista pudo haberle sucedido-.

De todas formas, este trabajo muestra el poder del amor y del deseo en primer beso incontrolado; y es que como decretó Goethe: “Feliz el que reconoce a tiempo que sus deseos no van de acuerdo con sus facultades”.

En este contexto, los expertos en arte y pintura sostienen que ‘The Kiss’, de Gustav Klimt, es el trabajo más popular de él y que los visitantes de todo el mundo acuden cada año para verlo en la Galería Austriaca de Viena. “Su aguda y penetrante apariencia repercute en la pared, cuando las figuras -de tamaño natural-, ceñidas en oro se abrazan”.

En este cuadro se puede observar la fuerza masculina absoluta -Klimt era un hombre corpulento y melancólico- y que está simbolizada en la obra por “la poderosa capa de bloques masculinos negros y grises, suavizados por el desplazamiento orgánico femenino”.

“L´anniversaire” de Marc Chagall es otra obra de arte en este contexto; pintada en 1915, ilustra la fuerza del amor. “Las dos figuras flotan en un estado de felicidad romántica y se celebran mutuamente”. Si bien, Chagall es otro autor que me fascina -además y entre otros maestros, permite el estudio de la iluminación del cine negro como referente del expresionismo-. No obstante, pienso que “definirse es limitarse”, como decía Dorian Gray.

No olvidemos que el expresionismo alemán cinematográfico comenzará en  con “El gabinete del doctor Caligari” (1920) de Robert Wiene, convirtiéndose el emblema del movimiento que se desarrollará hasta 1930, con películas que tomarán diferentes rasgos que serán propias de este género.

Si bien en 1896, se produjo en un rodaje el primer beso de la historia del cine protagonizado por May Irwin y John C. Rice en ‘The Kiss’ (dura 47 segundos en un único plano). Mucho ha pasado desde entonces… y es casi que imposible no tropezar con una película y una escena de un beso.

Vale la pena reseñar que, el más largo duró 3 minutos y 5 segundos, protagonizado por Regis Toomey y Jane Wyman en ‘You’re in the Army Now’ (1941); no obstante, no ha pasado a la historia por ser uno de los más recordados.

De los muchos besos observados en el cine, debo recordar uno de los más legendarios del séptimo arte y es el que protagonizan Rick (Humphrey Bogart) e Ilsa Lund (Ingrid Bergman) en ‘Casablanca’ (1942), dirigido por Michael Curtiz. Más de un cinéfilo lo recordará. Además, de las miradas más sinceras que he visto en el cine, Ingrid Bergman —o Ilsa— jamás se borrarán de mi mente.

El otro beso es el que comparten Holly Golightly (Audrey Hepburn) y Paul Varjak (George Peppard) en el final de ‘Desayuno con Diamantes’, mientras suena de fondo la melodía de ‘Moon River’, de Henry Mancini. Con seguridad que usted podría continuar con este artículo, y, es que como diría en su momento George Sanders: “El beso es una forma de diálogo”.

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