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Salua Kamerow cuenta que, por la emergencia declarada a raíz de la pandemia del covid-19, le tocó cancelar su viaje a diferentes países y más bien, hacerlo de manera virtual.
Hasta hace un par de meses, mucha gente quería recorrer el mundo y montar un perfil de viajero en Instagram, incluyéndome a mí, que recorrí estos últimos tres años más de 50 países y descubrí culturas conmovedoras e impactantes.
Cuando ya por fin comencé a monetizar mis experiencias y encontré agencias apasionadas en pagarme por escribir sobre mis aventuras, la pandemia llegó y cancelé casi 7 desplazamientos internacionales programados para los 7 meses posteriores a la llegada del Covid-19.
El mundo me metió un parón en primera base y sentí el existencialismo al 100%; entonces, me pregunté si lo que he estado haciendo es lo que realmente me ha apasionado toda la vida y si lo estaba logrando.
Así pues, seguí las cuentas de otros blogueros y gente joven, colombianos inspirados en historias menos lujosas y más vivas; aventureros de corazón que encontraron color en cada pueblito colombiano y en los atardeceres de mi país natal, en las nubes algodonadas del interior colombiano y gente que me regaló un suspiro para aguantar las circunstancias anormales del brote. Entonces escogí 10 cuentas, pero hoy solo les voy a contar de una que me sirvió como reflexión para mi futuro.
Kelly es una colombiana cuyas habilidades y formación profesional inspiraron su perfil en Instagram:@dondeesta_kelly. Kelly no solo toca guitarra, también hace yoga y meditación en sus historias; toma las fotos más espectaculares del cielo desde su terraza y edita las que toma encerrada en su cuarto, para hacernos creer que está en algún jardín atollado de flores exóticas con los paisajes más estupendos y coloridos.
Ver a Kelly me llevó a la realización de que tal vez mi sueño ha sido ver el mundo, pero mi misión es otra porque mis habilidades no son para el arte.
Volví a mi cuna legal, donde me han arrullado las decisiones judiciales y me han conmovido los casos que han cambiado el mundo. Estaba lista para aplicar al Juris Doctor y defender las causas que me apasionan como la protección de derechos civiles y no lo iba a aplazar más. Este era el momento para escribir y presentar mi aplicación.
Hasta ahora no he dicho nada. ¿Qué me cautivó de Kelly? su interacción constante con sus seguidores. Ella ha aprendido a conocer a sus discípulos cibernéticos y su interacción es bastante genuina con ellos. Adicionalmente, el lanzamiento de su podcast me generó curiosidad. Hay gente que hace esto por popularidad y otras personas lo hacen por vocación—yo ni por lo uno ni por lo otro, lo hacía por ver el mundo—.
Pero esta pandemia trajo a los verdaderamente Instagramers, la posibilidad de expandir sus representaciones en la virtualidad; como a Kelly, que le trajo la oportunidad de crear un podcast (en Spotify), se llama ‘De bocas libres y pies pa’ caminar’ y ya van dos episodios emitidos en abril. Kelly es juvenil y contagia con su capacidad de ver lo más especial en las vicisitudes más lacónicas de la vida.
Definitivamente, esto de ser Instagramer no era para mí; yo he sido siempre muy escueta; ella es recargada, su visión es especial, y puede dar lo que su fanaticada le pide.
Recibí varias aceptaciones a varias universidades y escogí la más conveniente para mi vida; mientras tanto, seguía a Kelly en Instagram y le escribí. Me compartió muchas cosas sobre su vida, me dijo que se dedica a la fotografía y al contenido audiovisual para marcas y empresas y que soñó por mucho tiempo en aprovechar su amor por la música y hacer bailar al mundo a su ritmo mientras llega a lugares inexplorados por el común denominador.
Estudió Administración Hotelera y se ha mantenido en esa profesión, incluso, a través de sus viajes. ¡Ah! tiene sentido; sus habilidades para editar son impactantes y sus viajes son representados en las fotografías más autóctonas de su recorrido.
Kelly me motivó en esta pandemia a ver nuestras experiencias (incluso encerrada) con otros ojos; con los ojos de la esperanza por la normalidad y el aprovechamiento del descanso que el universo nos regaló a través del Covid-19, para pensar en qué he hecho.
Seguiré escribiendo y viajando, pero voy a dedicarme estos próximos dos años a ser lo que soñé desde niña, verme en una corte estadounidense litigando siendo ‘culozunga’.
Les contaré más la próxima semana y me despido con la frase favorita de Kelly: “todos tenemos la capacidad de darle al mundo lo que otros no pueden”. Yo le voy a traer al mundo justicia. Y ustedes, ¿qué le traen al mundo hoy?
Nos ‘vemos’ el próximo martes para llevarlos a conocer mi mundo a través de mis historias.