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´Al proceso de paz hay que tenerle paciencia´, dijo Carlos Alfonso Negret

 Oriundo de Popayán, Cauca, a sus 58 años Carlos Alfonso Negret, Defensor del Pueblo desde hace cuatro años, se dedicó a recorrer Colombia en chalupas, lanchas, a lomo de mula y con sus infaltables botas pantaneras que lo identifican cuando llega a sitios recónditos del país. 

A esa Colombia profunda, como él la llama, es a la que se atrevió a ir pese a la violencia. Escuchó a indígenas, comunidades afro y campesinos, durmió en chinchorros, esteras y recorrió la nación con su equipo, con el fin de evidenciar las problemáticas más complejas que tienen en zonas apartadas.

En diálogo con HOY DIARIO DEL MAGDALENA y la Agencia Colprensa, Negret, que cierra su periodo en agosto, dejó claro los retos a los que se sigue enfrentando el país: la implementación de los acuerdos, la muerte de los líderes sociales, la deuda que existe con los derechos humanos y las situaciones irregulares en el interior de las fuerzas armadas, entre otros.

Usted llegó a la Defensoría con un reto diferente a quienes lo precedieron en el cargo: implementar los acuerdo de paz. ¿Cuál es el panorama? 

Creo que el eje de la implementación es la reincorporación y el eje central de la reincorporación es la sustitución. Hay que redoblar esfuerzos para que eso funcione, no es fácil porque en las regiones vulnerables el Estado mucho tiempo los dejó abandonados y los únicos que hemos llegado hasta allá somos la Defensoría del Pueblo y los que compran la droga, los narcotraficantes.

Tenemos que trabajar de la mano del sector privado con la Federación de cacao, de arroz, los cafeteros, el consejo gremial, si ellos entran y logran darle la mano a estas 10.000 personas que decidieron dar el paso a la civilidad y la paz, la historia será diferente.

En los avances, si ha pasado y bastante, pero se debe seguir. La paz es un proceso a 15 años, vamos en cuatro, y falta seguir empujando este proceso de la mano de todos los actores, el Gobierno Nacional, los gobiernos locales, entre otros. Se debe dejar claro que la paz es una sola. La paz de (Iván) Duque y la Paz de (Juan Manuel) Santos, es la misma.

¿Vale la pena seguir apostándole a la paz pese a sus detractores?

Colombia no tiene otra opción sino la paz, y la paz es luchar entre todos contra el hambre, luchar porque a todos los colombianos nos llegue una buena educación, una buena salud. Los campesinos, los indígenas, los afros saben que no les va a llegar de un día para otro, pero lo importante es que trabajemos en ese beneficio sin ningún color político. El hambre no es de derecha, de izquierda, ni de centro, todos debemos trabajar.

Los excombatientes de las FARC juegan un papel importante en la implementación de esa paz ¿qué decir de ellos?

Nosotros a principio del proceso visitamos 16 zonas veredales y encontramos muchas personas jóvenes. Hallamos muchas “camaradas” embarazadas con el fusil al hombro y sus parejas, pero vimos amor, vimos cariño e ilusión en que habían hecho lo correcto. La gran mayoría siguen en los procesos de reincorporación y en eso tenemos que seguir trabajando. El Gobierno debe tener focalizado el uno a uno por municipio, por departamento, para no perder de vista que los excombatientes dieron un paso que es claro, que creo no se equivocaron porque el camino es la paz y no la guerra.

 Otro punto neurálgico que tiene el país es la muerte de los líderes sociales. ¿Cómo estaba este tema cuando usted asumió el cargo y cómo lo deja cuatro años después? 

Cuando nosotros llegamos no se hablaba de los líderes sociales, no se hablaba que los estaban asesinando y creo que podemos decir, tal vez con una organización ‘Somos Defensores’, que fuimos los pioneros en empezar a decirle al país y al mundo, que en Colombia necesitábamos que nos dieran la mano, porque estábamos en un proceso de paz muy importante. Lo que hicimos fue empezar a documentar el asesinato de los líderes sociales. ¿Qué pasaba antes del 2016? que lo líderes los asesinaban y los enterraban y nadie decía nada. ¿Qué nos sirvió del proceso de paz con las Farc? Que se visibilizó los asesinatos de los presidentes de juntas locales, el líder ambiental, y líderes que no quieren en su territorio el cultivo de coca, la delincuencia y la criminalidad.

Ustedes han reseñado la falta de presencia del Estado en territorio, eso de cierto modo, ha hecho que los grupos al margen de la ley se apoderen de corregimientos, y por su puesto, se generen muertes no solo de líderes sociales sino de civiles…

Las Farc y los movimientos guerrilleros antes caminaban en columnas de más de 30 hombres. Hoy lo que están usando los grupos ilegales es el sicariato, ir a buscar a la persona a la casa, a la vereda, al corregimiento y ahí lo asesinan. Es importante que las Fuerzas Militares lleguen a zonas conflictivas como el andén pacífico, Cauca, Catatumbo, Meta, Bajo Cauca Antioqueño y Sur de Córdoba, Guaviare y Caquetá.

