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Hoy termina la cuarentena ¡pero ojo, el virus no se ha ido!

Colombia llega hoy 31 de agosto al fin del aislamiento social obligatorio y desde mañana 1 de septiembre empieza con el que bien puede considerarse como el desafío a la disciplina social y la responsabilidad individual más grande de las últimas décadas.  

Evitar el contagio estará en cabeza de cada quien y de su mayor o menor capacidad de aplicar recomendaciones básicas como el distanciamiento social, el uso del tapabocas, el lavado de manos y otra serie de procedimientos sanitarios para evitar la infección.

Es claro, igualmente, que el segundo gran reto que desde ahora asume el país será su capacidad para aplicar de forma efectiva y práctica el plan de reactivación económica y social que el gobierno.

Duque anunció por más de 100 billones de pesos. Un plan que debido a la estrechez de las finanzas públicas deberá ser jalonado principalmente por un sector privado bastante golpeado. Y un plan en el que le corresponderá al Presidente de la República, bien posicionado en las encuestas, la difícil tarea de allanar los consensos con todos los sectores para reconstruir lo que la pandemia arrasó en múltiples flancos.

LA NUEVA NORMALIDAD

La nueva normalidad en la que entró el país luego de las cuarentenas rigurosas, que a su vez dejó postrada a la economía, aceleró el desarrollo de nuevas competencias y actividades que estaban planeadas para emprender de a poco.

Hoy, las actividades tradicionales de la economía, han generado varias cuestiones. Una de ellas, que por medio de la tecnología y la innovación, el país debe acelerar la transformación y productividad para lograr encausar a la población hacia la modernidad que hoy exige la globalización.

Otro sector que debe acelerarse es el teletrabajo, que con la actual pandemia ha demostrado que permite a las empresas seguir funcionando y mantener el empleo en muchos casos.

Así las cosas, Colombia llega a este 1 de septiembre con el que bien puede considerarse como el desafío a la disciplina social y la responsabilidad individual más grande de las últimas décadas. Evitar el contagio estará en cabeza de cada quien y de su mayor o menor capacidad de aplicar recomendaciones básicas como el distanciamiento social, el uso del tapabocas, el lavado de manos y otra serie de procedimientos sanitarios para evitar la infección.

Es claro, igualmente, que el segundo gran reto que desde ahora asume el país será su capacidad para aplicar de forma efectiva y práctica el plan de reactivación económica y social que el gobierno Duque anunció por más de 100 billones de pesos. Un plan que debido a la estrechez de las finanzas públicas deberá ser jalonado principalmente por un sector privado bastante golpeado. Y un plan en el que le corresponderá al Presidente de la República, bien posicionado en las encuestas, la difícil tarea de allanar los consensos con todos los sectores para reconstruir lo que la pandemia arrasó en múltiples flancos.

Cuando el pasado 23 de marzo Colombia entró en régimen de cuarentena poblacional, como principal fórmula para frenar la amenaza inminente que significaba la pandemia del covid-19 –cuyo primer caso en nuestro país se detectó el día 6 de ese mes–, pocos pensaban que la emergencia sanitaria se extendería por más de cinco meses.

Esa es, pues, la primera gran conclusión sobre cómo llega el país a este 1o. de septiembre, cuando se acabará el llamado aislamiento preventivo obligatorio y se entra a un aislamiento selectivo. Es decir, que se terminan los confinamientos de la población como arma primaria para frenar un virus que ya ha contagiado a casi 600.000 personas y causado alrededor de 19.000 decesos.

Visto todo lo anterior se entiende porqué, así como hay una gran expectativa respecto a la reactivación casi total del país a partir del martes próximo, también existe cierto temor en una parte de la población y las autoridades municipales y departamentales respecto al riesgo sanitario que significa prender a Colombia cuando todavía la curva epidemiológica no ha cedido lo suficiente.

La reanudación gradual del transporte aéreo doméstico e internacional, así como del terrestre público y particular de larga distancia a partir de la próxima semana constituye un reto frente a la estrategia sanitaria aplicada hasta el momento, en donde la clave ha sido el control regional y local de los focos de contagio.

Es claro que ahora, con la eliminación de las cuarentenas y la autorización para que los colombianos se movilicen en aviones y por carretera por todo el territorio, existe el peligro de que municipios que han tenido una baja o nula afectación por el virus terminen siendo impactados por esta “nueva normalidad”, en la que la tesis ya no es esconderse del virus sino convivir con él, aplicando estrictos protocolos de bioseguridad y en espera de que prontamente se descubra y distribuya la anhelada vacuna.

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