HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Una paz ilegitima

El acuerdo de la Habana suscrito entre el presidente Santos y las Farc, está sufriendo las consecuencias de su propia ilegitimidad política, la derrota del plebiscito y la falta de respaldo del pueblo colombiano a lo acordado, se refleja en la baja popularidad del presidente Santos y en  el rechazo general a los miembros del secretariado de la Fasrc, a lo cual se le suma que los congresistas de la unidad nacional, que venían respaldando el acuerdo aceitados con mermelada, están reacios a seguir apoyando las iniciativas que lo implementan, entre otras razones, porque hoy están al borde de enfrentar un debate electoral, donde se juegan su pellejo como parlamentarios y ven que el tema de la llamada paz, no les es rentable electoralmente, por consiguiente, le dan la espalda en el trámite de la JEP, la reforma política y la aprobación de las curules que Santos y  De la Calle le prometieron regaladas a ese grupo guerrillero.

Si a lo anterior, se le suma, que el país entero y el mundo se han dado cuenta que el presidente mintió desde cuando era candidato, cuando negó rotundamente que ninguno  de los jefes de las Farc podrían ser candidatos al Congreso ni a la presidencia sin haber pasado por el examen de sus conductas delictivas por los jueces, así sea por la JEP, esto es otra razón para que el acuerdo se encuentre en la cuerda floja, y haya convencido a los colombianos que las pos verdades, que no son más sino mentiras, siempre provinieron del lado de los sí y que aún hoy, se nos sigue mintiendo a los colombianos en relación a los regalos y privilegios otorgado a los miembros de las Farc.

Por otro lado, los mismos cabecillas del grupo guerrillero, con su miopía política, con su arrogancia, su cinismo y falta de tacto social han, contribuido a que el pueblo los rechace, restándole legitimidad política al acuerdo. No se puede pretender imponer a todo un país algo que sus habitantes rechazan, no por su finalidad, la mal llamada paz, sino por la forma y contenido de lo acordado, que plasmó privilegios y gabelas a un grupo que violó y desconoció nuestra constitución y leyes, atropellando la dignidad de los colombianos mediantes la comisión de delitos de lesa humanidad contra la población.

Un presidente sin prestigio y unas Farc rechazadas por la gran mayoría de los colombianos, no son los indicados para imponernos a todo un pueblo un acuerdo lleno de inconsistencias, privilegios y gabelas, por medio de la figura constitucional de la Conmoción Interior, esa sería la gota que rebosaría el vaso de la paciencia de los colombianos  buenos, decentes, que siempre han actuado dentro de la ley y que ven cómo se nos menoscaba nuestro derecho constitucional a opinar y oponernos, no a la paz, sino a los privilegios otorgados a las Farc por un grupo negociador débil políticamente que se dejó imponer lo que los insurgentes quisieron.

¿Sabes qué? La imposiciones en las democracias pueden llegar a ser detonantes de movimientos sociales impredecibles, para eso existe la Constitución y la ley y es obligación del gobernante obrar dentro de sus lineamientos.

Catedrático universitario

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