 Mencionó un plan bandera de su administración: las alertas tempranas. ¿Qué decir de ellas?

Una alerta atendida es una muerte evitada, esa ha sido nuestra premisa y los hemos dicho en los dos Gobiernos: Santos y Duque. Generalmente hablamos y recomendamos un cuidado especial para los excombatientes, un cuidado especial en algunas zonas con las mujeres, siempre focalizamos los temas.

Nuestras alertas tempranas son un mecanismo muy importante que si los alcaldes y los gobernadores lo tomaran en cuenta evitarían muchas situaciones de criminalidad. Por ejemplo, en 2017 y 2019 emitimos alerta temprana en Magdalena, donde el alcalde anterior y el actual pusieron en duda la alerta temprana, pero si se hubieran leído con juicio los documentos emitidos por la Defensoría, los temas de amenazas que hoy le están pasando al actual gobernador y exalcalde hubieran podido prevenirse.

Pese a la falta de presencia de Estado que mencionamos, el territorio siempre ha estado militarizado, pero eso no parece ser suficiente…

Las fuerzas militares y la Policía Nacional tienen un trabajo importante. Ser de la FAC, ser de la Armada, ser del Ejército no es fácil, ellos cumplen un mandato constitucional, lo que es ilegal lo tienen que combatir, y eso tiene que seguir así.

Hablando precisamente de los soldados, en las últimas semanas se han conocido hechos aberrantes contra menores de edad y mujeres, presuntamente, por parte de ellos. ¿Cuál es la postura de la Defensoría?

Son más de 500.000 hombres de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, lo he venido diciendo, se lo dije al Ministro de Defensa y a los comandantes de las Fuerzas, que son hombres que llevan 30 y 35 años en terreno, que algo no está funcionando en lo que ellos llaman “doctrina de las Fuerzas Armadas”. No puede haber un solo caso de abuso sexual, algo está fallando, algo en los derechos humanos está fallando.

Otro punto importante que usted menciona son los derechos humanos, ¿cómo están en Colombia?

Todos los días se deben redoblar esfuerzos para que no haya ninguna violación de derechos humanos. La mayor garantía que no haya vulneración fue el proceso de paz con las Farc. Logramos que un grupo ilegal dejara las armas y con eso se tuvo que haber bajado el índice de violación de derechos humanos. Se acabaron muchas actividades ilícitas que promovía el grupo guerrillero.

De modo que todos los días nos tenemos que levantar como ciudadanos para trabajar que en Colombia no haya ninguna violación de derechos humanos, si ponemos empatía, amor y cariño lo podemos lograr. Pero a ciencia cierta, no hay un contador que nos puede contabilizar cómo están.

– La salida de circulación de las Farc del mundo criminal disminuyó, de cierto modo, las actividades ilegales, pero, aún quedan más grupos. ¿Desde la Defensoría han visibilizado esas estructuras? 

Con tristeza tengo que decir que no pusieron cuidado cuando la Defensoría anunció que las disidencias de las Farc estaban en aumento, hoy es un grupo ilegal muy grande, el ELN con quien debemos trabajar para tener puentes y conseguir la paz, sin embargo, una condición para llegar a eso es que nos devuelvan a los niños que están en la guerra, sumado a que no deben reclutar y extorsionar. No le queda bien a las disidencias y al ELN seguir secuestrando ganaderos, no les queda bien secuestrar a personas que generaron empleo.

En las alertas tempranas emitidas, la Defensoría ha denunciado presencia de Carteles Mexicanos, ¿esto es una realidad con la que tiene que vivir Colombia? 

El narcotráfico es un comercio transnacional. El comprador y financiador ideal de los cultivos son algunos colombianos, pero también las mafias mexicanas, sin lugar a dudas, están en el territorio, nosotros lo habíamos advertido y, desafortunadamente, tampoco nos hicieron caso.

– Si bien el órgano defensor no cataloga los delitos en el territorio nacional, la entidad ha hecho un mapeo de desplazamiento forzado, minería ilegal, desplazamiento, entre otros delitos. ¿Cuál es la preocupación de la entidad, además de lo que ya se ha focalizado?

Hay algo que nos preocupa, y es el silencio con la deforestación en la Amazonía y la Orinoquía. Según lo que ha dicho el gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, es que a los campesinos les están pagando cinco millones por hectárea de tala. Es una situación preocupante, pese a que desde las Fuerzas Militares se hace un esfuerzo.

– ¿Cuál es la recomendación que le hace al Gobierno Nacional y a la persona que llegará a ocupar su cargo? 

Tenemos que ir a las regiones a escuchar, a sudar, a mal dormir, a coger una mula, una panga y mar abierto. Si uno como servidor se pusiera en los zapatos del que tiene al frente, no en Bogotá que estamos encorbatados, sino en las regiones con botas y sudados como lo hacen los analistas de la entidad, se entendería la cotidianidad del otro. A mi sucesor le digo que tiene una entidad muy bonita. Mi recomendación es trabajar con cariño, con amor y con pasión por los invisibles del país./Colprensa

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