HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Informalidad y espacio público

El comercio informal es el intercambio económico que se realiza de manera irregular al no atender los pasos fiscales y de permisos requeridos por las autoridades para ejercer esa actividad -irregularidad que implica que tales intercambios sean difíciles de cuantificar-, más no indica que dicho comerciante no pague por la ocupación de los espacios donde ejerce su actividad, ya que pagan lo que se denomina derecho de piso a quienes controlan los espacios de venta legalmente o de manera ilegal el espacio público, cifras que traducen cantidades considerables nada despreciables, lo que empuja a su estudio socioeconómico respecto de qué manera este comercio refleja calidad del mercado de trabajo y poder adquisitivo de la población. Con un mercado de trabajo como el nuestro con oportunidades laborales precarias y no bien pagas, representa este comercio informal una forma de ingresos mayormente atractiva.

El espacio público, que debemos proteger y defender como ciudadanos, es el lugar común de la ciudadanía, de quienes habitamos o visitamos un territorio, equipan a las ciudades, congregan a la gente y promueven sus procesos de socialización y el establecimiento de un sentido de identidad colectiva, por ello resulta esencial que en las ciudades exista una adecuada planeación y un debido control. Está conformado por vías, andenes, plazas, plazoletas, bulevares, parques, zonas verdes, mercados, galerías comerciales, estadios, corredores portuarios, estaciones de transporte masivo y todos los espacios que son para el uso y disfrute de todos; también las zonas de circulación son espacio público como jardines y algunas zonas que se comparten entre espacio público y privado como las terrazas, parqueaderos y antejardines y están definidos junto con el mobiliario urbano (paraderos, luminarias, bancas, dotación de parques, semáforos, hidrantes y demás elementos que están ahí), que otorga funcionalidad y dotación para hacernos la vida más cómoda y generar orden.

Tema delicado este donde indispensable es tener en cuenta la relación de esta actividad económica con la población. Y si bien hay personas que ven en este comercio condicionado el derecho a la ciudad al dificultar la accesibilidad, lo que es evidente, su existir es el resultado de malas planificaciones, lo que se agrava al no resolver el problema de raíz; siendo necesario para una ciudad como Santa Marta, recuperar el espacio público, ojalá, o mejor necesariamente, a través de consensos; de ahí la importancia de pensar en esos escenarios, cuya dinámica social está influida en parte por esos comerciantes a quienes se culpa de la suciedad en nuestros espacios públicos, pero que igual requiere de más canecas de basura y cultura ciudadana.

No se trata de atacar la informalidad estigmatizando su presencia ni refiriendo solo los aspectos negativos para el espacio público, es resolver el problema de ese inmenso núcleo de personas que no cuenta con el dinero para formalizarse, mucho menos un trabajo formal que les garantice un ingreso digno. No es confiscar la mercancía de los vendedores o reforzar el control policial para evitar su establecimiento, sino impulsar mejores y mayores condiciones laborales y salariales; importado en consecuencia para nuestro Distrito Turístico, Cultural e Histórico, amén de procurar su formalización, proceso que demanda grandes exigencias; aprovechar como vemos de expeditos en estos días de pandemia a la ciudad, caso Avenida Campo Serrano y demás otros espacios públicos, y pensar en reubicarlos prontamente como lo amerita nuestra vocación turística, en lo que deben las autoridades apurar paso.

Es cumplir distintos objetivos previo el establecimiento de etapas y selección prioritaria, en el propósito de conseguirles un mejor lugar para su comercio y robustecer su economía; tales como permitir que la movilidad en el centro y otros puntos neurálgicos de la ciudad sea mejor para todos; proveerles en algunos casos módulos con adecuado mobiliario donde se de en mejor forma su  actividad comercial y en otros amoblamiento móvil en espacios públicos establecidos por las instancias municipales correspondientes; reglamentación del uso y ocupación del espacio público; compra o arrendamiento de espacio para la organización que garantice el resto de cupos para reubicación; y, adecuación de instalaciones para lo cual. Señora Alcaldesa, concejales, comerciantes informales, ciudadanía, comunidad, es cuestión de acuerdos y de procurar articularnos a la oportunidad que bien pudiera ser. [email protected] *Jurista

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