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«Hoy, el Señor nos trae un mensaje de consuelo y esperanza»

El máximo jefe de la Iglesia Católica samaria reiteró su invitación para celebrar el Misterio Pascual en esta Semana Santa, con mucha Fe y sin perder la esperanza de un mundo mejor con Jesús.

Cumpliendo con la normatividad del Vaticano, de no oficiar las ceremonias religiosas de la Semana Mayor con la presencia de fieles devotos, para evitar el contagio con el covid-19, el señor Obispo de la Diócesis de Santa Marta, monseñor Luis Adriano Piedrahita Sandoval, presidió la misa del Domingo de Ramos en su residencia, en el barrio Minuto de Dios.

Y desde su hogar invitó a todos los magdalenenses, a buscar más de Dios en estos días de cuarentena, a través de la solidaridad y fraternidad.

En este acto religioso acompañaron al máximo jefe de la Iglesia Católica samaria, los sacerdotes Jesús Orozco Pabón y Juan José Mercado.

“Nos reunimos para celebrar el Misterio Pascual de nuestro Señor Jesucristo…Siguiendo con fe y devoción al Señor y hacer parte de su Resurrección. Dios Todopoderoso nos bendice para que podamos llegar como Él a la Eterna Jerusalén”, indicó Monseñor, después de leer la Palabra del Santo Evangelio.

Manifestó que en esta cuarentena estamos llamados a vivir esta Semana Santa sin perder la esperanza de que vendrá un mundo nuevo, en donde el centro de todo debe ser nuestro Padre Celestial, porque Jesús quiere gobernar en nuestras vidas, y debemos llegar a su encuentro, pero practicando el amor al prójimo, siendo ante todo solidarios con aquellos que necesitan de una ayuda, especialmente en estos tiempos que el covid-19 afecta a la humanidad.

Indicó que Dios nos invita a crear familias con  base en los principios de la Fe, siendo más solidarios y valorando más el don de la vida.

“Estamos invitados a caminar tras Él, en la construcción de su Reino. Se trata del mundo que Dios ha querido desde su creación, pero ha sido interrumpido por el pecado, por ello, debemos comprometernos a vivir en un mundo mejor, donde reine el amor, la paz, la reconciliación y el amor en la familia de la humanidad”, destacó monseñor Luis Adriano Piedrahita Sandoval.

En la tradición litúrgica de Jerusalén se recuerda el gesto profético de Jesús siendo aclamado al ingresar como Rey de Paz y el Mesías, y después condenado para el cumplimiento de las profecías.

El Evangelio de San Mateo narra que la gente alfombraba el camino por el que pasaría Cristo y gritaba: «Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto».

Los fieles que participan en la procesión, tradición que data del siglo IV en Jerusalén, deben llevar en las manos ramos de palma, olivos u otros árboles, y entonar cantos adecuados. Los sacerdotes y los ministros, llevando también ramos, deben marchar delante del pueblo.

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