HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Gobernantes confiables

Los gobernantes, de conformidad con lo que a diario vemos, no conocen a su gente y en respuesta a ello la gente no les cree ni confía en las instituciones, razones por la que lejos estamos de comenzar a construir un nuevo fortalecimiento político, vivir una nueva era en lo social, cultural, político, económico, ambiental, dialectico y estructural. Los políticos, producto de sus acciones, son cada vez más vistos como personas poco confiables, mentirosas, perversas, indolentes, con altos índices de rechazo, lo cual hace improbable, sociedades coherentes, pero sí intolerantes, débiles, decadentes, irrespetuosas, sin principios ni valores, temerosas, sin identidad ni futuro y cada vez más aisladas.

Tenemos que pensar en gobernantes para nada sobredimensionados con base en mentiras a medias, abiertas y descaradas, sino cautos y experimentados, que puedan y sepan sortear con sinceridad los embates que a cada momento y desde distintos frentes se producen contra el ciudadano de la calle, contra el ciudadano de a pie. Gobernantes interesados en el mejor porvenir para sus asociados, en derrotar el escepticismo; no en mandatarios cínicos y descarados. Gobernantes probados, de primera magnitud y superior condición, previsivos, con nuevas ideas, con iniciativas que cambien el statu quo, de y con otras formas de hacer política y de gobernar, modernos en el mejor sentido del término. Que no antepongan las mentiras a los hechos.

Gobernantes capaces de atreverse a cerrar las brechas enormes que tenemos en cuanto refiere bienestar, injusticia, impunidad, marginalidad de una buena parte de la población, de la juventud. El desencanto con los políticos y sus partidos es manifiesto, y lo que es peor, a quienes la gran mayoría (la abstención es un ejemplo) no les cree, una de las razones por las cuales las denominadas redes sociales ganan cada día más influencia y surgen múltiples organizaciones, grupos de reflexión, análisis críticos, denuncias de abusos y corrupciones, como sostienen importantes estudiosos de la ciencias sociales y políticas.

Samarios y magdalenenses tenemos la tarea inaplazable de hacer que las cosas no sigan como vienen desde siempre, sino desde el buen juicio, la sindéresis, facilitar que las cosas cambien para bien y mejor. No se trata de actuar con enojo, ira ni resentimiento sino con verdad en contexto de falencias y realidades. Procurarnos una clase política que entienda y sienta a nuestra sociedad. Sentir nosotros que aún es posible, que estamos a tiempo de recuperar la credibilidad en la política y hacer entre todos los estructurales que nos lleven a nuevos contextos de integral progreso. [email protected]

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